Babasónicos y Placebo: Dos caras del rock

GUADALAJARA, JALISCO.- 17:50 horas. Carretera a Chapala. Algunos se detienen en las tiendas y los minisúper para comprar un refrigerio. Los días lluviosos en Guadalajara regalaron ayer un inédito día soleado. La jornada promete ser larga para algunos.
 
18:30 horas. La luz del Sol todavía acaricia el día, pero con menos intensidad. El aire campirano y la quietud que se vive alrededor de la Arena VFG están a punto de perderse de manera irremediable. Una turba compuesta por miles de jóvenes asistirá a un recital gratuito que se promociona bajo el eslogan de “otro concierto típico”. Pero hay una trampa, porque de típico no tiene nada. Las dos bandas que van a pisar el escenario tienen como común denominador que ambas se engloban en el rock, pero hasta allí. Una, la del Sur, nació de la rica tradición de la música rockera argentina. La otra, de Inglaterra, emana del sofisticado sonido de la generación X.

Su sonido no se parece en nada. Podría decirse que son la antítesis de lo que se esperaría en un concierto “común”, pero lo que estaba por ocurrir era un salvaje encuentro de sonidos.
 
21:03 horas. Las luces del recinto se apagan. La música ambiental queda silenciada ante la aparición de la primera banda de la noche. Los Babasónicos son viejos conocidos de la fanaticada tapatía. Quizás por eso interactuaron poco con la gente, si ya los conocen, ¿Qué tienen que decir? Que hablen con la música. Y hablaron.

Adrián Dargelos, el vocalista, parece tener un poder sobrenatural sobre el público. Su camisa de color pastel parecía diseñada para no perderse jamás en el escenario. Se paseo de lado a lado, llevándose el micrófono como si fuera una sonaja y azuzando al público. Microdancing, Pijamas, Pendejo, y Putita fueron algunos de los temas con los que “encendió” fuerte. El ambiente era de ellos y a lo largo de una hora hicieron una pormenorizada selección de sus mejores éxitos para brindarlos como si de bebidas energéticas se tratara. La gente se quedó pidiendo otra, pero había que guardar energías, porque hoy se presentan en la Capital del País.
 
22:34 horas. Se cimbra el escenario. Brian Molko asalta con arrogancia el escenario. Sus fanáticos le perdonan cualquier desplante ante su genialidad. Hace casi tres años vino con Placebo a Guadalajara, al mismo escenario, pero con otra mentalidad. Ahora está más maduro y el rock que emana por sus poros es más espero. Battle for the Sun su disco más reciente, es el ejemplo más perfecto de ello. La mirada penetrante del vocalista que se refleja en las enormes pantallas provoca un griterío brutal. La batería y las guitarras comienzan a sonar de manera estridente. Son los mismos que con Meds, su material anterior, conquistaron la Perla Tapatía, pero con una experiencia mucho mejor encausada. Ahora vienen por más. “Gracias, buenas noches”, dice Molko tras interpretar un par de canciones. El público está en su bolsa, juega con él mientras recorre el escenario, salta, explota con energía y se ríe. Sabe que haga lo que haga, la Arena VFG seguirá rindiéndoles tributo a Placebo.

Pronto, su camisa blanca y chaleco negro se mojan, la temperatura sube y los colores del rostro se le enrojecen. Adentro de la Arena no hay sol, pero el ambiente está que arde.

Al filo de la media noche el ruido cesa y el silencio regresa. Los sonidos de dos bandas con filosofías opuestas quedan como un eco en el ambiente.
 
Los detalles
+ Fuera de la Arena se vendió mercancía de las dos bandas, pero también se regaló en grandes cantidades el refresco de cola de una marca refresquera.
+ Como suele ocurrir, la prohibición de no fumar y no hacer slam dentro de la Arena fue ignorada por los fanáticos.
+ Pocos incidentes que reportar, salvo el usual tráfico que se vive a la salida de cada concierto de gran convocatoria que hay en el recinto.