Alberto Estrella se despoja de etiquetas

CIUDAD DE MÉXICO.- Quizá los amantes de los melodramas asocien a Alberto Estrella con los personajes de malvado que realizó en historias como Amor gitano o “Entre el amor y el odio”.

Seguramente pocos sabrán que El Tigre de la recién estrenada cinta Amar a morir, fue el simpático personaje Abelardo Montoya en Plaza Sésamo (1973), versión en la que, por cierto, Rosy Ocampo se iniciaba como productora de televisión.
 
El hoy “Angelito” de la telenovela Alma de Hierro reconoce que tal vez la audiencia lo ubique más en personajes de villano, pero quienes conocen su trabajo en teatro y cine lo verán como el actor capaz de interpretar cualquier papel. “Si la gente me viera y ya supiera que voy a hacer francamente me daría mucha flojera. En este sentido, la oportunidad en la telenovela Alma de Hierro ha significado mucho porque pueden verme con una sicología totalmente distinta y darse cuenta de que el trabajo del actor es manejar cualquier tipo de género”.


Con muchos planes

El tiempo pasa rapido. Fue hace 21 años cuando por primera vez participó en una de las telenovelas más importantes de finales de los años 80, Amor en silencio.

Y de entonces a la fecha, el melodrama tradicional, la especie de cenicienta manejada en diferentes épocas y formas es muy socorrida, pero por fortuna siempre hay nuevas opciones.

“Alma de Hierro da apertura a otro tipo de historias que la gente acepta muy bien, con una forma de actuación distinta, más fresca, dinámica, con más verdad, mezclando la comedia con el melodrama y en momentos con la tragedia; eso le ha gustado mucho al público”.

Como actor has hecho cine, teatro, video home, televisión, ¿has pensado en pasar al otro lado?
“Lo que me gusta es actuar, y cuando hay un buen proyecto, sea el medio que sea, lo hago.
El hecho de trabajar mucho no quiere decir que acepte cualquier cosa, he sido muy selectivo, pero también he tenido la suerte de estar en proyectos muy importantes. Soy muy necio, constantemente busco que mi trabajo sea cada vez mejor, y eso ha de notarse para que me siga hablando”.

¿Y en cruzar el río Bravo?
“No es de mi interés ir a Hollywood. Tuve en algún momento la oportunidad de pasar una temporada por allá y probar suerte, pero no me interesó porque los proyectos a los que tenía acceso en ese momento por mi tipo y mi acento eran del mojado, el mexicano, el chicano, el mesero, el narco, una propuesta muy limitada. Creo que soy más útil aquí, y eso es mucho más de lo que podría hacer en un país extraño”.

¿Algún proyecto que te falte hacer?
“Retomar los teleteatros, porque hay muchas obras que la gente se interesaría en ver, cosas de Usigli, Ibargüengoitia, Carballido, Rascón Banda. Lo que hace falta es un productor que se anime, que tenga buenos adaptadores, porque talento hay, y mucho”.

También depende que los ejecutivos quieran intertir, ¿no?
“Es difícil porque a lo mejor no es tan redituable que sólo duren una semana en pantalla y se hagan gastos de escenografía y vestuario, pero tal vez podrían reciclar”.

¿Las películas de El Santo tienen algún lugar en tu gusto cinematográfico?
“De niño las veía y pensaba ¡qué malos actores!, después me tocó estar del otro lado y hacerla de luchador en Santitos, y bueno, ellos eran excelentes para sus peleas en el ring, pero no para la actuación”.