Capadocia abre sus puertas nuevamente

CIUDAD DE MÉXICO (01/SEP/2010).- Redención o maldición. Amor o poder. Libertad o muerte. Capadocia tendría que haber sido la primera de una serie de cárceles modelos para las mujeres. Pero la utopía quedó en eso. Las presas y quienes trabajan en ese lugar han perdido lentamente la nobleza que alguna vez tuvieron.

Con un elenco donde brillan nombres como Ana de la Reguera, Nailea Norvind, Margarita Rosa de Francisco, Paulina Gaytán, Juan Manuel Bernal y Dolores Heredia son sólo algunos de los actores de primer nivel que se confiesan seducidos por Capadocia, proyecto de entretenimiento encabezado por Epigmenio Ibarra y que cuenta con la distribución de HBO Latinoamérica a todo el mundo.

Será el próximo19 de septiembre cuando los espectadores descubran qué ha pasado con las protagonistas de la serie, quienes descubrieron en su encierro qué tan bajo puede caer el alma humana en la búsqueda de la redención.

Ana de la Reguera repite en el papel de Lorena, cuya participación promete causar impacto entre los televidentes. “Lorena dejó de ser una mujer vulnerable. Cuando entró sintió que el mundo se le venía encima, pero ahora lo que quiere no es vivir ni dominar en la cárcel. Su única meta real es recuperar a su familia, tener a sus hijos de vuelta. Va a hacer lo que sea para salir de Capadocia, bueno o malo”.

Drama oculto

A pesar de la crudeza en el guión, Capadocia es, en el fondo, una historia de amor. Y es que detrás de temas como la trata, el narcotráfico y el abuso, el guión busca reflejar la angustia de un grupo de mujeres a quienes se les ha negado la posibilidad de rehabilitarse y ser felices.

Para Ana de la Reguera esto se acentúa más en su papel, pues Lorena es una mujer con una vida ya establecida (la propia actriz la califica de ‘fresa’) a quien le arrebatan su libertad y sus bienes, pero sobre todo, lo que más ama: sus hijos. “El instinto maternal está presente en casi todas las mujeres. A mí me costó encontrarlo en la primera temporada, pero para la segunda me quedó claro que Lorena demuestra el amor de una madre que va a superar lo que sea necesario y va a hacer todo, desde chantajear hasta traficar, con tal de volver a tener a sus hijos entre sus brazos”.

Para Ana, la segunda temporada supera a la primera en varios aspectos, pues “ahora la producción es mucho más afinada, grabamos en un estudio maravilloso como el Churubusco. La primera temporada fue de aprender y aprender muchas cosas. Ahora ya tenemos más claro el lugar al que queremos llegar”.

Aunque no es madre ni ha estado presa, Ana tiene un nexo con Lorena: “Ambas somos impulsivas, con todo lo bueno y malo que eso pueda significar. No pensamos ni medimos demasiado las cosas, simplemente las ponemos en práctica”.

Impulsiva y trabajadora,  Ana de la Reguera estará presente en lo que resta del año con varios proyectos: Hidalgo: La historia jamás contada en cine y rodando la cinta Cowboys and aliens en Estados Unidos.

Lo básico:

Capadocia: La cárcel modelo en la Ciudad de México. Nació a partir de la inversión de la iniciativa privada y bajo la idea de rehabilitar a las presas poniéndolas a trabajar como si se tratara de una maquiladora de ropa (cuya marca se llama Cautiva), logrando de paso su reintegración social.

Todo esto es una mera pantalla, pues la cárcel lejos de ser un idílico centro de reinserción, oculta un gigantesco negocio de tráfico de drogas, donde la vida de todas las presas está en constante peligro.

Lorena Guerra (Ana de la Reguera): La cárcel ha transformado de forma profunda a una mujer que alguna vez guardó gran nobleza en su corazón. La metamorfosis de Lorena comenzó cuando puso un pie en Capadocia, y durante la segunda temporada se desarrollará aún más.

Teresa Lagos (Dolores Heredia): Entregada a la defensa de los reclusos en la Ciudad de México, la cárcel de mujeres Capadocia se ha convertido en la gran misión de su vida, aunque también ha dañado su espíritu. ¿Pueden sus ideales sobrevivir a los peores instintos humanos?

Federico Márquez (Juan Manuel Bernal): Para Federico la rehabilitación de las presas es imposible, y aunque lo fuera, prefiere explotarlas como si fueran esclavas dentro de Capadocia, la “cárcel modelo” que terminó convertida en una abominación. Juan Manuel Bernal define a su personaje como un “enfermo de poder”.