Sábado, 19 de Octubre 2024

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Economía | Por Vicente Bello

Tren Parlamentario

PRI: Sartén por el mango

Por: EL INFORMADOR

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En los territorios del Congreso de la Unión, anoche, tan luego se supo del enroque de mandos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP),  dos versiones ganaron la velocidad del viento, sobre los motivos que habría tenido el Presidente Felipe Calderón en hacer tales relevos justo cuando a tiro de piedra está la presentación del paquete fiscal para el 2011. 

Uno.- El Presidente está urgidísimo de un diálogo con el Congreso.

Dos.- A toda costa ha buscado suavizar su relación incendiada con el PRI desde mayo, a raíz del jaloneo por el proceso electoral del 4 julio pasado.  Y, con la llegada de José Antonio Meade, lo que intenta Calderón es “sobarle el lomo a los priistas”, que volverán a convertirse en el fiel de la balanza a la hora de autorizar los presupuestos de ingresos y egresos y los criterios generales de política económica.

El cambio que en la Subsecretaría de Hacienda ha hecho Calderón –-de sacar a Alejandro Werner para meter a José Antonio Meade--  también se ha visto anoche aquí, en San Lázaro, como la colocación de una alfombra en el paso del PRI. 

La razón es simple: El PRI y el PVEM, juntos, suman 259 votos en la Cámara de Diputados, la institución del Congreso que desde los tiempos de la reforma legislativa de 1874 tiene la exclusividad constitucional de autorizar el Presupuesto de Egresos de la Federación anual.  Y para ello sólo se requiere 251 votos. 

José Antonio Meade, quien de la Subsecretaría de Ingresos ha pasado a la Subsecretaria de Hacienda, es hijo de Dionisio Meade, uno de aquellos tecnócratas priistas que, a su paso por San Lázaro, se distinguió por su actitud conciliatoria y negociadora con la oposición del entonces partido en el poder, el PRI.

Son dos atributos, por cierto, que al joven José Antonio Meade le reconocen opositores del PRI y aún del lopezobradorista Partido del Trabajo.  Y no había opositores anoche que ubicaran al nuevo operador político y financiero de la SHCP como miembro de aquel grupo de economistas  identificados en sus raíces con Francisco Gil Díaz que han gobernado desde hace 20 años a toda la estructura financiera del país, lo mismo en Hacienda que en el Banco de México.

Al recién llegado en la Subsecretaría de Hacienda no se le ha vinculado con escándalos como lo fueron los rescates bancario y carretero, en la década de los 90, aunque, evidentemente, a su padre sí, Dionisio Meade, uno de los diputados federales priistas de aquella Legislatura, la LVII, que participó en la negociación para rescatar a los bancos, mediante la desaparición del Fobaproa y la creación del IPAB. 

A José Antonio Meade, en la Cámara de Diputados, se le ha visto como un negociador al que se le reconoce –decían en los ámbitos de la Comisión de Hacienda de San Lázaro-- “honestidad intelectual”. 

En cambio, Alejandro Werner nunca se pudo quitar el sello de ser uno de los rescatadores bancarios y carreteros. Pero además se le veía como un funcionario agobiado por la carga de los conflictos de interés en materia de transparencia. Y, obviamente, representaba a lo más ortodoxo de la política neoliberal que ha sido impuesta en México desde el año (1982) en  que los tecnócratas coparon la estructura económica y financiera del país.

En San Lázaro, a Werner lo ubican próximamente en algún lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI). De hecho, se le mira como un activo de Agustín Carstens. A Werner –decían en la Comisión de Hacienda-- se le procurará fogueo internacional para constituirse después en opción de mando, al nivel de titular de Hacienda o incluso en la gubernatura del Banco de México.

Carstens no se lo llevó a Banxico porque allí, en la vicegubernatura, tiene otro de su grupo que le representa una “competencia muy dura a Werner”: Manuel Ramos Francia. 

La salida de Werner representa, a su vez, el reacomodo de una clase financiera que ha gobernado al país, lo mismo desde el PRI que del PAN. Una clase de tecnócratas que tuvo como tronco común a Francisco Gil Díaz. 

Los cambios en la SHCP tienen destinatario: el PRI, con los cuales se le ha reconocido que tiene, en los hechos, la sartén por el mango, justo a unos días de que llegue a San Lázaro la propuesta de paquete fiscal del Presidente Felipe Calderón. 

Anoche mismo, los escarceos reaparecieron en torno del debate que se avecina: El PAN –se decía anoche en San Lázaro--  pretendería que se redujera el IVA de 16 a 15%, pero generalizándolo con la inclusión de alimentos y medicinas. El PT y una facción del PRD insistirían en eliminar regímenes especiales. Y del PRI no se sabe, en realidad, gran cosa, sobre cuál será su posición. Con la sartén por el mango, ya se darán a desear.

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