Lunes, 25 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Una charla con la última gran diva de España

'A mí me han enseñado todos': Victoria Abril

Una charla con la última gran diva de España, donde expone sus ideas sobre México y lo que la impulsa a buscar el papel perfecto

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (13/MAR/2015).- Ejemplo de belleza, talento y entereza, quizá no exista a nivel internacional una estrella que combine una trayectoria exitosa en cine y televisión con un registro tan amplio de interpretaciones como el que posee Victoria Abril, quien, además de haber recibido el Mayahuel de Plata al Cine Iberoamericano dentro del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) en esta edición, será honrada por la sección Premio Maguey con una distinción como actriz de culto en Puerto Vallarta, en el marco del Festival de Cine del Puerto (FICPV), que llega a su edición 15.

Visiblemente emocionada, la actriz afirma que “todo galardón es significativo y un dulce nunca es amargo; reconocer la carrera está bien, pero el Premio Maguey es especial porque su entrega implica la no discriminación y yo soy Maguey prácticamente desde que comencé mi carrera, con catorce años, cuando filmé ‘Cambio de sexo’, con Vicente Aranda”.

Así, recalca, “en cada década de mi vida ha habido una cinta donde hago una papel de este tipo, relacionado con la diversidad sexual; hay que ver que el cine tiene un poder enorme e increíble para romper esquemas y deshacer tonterías”. Y la sonrisa en ella al decir esto, es plena.

Aquí y en Europa


La actriz reconoce que le encanta México, “los pasados treinta años he venido mucho más como turista, pero también he trabajado mucho aquí, desde que en 1981 filmé ‘Río abajo’ hasta mi última película española —‘Sólo quiero caminar’— que se rodó en México en 2008; viajes aquí tengo más de una decena”.

En su trabajo ha hecho de todo, teatro, cine o series televisivas, pero Abril no establece diferencias para la labor del histrión en ningún campo, aunque menciona: “la única diferencia que he encontrado en el cine, que no en Europa o las películas que he rodado en Sudamérica o aquí, fue en Los Ángeles, California (Estados Unidos), cuando filmé con Barry Levinson, porque los 'sets' no son accesibles y el director cuenta poco, muchos intereses intervienen en la producción. La película puede estar bien, pero me aburrí mucho”.

En contraste, comenta, “he trabajado bastante en Europa (en especial en la música), he ido cambiando de país y he trabajado mucho; yo vivo en París hoy día, pero Europa es mi jardín; es pequeña, pero me siento muy bien, lo mismo que en Hispanoamérica, sobre todo por el idioma y, además, porque me encanta. En mi tiempo libre, me doy mis escapadas”.

Televisión y velocidad


Con experiencia y éxito sobrados en la pantalla chica, la actriz relata que “desde hace cinco años encuentro mejores trabajos, historias y papeles en la televisión que en cine; la calidad de producción se ha elevado muchísimo pero, a diferencia del cine, es tres veces más rápido. Se necesita ser un gran actor para lograr en televisión un nivel de interpretación bueno, porque todos somos corredores. El cine es como el maratón, se filma en dos o tres meses cuando en televisión son apenas tres semanas”.

Así, explica: “es que cuando trabajo para televisión ni como, para que la digestión no me retrase o me deje atontada. Descubrí que al rodar una escena, las buenas ideas se me ocurrían cuando estábamos en la siguiente. Sólo desayuno y ceno, de otra forma no consigo lograr en una secuencia todo lo que deseo”.

Abril detalla que su trabajo “no es cosa de concentración, puedo hacer eso en medio del ruido más grande, me logro aislar sola, me hago sorda; a lo que no estoy acostumbrada es la velocidad. De hecho, ahora cuando hago cine me desespero un poco”.

El cine ayuda a vivir

Con cuarenta años de carrera “se tiene tiempo para aprender”, revela. “No he ido a la escuela desde los catorce años; no pasé por la escuela de interpretación pero sí por la de ‘hazlo bien porque si no lo logras, vas a acabar siendo secretaria... Que es lo que no quieres’, y eso, al igual que la necesidad, la curiosidad y el agradecimiento son la mejor educación. A mí me han enseñado todos, lo bueno y lo malo, lo que quiero y lo que no”.

A estas alturas, en opinión de Abril, “los actores no deberíamos formar parte del Ministerio de Cultura sino del de Sanidad, porque las películas nos ayudan a vivir. Son dos horas donde se sale del horror; por eso en el trabajo me siento como una abogada defensora de las mujeres, hagan lo que hagan. Cuando encarno un nuevo papel me sirvo de lo que veo, porque soy curiosa; aunque no veo películas (no voy al cine mientras filmo), pues soy una esponja y prefiero sacar de la realidad los elementos para desarrollar un personaje. Con eso me aseguro que no hay elemento que me deje fuera; me inspiro de la vida real para hacer ficción”.

En esta dinámica, a la hora de elegir un papel, “lo primero es leer el guión, las páginas pasan una detrás de otra y, si siento que esa película me gustaría ir a verla, a partir de ahí me decido. Lo más importante, para mí, son la historia y el director; me da igual que el papel sea grande o pequeño, pero que sea bueno”.

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Joven y libre

Consciente de que se mantiene en lo más alto como celebridad, aclara: “si ahora trabajo tanto es porque los niños están grandes y no tengo que jugar el papel de ama de casa, como antes, con una o dos películas al año para estar presente. Ahora vuelvo a ser joven otra vez y he podido hacer giras como cantante, libre”.

Abril comenzará pronto en España el rodaje de una nueva película, “Mostoles no es lo que parece o la importancia de llamarse Encarna”.

En mayo, se dedicará a la serie francesa donde participa. “Serán cinco capítulos de hora y media, que concluirán en noviembre. Después de eso haré en diciembre una nueva cinta en Francia, es decir, mi año está completo”.

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