Amores verdaderos de los ingleses

LONDRES, INGLATERRA (28/ABR/2011).- No es el nombramiento de un Papa, la final de una Copa del Mundo, un desastre natural, la clausura de unos Juegos Olímpicos ni mucho menos la muerte de un cantante famoso como Michael Jackson. Es la boda de un príncipe y una plebeya británicos, una noviazgo que poco ha interesado a nivel mundial... y quizás tampoco a la misma comunidad británica.

Y debería ser lo contrario. El boom que se ha desatado una vez iniciada la cuenta regresiva a dicha unión, como si fuera un tsunami levantado por todos los medios internacionales, redes sociales incluidas, tiene a los británicos una vez más y sin tanto esfuerzo en el ombligo del mundo, pero para la gran mayoría parece que no es así.

El hecho de que Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda del Norte y demás integrantes del Reino Unido paralicen por unas horas al resto del planeta no despierta euforia en la mayoría de su gente.

Prueba de ello son el video de la “boda falsa” que ha arrasado en YouTube, los hashtags de Twi-tter y las páginas de Facebook, que los mismos británicos con su peculiar sarcasmo han creado.

Casi se podría decir que esta boda interesa más fuera del Reino Unido que dentro de él, y a los pocos británicos que les importa es por la derrama económica que dejará en materia de marketing y otros conceptos.

Según se ha informado recientemente, numerosos británicos tienen previsto desaparecer de la escena, aprovechando el largo fin de semana festivo que se avecina, o simplemente por la antipatía que les produce este tipo de acontecimientos.

El 32% de los británicos anunció su intención de seguirlo por televisión, contra el 45% que no piensa hacerlo, según un sondeo realizado por YouGov para la web inglesa www.lastminute.com. Mucha gente simplemente aprovechará una serie inesperada de días festivos para irse de vacaciones.
Para nadie es un secreto que la familia real les ha dado más de un disgusto y los ha hecho el hazmerreír a nivel mundial.

Desde la muerte de la admirada y recordada Diana de Gales hace casi 15 años, parecería que el pueblo se ha alejado de la realeza. No se identifica mucho. Los escándalos del príncipe Carlos y su esposa Camila, los del mismo príncipe Guillermo y su hermano, el parrandero príncipe Enrique, que han acaparado los periódicos sensacionalistas tan característicos en esos países, les han bajado rating.

Cada quien festeja a su manera
En Twitter se leen comentarios como que esta boda está muy “inflada”, debido a una desesperación de la familia real por “recrear” lo que fue un pasado glorioso, y qué mejor que volver a poner la misma película, y hacer de Kate Middleton una nueva Lady Di. Sin embargo, han pasado muchas cosas desde ese 1981, cuando fue la boda de los padres del ahora novio.

La verdadera devoción de los británicos, y no es ningún secreto, es el futbol. Y en una semana donde se juegan partidos de la Champions League y de la recta final de la Liga Premier, caso concreto, el Arsenal vs. Manchester United, que prácticamente decidirá al campeón inglés y que se estará jugando horas después de la boda, no será motivo para desviar su atención.

El porcentaje que sí verá la boda por televisión o que se acercará a los escenarios reales, estará feliz del enlace del principe Guillermo, a quien quieren de sucesor de la reina Isabel, que el próximo año cumplirá 85 años.

El resto quizás sí se acordará de su reina, con el God save the queen, el himno nacional británico, que se escuchará antes de los partidos de futbol, y otros tantos escucharán la otra versión, el God save the queen de la banda punk Sex Pistols, que es un himno en los tradicionales pubs británicos.