Tren parlamentario

La comparecencia del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ayer en la Cámara de Diputados, fue la relectura de un guión que escribieron desde fines de agosto el PAN y PRI. Los oficialistas juraban que la economía está sólida; y los priistas a contrapelo se iban, con argumentaciones que antes sólo se les escuchaba a perredistas y petistas.  

Un fogonazo de Luis Enrique Mercado Sánchez, sin embargo, cimbró al PRI y perturbó los alerones del sitio donde se concentran las curules de la plana mayor priista.  

“Aquí se hizo un extrañamiento al gasto del Gobierno federal en comunicación social”, soltó aquel diputado federal del PAN que una vez fue director del periódico ‘El Economista’. “Diputado Videgaray: acuérdese que el gasto principal en comunicación social es de su gobernador que ahora es estrella televisiva”.  Golpe al plexo. No lo esperaban. Luis Videgaray —diputado del PRI que es presidente de la Comisión de Presupuesto y uno de los ujieres de Enrique Peña Nieto en San Lázaro— volteó a mirar a Francisco Rojas. Susurrante, conversaba entonces con Jesús Alberto Cano Vélez, también legislador priista y presidente actual del Colegio Nacional de Economistas.  

Entonces, Luis Enrique Mercado remachó: “Diputado Videgaray: no se extrañe de que falte agua en Ecatepec y en Chalco; esos dineros se usaron para que su gobernador sea una estrella televisiva. Esa es su prioridad, la televisión; no el agua potable”.  

Y volvía el zacatecano a apachurrar la llaga otra vez: “Se ha dicho que la bancada del PAN tiene miedo. No; quien está aterrado, quien está apanicado es el gobernador del Estado de México, que acaba de regresar a la democracia al mismo oscurantismo con el que gobierna su Entidad”.  

Era el último tercio de una comparecencia que había sido cuestionada con severidad por el PT, mediante las voces invictas —por irrebatibles, hasta el momento— de Jaime Cárdenas, Gerardo Fernández Noroña y Mario di Costanzo, quienes restregaban al PRI su papel de comparsa y simulación a la hora de fijar fechas y formatos de comparecencias que no responden absolutamente a la función de control político de la Cámara de Diputados.  

Tarde, pero al final el PAN respondía a través de Mercado Sánchez lo que, desde el primer tercio, el PRI en voz de Luis Videgaray había restregado a Ernesto Cordero, de que el Gobierno de Felipe Calderón sólo ha enviado un “presupuesto de simulaciones”, en donde prevalece por un lado la pretensión de sostener altos los impuestos al tiempo que —teniendo mucho dinero— no lo gasta, subejerciéndolo groseramente y a pesar de que por todo el país se expande la pobreza.  

“Mire”, hubo soltado Luis Videgaray a Ernesto Cordero en la primera —de tres— ronda de oradores. “Yo soy del Estado de México y me gustaría invitarlo un día, señor secretario, a que nos acompañe a Ecatepec o a Nezahualcóyotl o al Valle de Chalco, a que platiquemos con familias que reciben agua una vez cada 15 días o a veces una vez al mes, para ver si les explicamos que el Gobierno que usted representa aquí, en esta Cámara de Diputados, propone reducir el presupuesto en 70 por ciento”.

En los priistas, sin embargo, quedaba el regusto amargoso que suelen dejar las golpizas. Cordero se fue con los argumentos intactos. Y mucho de ello, paradójicamente, se lo ha debido al PRI, quien a través de Francisco Rojas hizo con el PAN el acuerdo de instalar formatos de comparecencias muy a modo para los comparecientes, y en claro detrimento de la función esencial de la Cámara de Diputados, que es servir de contrapeso del Ejecutivo federal mediante la exigencia de rendición de cuentas claras y sin ambages.