CIUDAD DE MÉXICO (10/SEP/2016).- Para el cineasta y actor Alfonso Arau, el cine mexicano debe concebirse como un arte universal para poder traspasar fronteras, por lo que consideró que temas de interés común son los que deben abordarse para poder impactar en las masas. El director del célebre filme "Como agua para chocolate", comparte su opinión en torno a la situación que vive el cine nacional, sus alcances y retos para ser una verdadera industria. "El cine contemporáneo mexicano está luchando por resurgir, porque se nos cayó. Los presupuestos son muy baratos, pero ya se hacen varias películas otra vez, unas son buenas otras no tanto, unas malas, pero el cine hay va", comentó. Consideró que los "nuevos directores ya traen la visión que les hemos heredado, que es pensar en el mundo, en hacer cine para el mundo porque es un arte universal". Convencido de que el cine mexicano pronto logrará su consolidación, gracias al talento de sus hacedores, Arau expresó su orgullo y satisfacción por haber marcado la pauta, pues logró conquistar con su talento a Hollywood. "Ese ha sido el sentido de toda mi vida", anotó. Satisfecho porque hoy en día el cine mexicano ya está caminando y se respeta a los cineastas nacionales, el realizador compartió que es un honor y orgullo que si hoy un mexicano toca la puerta en Hollywood ya se le abre, lo que no pasaba antes. "Fue muy difícil pero la perseverancia es la clave del éxito y nuestro cine cada vez está mejor", mencionó Arau, quien como parte del tributo que se le rendirá en la Cineteca Nacional el próximo 20 de septiembre, estrenará cuatro películas que dirigió, entre ellas "El embrollo de la sabana", que filmó en Italia. Para hablar del ingenio de los mexicanos, Arau compartió una anécdota: "Estábamos filmando "Dos bribones tras la Esmeralda perdida", con Michael Douglas, en Xalapa, en la punta de una colina y en la escena yo les tenía que estar mostrando ciertas cosas, pero el director quería que en primer plano hubiera un árbol. Entonces, agregó, "traen una grúa pero como estaba muy empinada no subía y deciden cambiarlo por un tractor, que tampoco subía. Pasan horas y no resuelven, entonces Douglas me pregunta, a manera de broma, ustedes los mexicanos que casi no tienen dinero para la producción, cómo le harían ustedes para resolver este problema". Y le dije: "Deberás quieres saber lo que haríamos (....) Traeríamos a cuatro peones con unas palas y cambiaríamos el árbol y se puso blanco, porque él era productor y le dolió todo el dinero que había gastado. Me dejó de hablar unos días. Los mexicanos siempre somos muy ingeniosos". Sobre el reconocimiento que le harán con la entrega de la Medalla Salvador Toscano el 20 de septiembre, expresó que tiene sentimientos y emociones de todo tipo, porque aún su labor no termina. "Espero vivir un tiempito más y hacer diabluras", anotó. Tras mencionar que se siente apapachado y consentido, manifestó que está satisfecho porque reconocen su trabajo de toda la vida, "que ha sido fuerte, a veces ni agua toma uno. Hay altas y bajas, mi vida ha sido muy bonita, he sido muy afortunado y estos reconocimientos en el tercer acto de la vida son muy satisfactorios". "Me siento muy honrado con esta retrospectiva, la exposición de mi libro de memorias ("Alfonso Arau. Así es la vida (vals para piano)", editado por la Universidad de Guadalajara y escrito por Armando Casas) y con la Medalla Salvador Toscano", concluyó visiblemente emocionado.