Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio disputará campeonato

CIUDAD DE MÉXICO (20/JUN/2013).- Con más de 15 años de existencia, de insistir para colocar una propuesta musical hasta ahora de poca tradición en el país, la Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio se apresta a realizar su más ambicioso reto: viajar a Irlanda y Escocia para participar en una competencia mundial de este tipo de agrupaciones.

La gira que realizará la compañía por esos países se llevará a cabo en agosto próximo y en Irlanda participará, en nombre de México y los mexicanos, en una ceremonia en honor al Batallón de San Patricio en el Museo del Emigrante de New Ross.

Mientras que en Escocia participará por primera vez en el Campeonato Mundial de Bandas de Gaitas, que cada año se realiza en la ciudad de Glasgow, a donde se darán cita más de 200 formaciones del mundo entero.

De acuerdo con información de su página en Internet, la Banda de Gaitas del Batallón de San Patricio es la única de su tipo en México. Fue fundada en 1997, en conmemoración del 150 aniversario de la gesta heroica de aquel grupo de soldados irlandeses y escoceses que luchó al lado de México durante la guerra de intervención estadounidense en 1847.

Su objetivo es difundir la música de gaita y toda la tradición que en torno a ella gira, principalmente vestuario, así como honrar a los integrantes del batallón que dieron su vida por México.

No es casual que su sede la tenga en el Ex Convento de Churubusco, Museo Nacional de las Intervenciones, en el sur de la ciudad de México, pues fue en ese lugar donde la formación militar entregó su última batalla, el 20 de agosto de 1847.

La historia del Batallón de San Patricio sucede durante la intervención de Estados Unidos a México, a raíz de la independencia y posterior anexión del estado de Texas a la unión americana. En abril de 1846 iniciaron las hostilidades estadounidenses, y ante la defensa mexicana, en mayo el país vecino del norte declaró la guerra.

Previamente y durante el enfrentamiento, las deserciones en el campo estadounidenses mermaron su ejército, y en este contexto un grupo de soldados escoceses e irlandeses, en su gran mayoría de religión católica y liderado por el irlandés John Riley, dejó la armada de su país. Primero eran 48 pero llegaron a sumar 200 elementos.

Las razones para esa determinación fueron varias. De acuerdo con el portal www.bicentenario.gob.mx, en primer lugar se encuentra que por tratarse de emigrados a Estados Unidos y de religión católica, eran maltratados por sus compañeros soldados estadounidenses.

Una segunda razón es que en el contexto de la guerra, el jefe militar mexicano, Antonio López de Santa Anna, distribuyó en la zona volantes en los que se explicaba que en México no existían distingos de raza, como sucedía en Estados Unidos, y ofrecía terrenos cultivables para los soldados una vez terminados los enfrentamientos.

Así, en abril de ese año los militares escoceses e irlandeses se sumaron a las fuerzas mexicanas, con las que durante la guerra dieron memorables batallas, siendo una de las más recordadas la de Monterrey, en septiembre de ese año, cuando la mayoría de los soldados estadounidenses caídos en la confrontación fue causada por los patricios.

Para febrero de 1847, el batallón que portaba una bandera de seda verde esmeralda, con la imagen del santo bordada en plata por un lado, y un trébol y un arpa en el otro, además que se dice que llevaba la leyenda “Viva la República de México”, también tuvo una buena participación en San Luis Potosí.

Debido a la valentía de su participación en el bando mexicano, el 5 de abril fue oficializada, mediante propuesta del diputado Eligio Ancona, el ingreso oficial de los irlandeses en la defensa mexicana.

Su última batalla del lado mexicano ocurrió el 20 de agosto de 1847, en la resistencia del Ex Convento de Churubusco a la invasión estadounidense. Las fuerzas mexicanas fueron derrotadas y los miembros del Batallón de San Patricio, unos 85, fueron hechos prisioneros.

Posteriormente, la mayoría fue sometida a consejo de guerra y condenados a la muerte por ahorcamiento, pues se consideró que no se merecían la honra de fallecer por fusilamiento.

Cabe destacar que el Congreso de la Unión declaró, el 29 de abril de 1999, a los combatientes civiles y militares de la guerra de invasión estadunidense como “Benémeritos de la Patria” en grado heroico, y para honrarlos se les dio el nombre genérico de “Defensores de la Patria 1846-1848”.

Leyenda que fue fijada con letras de oro en el Muro de Honor del edificio sede del Poder Legislativo, junto con el nombre “Batallón de San Patricio”.