Cineastas afirman que no necesitan mucho dinero para hacer cine

MONTERREY, NUEVO LEÓN (21/AGO/2011).- Eduardo Lucatero y Javier Colinas, director y productor de la película "Preludio", compartieron su deseo de mostrar con este trabajo que no se necesitan millones de dólares para hacer cine, sino sólo un buen guión.  

Como parte de las actividades de la séptima edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey (FIC) que concluye el 28 de agosto próximo, el director general del FIC Monterrey, Juan Manuel González, presentó en conferencia de prensa a ambos cineastas, quienes compartieron que "Preludio" surgió de la necesidad de elaborar un largometraje poco convencional.  

"Tenía mucho tiempo de querer hacer una película de dos personas platicando y en plano secuencial. Hacer algo sin dinero, donde absolutamente todos los que participaron o son muy amigos míos o amigos muy cercanos; era casi como hacer un corto de estudiantes", dijo Lucatero.  

Añadió: "Mi idea es que la gente se inspire a hacer una película, que vea que no necesitan 100 millones de dólares, que es cosa de juntarte con tus amigos, que te echen la mano, hacer un guión y si quieres tener actores famosos, y tu guión es bueno lo van a aceptar, porque la mayoría quiere experimentar algo diferente".  

El filme que se desarrolla en la terraza de un departamento ubicado en medio de una zona de altos edificios muy cercanos al aeropuerto, cuenta con las actuaciones de Ana Serradilla y Luis Arrieta.  

"Tenía ganas de hablar de la Ciudad de México, porque creo que frecuentemente se muestra el lado más feo y en general del país, y es algo que le ha llamado mucho la atención a los europeos, que están acostumbrados a ver cine mexicano, y te dice: 'No pensé que hubiera edificios altos'", dijo Lucatero.  

El director del filme dijo que uno de los retos era hacer una película que no se haya visto, por lo que esta vez optó por mostrar el lado que nunca se ve en las películas convencionales: El momento en que se inicia la conversación y ésta se va desarrollando hasta que esas dos personas sin planearlo, terminan por enamorarse.  

"Mi esperanza es que el espectador sienta que está ahí en la fiesta con ellos, siempre me ha interesado hablar de las cosas como me gustaría verlas y que no se hacen seguido. El silencio incómodo, las miradas, los gestos, los detalles con las manos, muchas de esas cosas las estuvimos trabajando muchísimo tiempo para que se viera real", concluyó.