Ana Serradilla y Humberto Zurita comparten escena

GUADALAJARA, JALISCO.- Quizá para quienes asistieron en marzo pasado al Teatro Diana a las dos funciones que ofreció  la puesta en escena Pájaro Negro, entonces protagonizada por Kate del Castillo y Humberto Zurita, les pudo parecer un tanto lejano el caso de abuso sexual a una menor, de parte de un hombre 35 años mayor que la afectada, mas no para los espectadores que anoche asistieron a las dos presentaciones del montaje de denuncia social en el que ahora Ana Serradilla lleva el papel femenino.

Y es que la reciente petición de Estados Unidos a Suiza para que el cineasta Roman Polanski purgue una condena tras el delito que cometió hace tres décadas –al sostener relaciones sexuales con una menor de 13 años- se ha hecho pública en diversos medios despertando la conciencia, objetivo principal de la puesta en escena –según declaró Zurita en su momento- y que ayer cumplió cabalmente con el propósito por el que fue montada. De ese modo, la ficción que se percibió a principios de 2008 ayer cobró vigencia, realidad, comentarios y reflexiones entre los asistentes.
Los silencios marcaron la pauta. Los diálogos de la historia creada por el dramaturgo escocés David Harrower dejaron mudo al público en varias ocasiones, sin dejar de lado momentos cómicos a manera de válvula de escape para una obra densa.

 Conciencia que duele, pero también esperanza. Furia contenida pero también fe. Fantasmas del pasado pero reclamos vigentes. Infierno y frustración. Todo en una misma propuesta escénica que a pesar de su crudeza conquistó al público que agradeció con sonoros aplausos al final del montaje que necesitó de intermedio. 

Finalmente habría que decir que no se trata de una puesta que juzga o condena, simplemente se apega a la corriente escénica llamada In yer face theatre, que se caracteriza por tocar temas controversiales de frente, de manera cruda pero apegada a la realidad, que provoca, que es agresiva pero que lleva un mensaje.

Tal vez quienes ayer fueron testigos de la historia entre Una (Ana Serradilla) y Ray (Humberto Zurita) se fueron a casa con un sabor agrio sobre el tema, pero con una reflexión que invita a la conciencia y con un buen sabor de boca con respecto al trabajo de actuación. Por lo que respecta a Polanski, éste tendrá, le guste o no, que enfrentar a la justicia al igual que el protagonista del montaje.
 
EL INFORMADOR / Altagracia Lizardo Medina