Viernes, 22 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Realizadores mexicanos, argentinos y venezolanos llevan a Francia su trabajo

Cine de autor latinoamericano inunda Biarritz

Realizadores mexicanos, argentinos y venezolanos llevan al festival de Biarritz su trabajo

Por: AFP

BIARRITZ, FRANCIA (03/OCT/2013).- ¿Para qué sirven los festivales  internacionales? Los realizadores de América Latina, cuyas películas en rara  ocasión alcanzan una difusión masiva, afirman que son vitales para que su cine sobreviva y circule.

José Luis Valle, director mexicano de 35 años del filme "Workers", lo  estrenó en la Berlinale, lo mostró en Guadalajara, la semana pasada en San  Sebastián, y ahora en Biarritz. La siguiente etapa será Lausana, en Suiza.

Ambientado en Tijuana, narra con ironía dos historias: la de un trabajador  que a la hora de jubilarse descubre que no cobrará pensión y la de la empleada  de una millonaria obsesionada con el perro, a quien lega su fortuna.

"Lo que me interesa es ver cómo dialoga la película con los distintos  públicos, cómo funciona con la sensibilidad de la gente en Suiza, Argentina o  México".
Cada público le aporta su propia lectura: "En Berlín hubo una lectura super  política: ¡Se pensaron que era un manifiesto anarquista!" "No era esa mi  intención", aclara, pero admite que "tiene varias capas de lectura".

"Los festivales --explica Valle--, son el primer círculo donde se mueven el  tipo de películas como la mía. El mercado está copado por productos de consumo  masivo. Es como el tema de los subsidios estatales, sin los cuales este tipo de  cine no subsiste".

Andrés Spinelli es argentino, de 47 años, y trabaja en París, donde además de cine hace teatro. Está montando un proyecto de película. Tiene el título  --"El factor suerte"-- algunas imágenes y el guión: un argentino que después de  20 años de exilio decide volver a su país, donde nada sucede como él esperaba.

Como muchos realizadores no consagrados, Spinelli está a la búsqueda de una  estructura de producción que respalde con dinero su proyecto. Están las ayudas  a la creación del Centro Nacional del Cine (CNC), pero no siempre alcanzan.

Los festivales de cine como el de Biarritz --en este caso especializado en  películas de América Latina--, son para artistas como Spinelli una forma de  hacer contactos que tal vez le permitan algún día concretar su idea.

"Vine a Biarritz por los contactos, porque en San Sebastián ya tenía dos citas con dos productores y aquí vine para ver si podía generar alguna otra  conexión en búsqueda de producción", explica a la AFP. Su propuesta ya pasó por  el Festival de Toulouse (sur de Francia) como "proyecto en desarrollo".

Discute ideas y proyectos con otro argentino, Alexis Roitman, de 32 años,  llegado desde Buenos Aires con un documental de 78 minutos, "Ensayo de una  Nación", que forma parte de las diez películas que compiten en ese rubro.

"Estoy feliz de que mi película haya sido seleccionada, pero vengo sobre  todo a Biarritz por los encuentros, para ir creciendo personalmente, más que  como regocijo personal", comenta.

Olivier Compagnon, miembro de comité que seleccionó los diez documentales  en competencia, observa desde hace tiempo la evolución del Festival de  Biarritz, donde fue miembro del jurado en años anteriores.

"Hasta hace cuatro o cinco años  --explica--, el cine de América Latina era  sobre todo político. Ahora aparecieron otras dos tendencias: documentales más  intimistas con narraciones personales, e investigaciones formales sobre temas más neutros".

Los directores cuyas películas de autor nunca alcanzan la difusión del cine  de Hollywood van mostrando sus obras por el mundo, de festival en festival, y  cuando les va bien consiguen contratos de distribución en alguna de las etapas.

A pesar de que presenta 85 filmes y acoge un numeroso público local, el de  Biarritz es de importancia menor --casi nunca tiene estrenos mundiales entre su  decena de largometrajes en competencia-- comparado con San Sebastián o Toronto,  pero mantiene su lugar en el mapa.

Mariana Rondón, la venezolana que acaba de ganar la Concha de Oro en San  Sebastián, trajo a Biarritz su "Pelo Malo", que además de aplausos se lleva por  lo pronto un contrato de distribución en Francia con Pyramide para 2014.

"Los festivales como el de Biarritz me sirven además para confrontarme con  otras culturas y saber qué está pasando con la película", explica Rondón a la  AFP. "Pelo Malo" seguirá luego viaje a otros festivales: Corea del Sur,  Londres, Sao Paulo, Torino y Tesalónica.

El argentino Santiago Loza presentó "La Paz" y luego la lleva a Londres y  Viena. "A mi película, Biarritz le aporta visibilidad, encontrarse con otro  público, con gente que de otra forma no la vería. "Gracias a los festivales, la  película puede empezar a verse en un país que no es el mío".

La chilena Marcela Said trajo "El verano de los peces voladores", que desde  su estreno en Cannes también ha estado recorriendo festivales: Toronto, Múnich,  Marruecos, India, Sao Paulo y Ginebra. También cosechó más que aplausos: "La  vamos a distribuir en Francia en el primer trimestre del próximo año".

"Es importante que la película circule y ver la recepción que tiene en  públicos diferentes. Saber si las películas se entienden, si comparten los  contenidos, qué es lo que les gusta".

Y un festival también permite ver el cine de los demás. "Hoy vi 'La Paz'  --comenta Said-- y vi que las problemáticas que él trata también están en mis  películas: la sociedad argentina y la sociedad chilena son finalmente bastante  parecidas".

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