Cerati, o cómo ganarse el título de 'consentido'

GUADALAJARA, JALISCO (05/SEP/2014).- Aunque poco original, no es una exageración decir que con la muerte de Gustavo Cerati (1959-2014) se cierra un capítulo para la historia de la música contemporánea en todo el Continente, no sólo en el ámbito del rock en español, donde Soda Stereo -la icónica banda en la que tomó parte al lado de Charly Alberti y Zeta Bosio- representa un puntal obligado para el revisionismo histórico y social como una de las muy pocas agrupaciones que consiguieron éxito y difusión a nivel Latinoamérica desde hace casi tres décadas.

De esta forma, Cerati hace su irrupción con el grupo en 1982 y lanzan su primer material de estudio dos años después, cuando también comienzan a salir de Argentina para presentarse en otros países de Sudamérica; entretanto, en México la escena del rock es, a nivel comercial y de promoción discográfica, prácticamente inexistente, y sólo algunos discos de bandas españolas y sudamericanas son asequibles para el ciudadano de a pie.

En el principio

Aunque no fueran unos completos desconocidos, Soda Stereo logra programar en algunas estaciones de radio de nuestro país los temas de “Nada personal” (1985), su segunda producción, así como videos en ''shows'' televisivos, “Cuando pase el temblor” y, sobre todo, la versión grabada en su concierto de Viña del Mar (Chile) para “Persiana americana”, se difundieron en el extinto programa “Video Éxitos”, entonces conducido por Gloria Calzada-, lo que potenció el surgimiento de sus primeros seguidores en este país.

Por esa razón, cuando visitan México por primera vez, en 1987, en el marco de su gira “Signos” (mismo título para su tercer álbum) que los llevó el 4 de agosto a dar su primer concierto en la discoteca Magic Circus de la Ciudad de México, a lo que siguieron presentaciones en otros escenarios y recibir apoyo televisivo pues, de manera poco habitual en aquellos años, fueron entrevistados y tocaron en programas de alcance nacional como “Hoy mismo”, “24 Horas” y “Siempre en Domingo”, éste último la plataforma continental de mayor alcance para cualquier intérprete musical.

Fue durante esa misma gira que se registra una primera presentación en Guadalajara (también visitaron Acapulco, Puebla y Querétaro), en el antiguo Hotel Hyatt, un 28 de noviembre de 1987 donde, a juzgar por el recuento de la propia banda, Soda Stereo ofreció “dos funciones” en ese sitio; a partir de ese año, el grupo tendría a nuestro país como visita obligada en sus posteriores giras, lo mismo que el propio Cerati, cuando tras la separación de la banda (en 1997) emprendió su carrera como solista.

Ascenso vertiginoso

El ascenso es tan rápido en el gusto juvenil mexicano que, apenas unos meses después, a mediados de 1988, regresan al país y amplían su gira de conciertos -promocionando un nuevo disco, “Doble vida”- para visitar, además de Veracruz y Monterrey, ciudades como Hermosillo, Mexicali y Tijuana, en el extremo noroeste del país; la impresión que había expresado Cerati en una entrevista para la televisión de México un año antes se cumplía, los jóvenes tenían “hambre” de escuchar rock en castellano.

Para 1989, la suerte está echada y su entronización como grupo continental se confirma con cuatro fechas en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México y tres actuaciones en los Estados Unidos durante su gira “Languis”; la serie de conciertos se prolongó hasta el siguiente año, cuando visitaron en febrero de 1990 la ciudad de Guadalajara, a donde regresaron justo doce meses después para presentarse en el Instituto Cultural Cabañas (ICC) para promover uno de los discos más exitosos de su carrera, “Canción animal” (1990).

Después, Soda Stereo pisó suelo europeo y a México regresan en 1993 y 1996, en ambas ocasiones visitan la Perla Tapatía que, un año después, no pudo formar parte de su gira “El último concierto”, con la que la banda argentina se despedía de los escenarios (algo que se resultaría temporal, solamente) y marcaba el inicio de una notable carrera como solista para Cerati.

El solista viene igual

Interesado por la experimentación con el sonido electrónico; participó en el disco homenaje latino a The Police -”Outlandos D´Americas” (1998)- donde interpreta una versión propia del tema “Bring on the Night” (con Andy Summers y Vinnie Colaiuta); además, compuso un material electrónico a dúo con Flavio Etcheto (para el disco “Medida universal”), en 1999, mismo año en que aparece “Bocanada”, con el que inicia oficialmente su carrera de solista (aunque “Colores Santos”, disco concebido e interpretado junto a Daniel Melero, se realizó en 1992, es decir, el argentino ya emprendía proyectos de esta clase antes).

Fue así que, en uno de los más memorables (y caros) conciertos de pequeño formato, Cerati llenó el 11 de junio de 2000 el Hard Rock Live en Guadalajara, con dos presentaciones que hicieron las delicias de sus fans; ahora, eso apenas significa parte de su itinerario que marcó una época porque, si bien no visitó la ciudad en su gira con “11 Episodios sinfónicos” (2001), para la promoción de su siguiente producción, “Siempre es hoy” (2002), se presentó en la Concha Acústica del Parque Agua Azul el 5 de marzo de 2003.

Último jalón

Memorable y de formato envidiable para quienes asistieron, el 2 de abril de 2004, dentro de la gira “Roken” (con el power laptop trío que integró con Flavius E. y Leandro Fresco), Cerati tocó en el Patio Mayor del Instituto Cultural Cabañas; sin embargo, sería injusto dejar de lado su retorno a la Concha Acústica el 4 de diciembre de ese mismo, dentro del tour “Canciones elegidas 93-04”.

Fue hasta 2006 que el músico retorna al país y a Guadalajara, los días 8 y 9 de junio se presenta en el escenario del Teatro Diana y, como parte de la misma gira de conciertos para la promoción del disco “Ahí vamos”, el 10 de noviembre llena la Arena VFG.

Finalmente, durante la etapa 2009 de su gira “Fuerza Natural” (que promocionaba el disco que apareció ese año), con la que recorrió 7 ciudades del país, se presentó Cerati por última vez en esta ciudad un 21 de noviembre, en el Auditorio Telmex, con un lleno total y, como era habitual, cobijado por las reseñas de los medios que alabaron con entusiasmo su espectáculo.