Apreciación del Arte

Espacios de autor
Existe una costumbre en la que algunos artistas o personajes célebres suelen heredar un espacio u obra al lugar que los vio nacer. Se trata, por lo general, de personajes emblemáticos para su tierra. Ellos desean regresar el favor de haber nacido o de haber vivido una infancia plena y, en algunos casos, lo que deciden ceder es el nombre. Así, nos encontramos con museos o galerías que sirven como extensión de sus vidas.

Recuperación
Este fin de semana acudí entusiasmado a la Casa de la Cultura Jalisciense, donde aquel edificio proyectado por Julio de la Peña recobra vida después de que se mudó la Biblioteca del Estado. Me parecía una lástima tener ese espacio sin uso y más ahora que el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión también encontró un mejor sitio en avenida México para trabajar (por cierto, de lujo en todos los sentidos). Ahora se aloja en el inmueble de Calzada Independencia, la Galería Juan Soriano que llega para reactivar el espacio que se antoja para volver a convertirse en el corredor cultural que fue, gracias a la presencia del Parque Agua Azul y los teatros Experimental, del IMSS y Diana.

Homenaje
Juan Soriano quiso mucho a Guadalajara. Siempre que visitaba nuestra ciudad, encontraba oportunidades para narrar lo que vivió aquí durante su infancia y juventud, cuando todavía era necesario salir si un artista quería trascender. La Fundación Juan Soriano y Marek Keller A.C. ha traído esculturas en bronce, dibujo y pintura, para que el visitante no solo conozca la obra de este artista tapatío reconocido en todo el mundo, sino para regresar a la ciudad un espacio que estaba en el olvido. El nombre es un homenaje para un hombre que además de ser talentoso, se divertía con lo que hacía, algo que deberíamos hacer en nuestra vida cotidiana.

Pérdida
En la memoria colectiva queda la imagen de un hombre delgado, alto, con barba y boca pintada que camina por las calles del centro de Guadalajara. Juan Kraeppellin, quien falleció el pasado viernes, nunca pasó desapercibido y dejó una huella en la plástica contemporánea de Jalisco, pero sobre todo, en amigos y artistas jóvenes que recibieron su influencia. En mi memoria queda su casa en las Nueve Esquinas, donde se reunía todo tipo de fauna de noveles artistas, y una exposición individual en el Museo de las Artes que sirvió para hacerle justicia a su trayectoria prolífica y para sorprender a propios y extraños con su espíritu contestatario. Podía gustar o no su trabajo, pero jamás pasó inadvertido. Alguna vez me enseñaron que la congruencia consiste en la coincidencia de lo que pensamos, con lo que decimos y lo que hacemos. Éste es el caso de Kraeppellin.