Bruce LaBruce: provocador innato

GUADALAJARA, JALISCO (05/MAR/2012).- Menores de 18 años y personas carentes de un amplio criterio absténganse de ver un film de Bruce LaBruce. No solamente sus cintas de bajo presupuesto están plagadas de sexo homosexual explícito, sino que en su narrativa siempre hay una ideología política controvertida que intenta llevar al espectador al límite.

Neo-nazis pornográficos, zombis sanguinarios o mendigos homosexuales son protagonistas perfectos de las historias de este director underground, quien estuvo presente hoy en la sala Gabriel Retes como parte de la programación del premio Maguey.

''The Advocate for Fagdom'' es el nombre del documental realizado por la francesa Angélique Bosio, el cual fue proyectado antes de la intervención de LaBruce con el público presente. La cinta en competencia en la nueva categoría de Cine Queer/LGBTTTI narra la trayectoria de este controvertido guionista, director y actor, quien desde los inicios de su carrera ha sido un genuino defensor de los derechos  homosexuales.  

Pero sin duda un luchador completamente fuera de serie, al que le pareció que el movimiento gay que existía a principios de los ochenta en Toronto era demasiado normal y burgués. Creó entonces su propia corriente basada en el punk, ya que -como dijo-- sólo ahí sintió que podía expresar toda la rabia contenida de su generación hacia la hipocresía social. La revista de punk-queer 'J.D.' del que fue fundador, es un referente cultural de la época.

Cineastas e intelectuales reconocidos como John Waters y Gus Van Sant hablan en el documental sobre el trabajo de LaBruce, y están de acuerdo en el hecho de que aquellos que lo cataloguen como un director de cine porno no han entendido su obra. Se trata más bien de una celebración de la sexualidad perversa, opinan, del tratamiento de la sexualidad como un tema complejo.

El mismo LaBruce afirma que comenzó a incorporar escenas pornográficas como una motivación política, es decir, para hablar de cuestiones sociales en torno a la sexualidad como las representaciones, la identidad y el mainstream gay.

Sin embargo, no es fácil tener una reputación de realizador pornográfico, expresó el canadiense, ya que en muchas ocasiones eso dificulta la obtención de fondos para la realización de sus películas. "Tal vez utilizar el porno es una limitación que me impuse a mí mismo psicológicamente", reflexionó ante el público del FICG.              

El realizador hizo referencia a una exposición fotográfica que presentó en Madrid recientemente llamada Obscenity -en la cual retrata a diversas personalidades españolas en poses de contenido sexual pero con hábitos e imaginería religiosa-- para ejemplificar las reacciones del público hacia su trabajo. En esa ocasión, comentó, un grupo de música cristiana se puso a tocar a un lado de la galería y alguien incluso intentó poner una bomba.

Muchas otras veces su material ha sido censurado de festivales o confiscado por las autoridades. "Me siento muy ambivalente al respecto", dijo La Bruce. "Claro que me asusta que una persona intente poner una bomba en una galería, aunque otra parte de mí piensa que es algo verdaderamente emocionante. Y otras veces es cansado estar todo el tiempo en oposición".

Y, sin embargo, está convencido de que siempre habrá algo por lo cual seguir luchando: "Creo que hay una especie de ilusión acerca de que en la medida en que el mundo progresa las cosas se vuelven más liberales, pero sigue existiendo muchísima gente profundamente conservadora en Norte América. No creo que llegue un punto en que el que yo piense que he dicho todo lo que quería decir: siempre habrá algún desafío y un motivo por el cual luchar".

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL