Adrián Rubio evoluciona sin prisa

GUADALAJARA, JALISCO (03/JUL/2013).- Las prioridades en la vida de Adrián Rubio comenzaron a cambiar hace un año. Antes, estaba dedicado a su carrera como actor, a mejorar con cada papel y tratar de quedarse en la mente del espectador. Hoy la balanza ha cambiado. Disfruta igual o más su faceta como histrión, pero ahora existe un importante contrapeso en el plano personal tras el nacimiento de su hija.

Por eso, cuando toma la llamada es imposible que no mencione ambas facetas. Ahora se complementan. Lo público y lo privado. Hacen que Adrián Rubio se sienta “muy contento, en parte por el lado profesional, desde mi participación especial en 'La otra cara del alma'. Luego hice la novela 'Destino' y coincidió que el trabajo en la serie 'A corazón abierto', que tuvo cierto éxito y me hizo rodar lejos del país. Todo se completa con la llegada de mi hija, que ahora tiene ocho meses”.

Para Adrián, la clave de este instante de plenitud se traduce en una filosofía que puede sonar simple, pero resulta efectiva. “Creo que más que buscar el éxito profesional o personal, el éxito se encuentra en el equilibrio, lograr que las dos facetas se combinen. He podido estar bastante tiempo con mi hija, con mi pareja y, además, poder experimentar con la televisión”.

Desde 2005, es difícil que pase un año sin que Rubio aparezca en alguna producción de TV Azteca. La constancia ha sido su sello. “Y me siento orgulloso de cada proyecto en el que me involucro”. ''Amor en custodia'' (2005), ''Amor sin condiciones'' (2006), ''La Loba'' (2010) y ''La otra cara del alma'' (2012), figuran entre sus trabajos.

Lo de orgulloso viene por la crítica usual que enfrentan los histriones que ganan popularidad por su trabajo en la pantalla chica. “Hay actores que demeritan un poquito el trabajo en televisión —agrega— y creo que es un medio muy directo, que llega rápido a la gente y te enseña a improvisar, porque tienes siempre muy poco tiempo para resolver todo tipo de problemas”.

Lejanía emocional

Tal vez, de entre todos los proyectos en los que se ha visto involucrado Adrián, ''A corazón abierto'' haya sido el más demandante a nivel personal y profesional. Ya sea por el hecho de que se hizo en formato de miniserie o porque la grabación se realizó en Colombia.

“'A corazón abierto' me permitió vivir una experiencia muy enriquecedora, con otra cultura, otro país, otro tipo de gente, pero cobijado siempre por TV Azteca”, explica el histrión, quien en el proyecto, un drama médico inspirado en la serie estadounidense ''Grey’s Anatomy'', dio vida al doctor Jorge Valenzuela. La principal enseñanza que le dejó la serie fue “adquirir una especie de ‘lejanía emocional’. Aprendí a no tomarme las cosas tan personales, a alejarme de la gente que quiero sin romperme”.

El actor abunda que para desempeñarse en los escenarios “debes tener cierto desapego emocional a lo que haces. Cuando se va adquiriendo cierta experiencia, cierta responsabilidad, es importante empezar a dividir las prioridades y no hacer el trabajo desde el lado de la pasión, sino con la cabeza, el sentido común”.

Rubio entendió que es mejor tener siempre la cabeza fría en cada historia a la que se integra, pues “como actores nos desenvolvemos en un medio que se maneja de muchos intereses y conveniencias. Mientras más responsable te haces de lo que te toca interpretar, mejor calidad vas a tener”.

Las experiencias del pasado, sumadas al hecho de buscar su sueño en otros países, le dejó al actor una mayor solidez profesional. “Aprendí a matizar las palabras, saber entender mejor las emociones”.

Anhelo por crecer

Aunque muchos histriones apuestan por quedarse con roles protagónicos, Rubio prefiere ir paso a paso. Lo suyo es aprender, conocer, y cuando llegue el momento asumir esa responsabilidad, pero sin obsesionarse por obtenerla. “Y mis respetos a los actores y actrices que son protagónicos. Una historia bien armada, escrita, le aligera la responsabilidad a los demás”.

Amante de construir a sus personajes con una psicología fuerte y creíble, llenos de matices y emociones, Adrián reconoce que uno de los puntos “flacos” en la oferta de entretenimiento actual está en los guiones, aunque advierte que esto no es responsabilidad exclusiva de quienes los escriben. “Es difícil encontrarse con un buen guión. Pero creo que hay tanta presión en el mercado por sacar historias, que los mismos escritores escriben historias que piensan son ‘comerciales’, y terminan traicionando su propia naturaleza creativa. Ellos tienen una enorme responsabilidad, y creo que entre más confíen en su calidad artística, mejores historias pueden producir”.

El mejor guión, anota, sirve de poco si no viene acompañado por “una buena dirección, producción y elenco”.

Aunque ahora explota su faceta como actor, Adrián no descarta que en un futuro explore la dirección, un área que llama poderosamente su atención. Y al hablar sobre sus próximos pasos, el artista privilegia sobre todo el tiempo que quiere pasar con su hija. “Y también tengo muchas ganas de hacer teatro, hace rato que no hago y creo que a nivel físico, mental y espiritual lo estoy sintiendo (risas)”.

El actor remata señalando que “si llega a salir un proyecto en TV Azteca, lo abordaré con la misma pasión, pero me gustaría enfocarme en el teatro o en el cine, donde no he podido hacer nada”.

CON RESPONSABILIDAD

Las redes, de lejos

> Aunque en esta época es una necesidad más que un gusto para los actores el estar presentes en las redes sociales, Adrián Rubio confiesa que para él, esta forma de comunicación vía internet le sigue pareciendo lejana.

> “No soy muy buen tuitero (risas). Allí no hablo mucho de mi chamba, lo hago más de ideas, ocurrencias. En Facebook creo que tengo un club de fans, pero no les he podido poner mucha atención. Creo que tengo que involucrarme un poquito más, tomarlo un poco más en serio”.

> “El gusto del público es tan variado, que complacerlo en todo es difícil”, recuerda el actor, y es por eso que no se ha involucrado mucho en las redes sociales. “A veces pueden tomar algo fuera de contexto lo que escribo, así que usarlas, para mí, conlleva mucha responsabilidad”.