Como homenaje al arte y a la vida presentan ''El artista y la modelo''

SAN SEBASTIÁN, ESPAÑA (24/SEP/12).- Como un homenaje al arte y a la vida, el director español Fernando Trueba presentó aquí su película "El artista y la modelo", una nueva apuesta en blanco y negro y en este caso, con apenas unos minutos de música.

"El artista y la modelo" se presenta en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, norte de España, aunque también se encuentra en la terna por la carrera al óscar a la mejor Película de Habla no Inglesa.

Al respecto, el director, nacido en Madrid en 1955 y quien dirigió "Chico y Rita", la que aspiró al Óscar por Mejor Película de Animación en la edición 83 de estos galardones, afirmó que "en esta profesión, a veces te dan premios, a veces bofetadas".

"Así es la vida, es parte de nuestro oficio y nunca hay que creerse ni los premios ni las bofetadas, sino seguir haciendo el trabajo lo mejor que uno pueda", dijo.

Para Trueba, "cada película es como vivir una vida, y cada rodaje es muy diferente, es como juntar a varias personas para zarpar en barco en busca de un tesoro y no sabes si lo vas a encontrar, pero lo que importa es el proceso".

En "El artista y la modelo", en la Francia ocupada de 1943, viven un viejo escultor y su esposa en un pequeño pueblo cercano a la frontera española. El artista Marc Cros (Jean Rochefort), de 80 años, dejó de esculpir hace ya tiempo.

Ha visto dos guerras y, desilusionado, no espera gran cosa de la vida y de la especie humana. Pero un día su mujer, Léa (Claudia Cardinale), recoge de la calle a una joven campesina española, Mercè (Aída Folch), que huye del ejército franquista.

El matrimonio le ofrece a Mercè que viva en el taller del escultor y, mientras dure su estancia allí, que sea su modelo en la que será la última obra del viejo Cros.

Poco a poco, nace una hermosa relación entre la joven que acaba de empezar a vivir y el artista que ve cercano su horizonte final. En el taller de la montaña, mientras trabajan, modelo y artista hablan con sencillez y cercanía de todo lo que les rodea.

El director expuso que "la película intenta retratar el momento de plenitud inesperado de un ser humano, cuando él piensa que todo se ha acabado, que la vida no tiene sentido ni posibilidad, y vuelve a tener un momento de plenitud".

"Dentro de una época negra, una época oscura, ve como la vida se abre paso. Ciudades bombardeadas y almendros en flor, así lo veo yo, expresó.

Asimismo, con respecto al tema del arte en el filme, anotó que "solo es artista el que es artesano, si no hay oficio, técnica, no puede el arte existir".

Consideró que "vivimos una época en la que en las escuelas de Bellas Artes dan clases de genios, pero no se les enseña que hay que mancharse, tocar la materia, y ésta es una película matérica, donde las manos tienen su importancia. Yo no separo esa cosa del arte del artesano, como no separo las manos del alma".

Sobre el hecho de que es una película en blanco y negro, Trueba afirmó que no hubo un momento en el que se tomara la decisión de realizarla de esa manera, "porque nació así, era en blanco y negro, y antes de que se escribiera una línea del guión, no hubo decisión ni discusión sobre el tema".

También con respecto a la música aseguró que siempre sintió que debiera ser casi sin ese elemento, "pero no quise tomar la decisión anticipada, aunque al final sentí que no, que el trocito del final de la novena de Malher, que siempre fue lo que pensé para acabar la película, era suficiente".