Armando Manzanero, agradecido con Yucatán

CIUDAD DE MÉXICO (15/NOV/2010).-  El pasado 22 de octubre, Armando Manzanero inauguró en su natal Yucatán el Festival Anual de las Artes de ese Estado. La cita fue en un recinto que, a partir de ese día, lleva el nombre del autor de joyas del cancionero popular como No sé tú, Dormir contigo, Adoro, Somos novios, Como yo te amé, Felicidad, Esta tarde vi llover y 600 más.

Estos títulos pueden consultarse en la página oficial de la Sociedad de Autores y Compositores (SACM), de la cual es presidente desde hace tres meses, en sustitución del fallecido Roberto Cantoral.

En entrevista, y ante la pregunta de cómo  se siente ahora que un teatro lleva su nombre, el músico responde: “Es muy emocionante que hayan hecho esto en mi tierra, sobre todo cuando yo aún estoy con vida. Soy un convencido de que los homenajes tienen que hacerse cuando uno pueda enterarse; ¡después, ya para qué!”.

Recuerdos sobre el ahora ex Teatro Mérida, son muchos y muy bonitos, argumenta Manzanero: “Fui a la inauguración a principios de los años cincuenta; se hizo mucha publicidad porque era un lugar con mucha capacidad. Lo primero que vi fue una película cómica; después empezaron a llevar espectáculos muy importantes como lo era la Orquesta de Luis Arcaraz, Los Churumbeles de España y muchos otros”.
De un hombre que puede presumir más de 600 composiciones, sería muy poco probable pensar que aún piense en haber compuesto para alguien especial, sin embargo es el propio autor quien responde sin empacho que: “Me hubiera gustado ser María Grever. De ese tamaño es mi admiración por esa señora”.
 
— A los 70 años de edad, con tantas canciones exitosas y con un teatro que lleva su nombre, ya podría dedicarse a cuidar nietos. ¿Qué lo motiva a seguir activo?
— El hombre que se retira empieza a padecer reumas, le crece la barriga, y las rodillas empiezan a no servir. Yo vengo de la raza maya, en la cual estamos acostumbrados a trabajar desde que tenemos uso de razón hasta el día que nos vamos de este mundo. Mi abuelo fue un albañil maravilloso; hacía una casa de principio a fin, desde los ladrillos, porque no habían prefabricados; él trabajó toda su vida. A veces iba a una obra en domingos y mi papá le decía que por qué no descansaba un día. Mi abuelo contestaba: “¿Tú sabes cuánto tiempo voy a tener después para descansar?”. Estoy viviendo mi época más importante, lo que produzco ahora no lo produje hace 50 años. Estuve con Fito Páez en el Auditorio, también canté en Cuernavaca y en Mérida.

— Se sabe que, aparte de crear bellas canciones, es un cocinero. ¿Hay algo en común en estas dos actividades?
— Hay una relación estrecha. En lo primero que se parecen es que si usted va a hacer una canción o un guiso, hágalo bien, si no, mejor ni se meta. Acabo de hacer un guisado propio de estos días porque uno de sus ingredientes se cosecha en esta época, un frijolito que le dicen “pelón”.

— Se ha casado varias veces. ¿Le hubiera gustado tener sólo un buen matrimonio?
— Lo he dicho varias veces: por supuesto que me hubiera encantado. Cuando me contratan para celebrar un matrimonio que ha durado 50 años, hasta me dan ganas de no cobrarles porque es un arte conservar una relación.

— ¿Es verdad que usted quiso ser piloto?
— Sí, pero en esa época los aviones no venían adaptados para que un chaparro como yo los pudiera manejar, así que me rechazaron de la escuela.

— ¿Ha sentido discriminación por su estatura?
— Más bien he tenido privilegios que no imagina, como mujeres más grandes de las que usted pueda tener.