NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS (12/SEP/2016).- Las colecciones primavera verano de 2017 de Carolina Herrera y Oscar de la Renta, el último y nuevo destino de los diseñadores Fernando García y Laura Kim, dieron hoy una lección de estilo y elegancia sobre la pasarela de la Semana de la Moda de Nueva York.Desde la Frick Gallery del Upper East Side, en un patio interior idílico que teletransportaba muy lejos de la Gran Manzana, Carolina Herrera volvió a demostrar porqué la venezolana está considerada como una de las reinas de la elegancia.Lo hizo por última vez con la colaboración de la pareja de diseñadores que forman Fernando García, dominicano de madre española, y su socia Laura Kim, nombrados hace pocos días codirectores creativos de Oscar de la Renta, la firma que los cobijo en sus inicios.De la nueva colección destaca que el "denim", denostado tanto tiempo a la informalidad, apareció como uno de los tejidos estrella sobre la pasarela, demostrándose así que el buen hacer de un diseño impecable es la base de la elegancia y que un buen tejido sin estructura ni maestría no brilla por si solo.Carolina Herrera volvió a confiar en el elegante binomio blanco y negro en trajes de falda y chaqueta y en vestidos camiseros, entre los que destacaron los de estampado gingham.También se vieron sus icónicos vestidos wrap de noche con escote halter, así como influencias futuristas con tejidos metalizados en vestidos con cinturones que imitan a las gabardinas.Una clase de elegancia que continuó pocas horas más tarde sobre la pasarela con la nueva colección de Oscar de la Renta.Vestidos largos de seda con lazos maxi a la cintura que se extiendan hasta el suelo, formando un efecto cola, fueron de las prendas más aplaudidas de la firma.Mucha pedrería en aplicaciones, flecos, plumas y multitud de detalles de lujo sobre tejidos nobles y patrones austeros, marca de la casa.Y vestidos de princesa blancos con bordados dorados para las grandes ocasiones que ensalzan la belleza femenina como el que lució una de las modelos del momento, la danesa Josephine Skriver.No por casualidad Óscar de la Renta es uno de las firmas preferidas de las estrellas en las alfombras rojas.Igualmente, trajes de falda y chaquetas ajustadas con finos cinturones a la cintura, un look elegante para el día con reminiscencia en los años 50 que nos lleva a imaginar a espías estadounidenses en la Costa Azul, un estilo que también podrían lucir musas de Alfred Hitchcock como Tippi Hedren o Grace Kelly.Era la última colección en la que participó Peter Copping, quien poco antes de la muerte de Oscar de la Renta fue nombrado su director creativo.Ahora, García y Kim volverán a la casa que los vio crecer antes de unirse para formar su propia línea "Monse", en honor de la madre catalana del dominicano, Montserrat.Por otro lado, la firma neoyorquina Proenza Schouler volvió a apostar por una mujer femenina, divertida y con un tono "arty" a través de una colección atrevida en cuanto a colores, tejidos y formas.Geometrías en las siluetas y los estampados fueron el mejor paradigma de una colección muy celebrada por los críticos y que parecía beber del Dadaísmo.Taory Wang por su parte mostró una colección donde adquirió el estilo lencero como protagonista y en la que el diseñador chino desplegó su saber hacer con las telas de lujo y las siluetas sofisticadas.En otro universo se situó la colección de Jeremy Scott, entregada a los años noventa y con multitud de referentes pop, entre ellos la Pretty Woman interpretada por Julia Roberts.La primera fila del desfile del estadounidense fue uno de los más plagados de rostros conocidos del día, como Chiara Ferragni, las hermanas Paris y Nicky Hilton, Kelly Osbourne o Coco Rocha.Y para terminar el día el siempre cautivador Zac Posen, que se entregó al color, con dorados y fucsias como centro de atención en una colección donde también tuvo su espacio el cuero blanco para los dos piezas.El neoyorquino, exalumno de la Parsons School of Design, cuyo nuevo trabajo no se perdieron entre otros la actriz Uma Thurman, demostró su buen hacer con los volúmenes y siluetas en vestidos y faldas, convirtiendo sus prendas en auténticas esculturas del estilo.