"Hasta que no me fui de Cuba, yo mismo no supe nada de Bebo más que Chucho (Valdés) tenía un padre que tocaba el piano", reconoció Rivero desde Colombia, donde le sorprendió la noticia de su fallecimiento y lamentó que "nunca se le dio el lugar que se le debía haber dado". Esperanzado de que posteriormente, a este artista exiliado en 1960 a Suecia reciba "ahora sí" el reconocimiento de quien ha llevado "el nombre de Cuba por todo el mundo", comparó su obra con la de otros geniales compatriotas como Ernesto Lecuona. "Triste" por la noticia de la pérdida de quien describió como "un ídolo, una inspiración y un maestro", Rivero destacó que con el disco "Lágrimas negras" junto a Diego El Cigala, Valdés padre consiguió traspasar los muros de silencio y emocionar a sus compatriotas. Tras recordar que el primer Clazz Latino celebrado en Madrid fue precisamente un homenaje a Bebo Valdés, quien no pudo asistir por motivos de salud, se refirió a él como creador de un "ritmo particular, de una manera de tocar el piano totalmente diferente a los demás". "La suya era una muerte esperada -añadió- desde que su esposa falleció hace menos de un año. Estaba en su casa de Málaga retirado porque por culpa del alzheimer decía que no quería tocar para nadie y hacer un papelazo, pero seguía tocando allí y estoy seguro de que murió tocando", finalizó Rivero.