Alí Chumacero sopla 90 velas

GUADALAJARA, JALISCO.- Alí Chumacero, de quien se ha dicho que es el corazón o, si no, al menos, está en el corazón de la geografía editorial, crítica y poética del siglo XX mexicano, es recordado hoy a lo largo y ancho del país, justo 90 años después de que viniera al mundo en el municipio nayarita de Acaponeta.

Personaje clave en la historia de las letras mexicanas del último medio siglo -ha sido durante 58 años corrector, redactor, tipógrafo y editor del Fondo de Cultura Económica (FCE), pasando por sus manos los originales de libros como El Laberinto de la Soledad, de Octavio Paz; La región más transparente, de Carlos Fuentes; y el poema Muerte sin fin, de José Gorostiza, entre otras obras célebres-, asegura que, para él, “la literatura no ha sido una forma de pasar el tiempo, ha sido una forma de estar en el tiempo”.

Chumacero afronta su nonagésimo aniversario “en forma”, con ganas de “llegar a los 500 años” y satisfecho de la vida que ha llevado. “Vivir humanamente es de verdad saber conocer el mundo -manifiesta- y si a esa experiencia constante se une la preparación intelectual, pues al final uno tiene esa forma distinta de ver la vida, muy diferente a la del común de los hombres”.

Asegura que “el mundo, si no se hace más hermoso, se hace más intenso; si no se hace más intenso, se hace más interesante; y si no más interesante, se presenta como un poema para entrar en él, para verlo, para trabajarlo y para gozarlo”.

Agradece a su padre -“un hombre que tenía una posición económica bastante cómoda, pero no éramos una familia rica”- que desde muy niño le enviara a Guadalajara, a la que se refiere como “una ciudad que yo amo”. Aquí estudió la primaria y la preparatoria, trasladándose después a la Ciudad de México, donde reside desde 1937. Perteneció al grupo de escritores que fundó la revista Tierra Nueva. Trabajó como redactor en varias publicaciones, entre ellas El Hijo Pródigo y México en la cultura, suplemento del diario Novedades. Ha sido una figura fundamental de la editorial del FCE. Desde 1964 es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Alí Chumacero ha dedicado parte de su vida a la crítica literaria, pero es en sus versos donde denota una gran sensibilidad y un fino talento lírico, que lo señalan como uno de los precursores de la poesía moderna mexicana.

Es autor de una obra breve y de construcción deslumbrante, hecha de personajes cuyas historias cristalizan en metáforas de profundidad a un tiempo feroz y dulce, en espacios sórdidos donde florece la vida. Sus poemas son estructuras logradas después de muchas destilaciones y las imágenes y desplazamientos conceptuales son de una dureza y una precisión inmaculadas. Es, en ese sentido, quien mejor recogió la herencia del grupo literario conocido como Los Contemporáneos, sobre quienes ha escrito.

Chumacero, que corrigió también a escritores como Juan Rulfo o Juan José Arreola, se califica a sí mismo como “un hombre dedicado a los libros”, un “obrero” de la literatura. “Nunca quise dejar de ser un corrector de pruebas”, señala el poeta y editor, que rechaza ser definido como un intelectual a pesar de ser autor de las obras poéticas Palabras en reposo (1956), Los momentos críticos (1987) y Páramo de sueños (1996).

Homenaje en Guadalajara

La librería José Luis Martínez de la filial del Fondo de Cultura Económica en Guadalajara se suma a los homenajes a Alí Chumacero organizados en todo el país, con una lectura en voz alta de sus poemas protagonizada por reconocidos autores y ciudadanos anónimos.

Fernando del Paso será el encargado de abrir la sesión literaria a las 20:00 horas. A su voz se unirán las de Luis Fernando Ortega, Ángel Ortuño, León Plascencia Ñol, Karla Sandomingo, Raúl Aceves, Mario Heredia, Luis Medina Gutiérrez y Silvia Eugenia Castillero, entre otras muchas.

Al término de la lectura, cuya duración será de una hora y media, se celebrará un brindis por el 90 cumpleaños de Alí Chumacero.

“Si los versos no sirven para enamorar, no sirven para nada”
Alí Chumacero, poeta y editor