Alí Chumacero regresa a la inolvidable Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO.- Tenía apenas 11 años de edad cuando llegó a Guadalajara procedente de Nayarit y aunque tan solo permaneció en la ciudad hasta 1937 -cuando partió con destino al Distrito Federal-, el poeta y editor Alí Chumacero (Acaponeta, Nayarit, 1918) se siente como en casa cada vez que llega a la llamada "Perla Tapatía".

Hoy, a sus 90 años de vida, asegura estar encantado de regresar a Guadalajara, donde pasó los mejores años de su vida. "Vuelvo cada vez que puedo a reconocerme en el espejo del recuerdo. Llego a la inolvidable Guadalajara con el mismo entusiasmo con que he llegado siempre y con el que siempre llegaré", asegura.

De personalidad afable y una fuerza incontenible que se descubre en sus ojos y sus manos, el vate de las nueve décadas concedió una charla a los medios de comunicación previo a la lectura de algunos de sus más preciados poemas, como parte de la Cátedra Agustín Yáñez, "uno de los mayores escritores que ha dado no solo nuestro país, sino nuestra lengua", afirma.

"Guadalajara sigue siendo mi segunda tierra y el origen de mi afición por la cultura. Ojalá que al morir, y el día esté lejano, la última palabra que yo pronuncie sea ésa: Gua-da-la-ja-ra", expresa sonriente el autor de Palabras en reposo (1956), Los momentos críticos (1987) y Páramo de sueños (1996), entre otras obras poéticas.

Chumacero -reconocido en 2001 por la Feria Internacional del Libro en Guadalajara por su trayectoria editorial- lleva ya varios días de dar vueltas de un lado a otro del país celebrando homenaje tras homenaje a razón de su 90 aniversario. Y aunque asegura que básicamente estos eventos "tienen por objeto cansar al individuo", no ha dejado pasar la oportunidad de llegar a su segunda tierra para recibir un tributo más y aprovechar para encontrarse con el recuerdo, a pesar de que "90 años pesan mucho, cansan; yo me canso".

Con voz pausada, parece buscar en la estantería de sus recuerdos (quizá en un archivo de memorias pasadas tan grande como lo es su biblioteca personal, con más de 40 mil volúmenes) frases e imágenes que dibujen a algunos de sus amigos.
Así, evoca a Yáñez, quien prácticamente ha permitido a través de su cátedra (instalada por la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura) la llegada del poeta: "Jalisco se enorgullece de contar con magníficos escritores, tiene entre ellos a Yáñez, primerísima figura en el manejo de la pluma y gran conocedor de nuestro idioma local. Nos sentimos orgullosos de su Al filo del agua, por ser una novela que, además de importante en el todo general de las letras nacionales, recuerda una región donde se asienta mucho del paso de lo nacional".