Lunes, 25 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Costarricense de nacimiento pero mexicana de corazón, la intérprete rompió con tabúes

Chavela Vargas, la creadora de una forma de cantar que muere con ella

Costarricense de nacimiento pero mexicana de corazón, la intérprete rompió con los tabúes

Por: EFE

Isabel Vargas Lizano fue una mujer libre de ataduras, y marcó una era en la música mexicana. NTX  /

Isabel Vargas Lizano fue una mujer libre de ataduras, y marcó una era en la música mexicana. NTX /

CUERNAVACA, MORELOS (05/AGO/2012).- A Isabel Vargas Lizano "le tocó" nacer en Costa Rica pero halló la vida en México, el país en el que se convirtió en Chavela Vargas y en el que su desgarrado "tempo", su androginia sensual y luminosa, "volteó" todas las convenciones para inventar una forma de cantar que hoy desaparece con ella.

Vargas llegó al mundo en San Joaquín de Flores (Costa Rica), el 17 de abril de 1919, envuelta en muchos nombres -María Isabel Anita Carmen de Jesús-, pero desprovista, según ella misma cuenta en sus "memorias" ("Dos vidas necesito. Las verdades de Chavela"), que nunca le dio, por razones nunca aclaradas, cobijo ni cariño.

Por eso, se empeñó desde muy joven en buscar su lugar en el mundo lejos de su casa, y, con apenas 14 años, tomó un avión a México y allí se quedó "para los restos".

Fue cocinera, chofer, costurera, vendedora de ropa de niños, de todo con tal de quedarse en el país que la atrapó y al que, decía, había llegado como "una niña loca".

Su vida artística empezó a los 30 años al lado de Pepe Guízar -el compositor del segundo himno oficial de México, "Guadalajara"- y aunque todos sus conocidos de la música le decían que dejara de actuar, que "cantaba horrible", ella sentía que lo suyo era precisamente eso.

Poco a poco fue creando su estilo, al principio para que nadie pensara que quería competir "con los grandes", como Guízar o Pedro Infante, y luego porque le proporcionaba la identidad que ambicionaba.

Le pusieron escote y tacones y pasó desapercibida y decidió ponerse "ropa de escándalo", es decir, "pantalón de manta, una blusa blanca muy sencilla y un jorongo", el "uniforme" que ya siempre la acompañaría aunque la gritaran "marimacha" cuando estaba de parranda con sus "cuates".

Sin trío, sin mariachi, sin grupo, sola con su jorongo y su guitarra, sin escándalo ni espectáculo, cantando desde el alma actuó en Nueva York, donde se sentía "en la gloria", y probó suerte en Cuba donde se consagró con "Macorina", que al principio fue prohibida en México, y que fue convertida por la entonces activa guerrilla hispanoamericana, en su himno.

Chavela -"con 'v' y no con 'b', para joder"- grabó su primer disco en 1961 y se pasó por su "republicana gana" lo políticamente correcto para traspasar con su dolor y rebeldía las letras de los grandes autores de la canción mexicana, como los clásicos de su "cuate" José Alfredo Jiménez, Chucho Monje, Roberto Cantoral o Agustín Lara.

"Volver, volver", Amanecí entre tus brazos", "Cuando tú te hayas ido", "Sabor a mí", "Toda una vida" o "Luz de luna" fueron desde que ella los cantó otros pero "La llorona" y "Macorina" serán por siempre puro Chavela.

La muerte de José Alfredo y su extrañamiento voluntario de un mundo que no entendía bien la metieron en un infierno de alcohol y soledad durante 20 años.

Tras recuperarse en 1990, "cuando ya nada tenía y nadie le quedaba", y con el apoyo de la directora teatral mexicana Jesusa Rodríguez, regresó a los escenarios en Coyoacán y empezó de nuevo a llenar.

En 1991 participó el la película "Grito de piedra" que el alemán Werner Herzog rodó en la Patagonia argentina y al año siguiente viajó a España y actuó con un éxito absoluto que repitió al año siguiente, el mismo en el que grabó los discos "Volver, volver" y "La llorona", que recogen sus mayores éxitos.

En 1995 actuó en el Palacio de Bellas Artes de México, en lo que supuso el retorno musical y artístico a su país de adopción y un año después, presentó en Madrid, arropada por su amigo, el director de cine Pedro Almodóvar "Somos".

El 29 de septiembre de 1997 comenzó en Madrid la gira que ella decía entonces que era la de su despedida de los escenarios, y que culminó con un concierto "glorioso" en México.

Homenajeada en 2006 en Ciudad de México, en mayo de 2007 se subió de nuevo a un escenario para presentar "Cupaima", al que siguió "¡Por mi culpa!" (2010).

Muy vinculada a España, sus canciones se han incluido como banda sonora de películas de su amigo Pedro Almodóvar, como "Tacones lejanos" y Joaquín Sabina le compuso la canción "Bulevar de los sueños rotos".

Además, participó en la película "Frida", de Julie Taymor, en la que canta "Paloma negra".

En abril de este año, fue postulada al Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México.

Pese a estar confinada a una silla de ruedas quiso volver el 1 de julio de este año a Madrid, tras 7 años ausente de España, para rendir homenaje a Lorca, en su "otra" casa, la Residencia de Estudiantes, en el que fue su último concierto y presentar su disco "La luna grande".

A los dos días del concierto, el 12 de julio tuvo que ser ingresada en el hospital por una taquicardia. Salió una semana después y regresó a México el 26 de julio.

Cuatro días después, el 30 de julio, ingresó en un hospital de Cuernavaca a consecuencia de una bronconeumonía.

Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (2000), a la que "saludó con todo el alma" en su último viaje a Madrid, estaba divorciada y en noviembre de 2000 confesó en Madrid su homosexualidad.

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