OAXACA (22/SEP/2015).- La presencia de las mujeres en la cadena productiva de mezcal era en apariencia, y hasta hace poco tiempo, un trabajo ajeno. Sin embargo, la realidad es otra, porque desde hace muchos años han sido parte de esta industria.Las mujeres han estado presentes desde al menos cinco generaciones en tres de los cuatro puntos de la cadena: como gerentas, maestras mezcaleras y en ventas, pero fueron las maestras mezcaleras las que recién rompieron el mito que les impedía entrar al palenque, pues se argumentaba que su presencia interrumpía el proceso de elaboración, más aún si estaban menstruando o embarazadas.Graciela Ángeles Carreño, gerenta y representante legal de Mezcal de los Ángeles, el cual se produce en Santa Catarina Minas, distrito de Ocotlán, afirma que son pocas las mujeres que ocupan cargos de decisión en las empresas mezcaleras, pues la gran mayoría se desempeñan en las ventas, y otro porcentaje aún menor son maestras mezcaleras.Ellas han estado en la producción desde hace varias generaciones, como sucedió con su tatarabuela, bisabuela y abuela, quienes a lomo de bestia iban de pueblo en pueblo vendiendo el mezcal en tiempos en que estaba prohibida su venta, mientras que su mamá fue la primera administradora de la empresa, pero no podía entrar en el palenque.Hoy, Graciela Ángeles Carreño es la primera gerenta y aunque tiene menos de 40 años, su historia cuenta ya con una larga cadena de experiencias; ha transformado la empresa en una cooperativa y en ella ha impreso un sello distinto, producto además de sus conocimientos académicos, pues es Maestra en Sociología.Al igual que en la familia Ángeles, en Tlacolula de Matamoros doña Josefina Monterrubio fue quien impulsó la creación y registro de marca de la primera crema de mezcal en los años sesenta: El Mayordomo, y antes lo había hecho con el famoso mezcal Joyas Oaxaqueñas.Su hija, Socorro León Monterrubio recuerda que su familia comercializaba mezcal en una pequeña tienda. A su papá se le ocurrió poner miel y cáscaras de naranja al mezcal que regalaban en Navidad a amigos y familiares, quienes insistieron en que ese mezcal dulce fuera comercializado.La que tomó la decisión fue doña Josefina Monterrubio, pese a la oposición de su esposo, don Mencho León. De esta manera, Josefina se adelantó al menos 30 años a muchas otras empresas que posteriormente produjeron cremas de mezcal.En la familia productora de Joyas Oaxaqueñas, una de las más populares en Tlacolula de Matamoros, doña Josefina Monterrubio siempre tomó la iniciativa y conocía bien el negocio; a ella no le era necesario contar con un alcoholímetro para saber los grados de alcohol del mezcal; le bastaba para ello su sentido del gusto, y de la misma forma podía determinar con el olfato si el agave estaba ahumado de más o si no servía porque había sido cortado tierno.Socorro León Monterrubio, antropóloga de profesión, afirma que en la producción de mezcal las mujeres han sido muy importantes, como lo fue su mamá, y muchas de ellas ni siquiera se reconocen, porque predominantemente era una actividad donde los hombres daban la cara.Mezcalera por convicciónGabriela Ángeles Carreño explica que la gran mayoría de las mujeres inmersas en esta industria son herederas de este conocimiento, y que muchas por su condición de pobreza, pues eran mujeres viudas o separadas, se han hecho cargo de sus propias producciones, y hay familias que ante la falta de hijos varones, el padre "echa mano de sus hijas". Lo cierto es que la industria del mezcal constituye hoy una oportunidad para sacar adelante a sus familias.Lo anterior incluso cambió el paradigma: hoy las mujeres podemos entrar al palenque, ya se rompió el mito: ya no somos responsables de que se rompan las ollas, la tina o de que se detenga el proceso de fermentación, como decían antes cuando una mujer entraba al palenque, pues en realidad lo que buscaban era detenernos.Ser mezcalera, dice esta joven empresaria que nació en el seno de una familia productora de esta bebida espirituosa, no es un asunto "chic" como muchas personas piensan: "ser una mujer en el mezcal es una responsabilidad, no te haces mezcalera por moda, se hace por identidad, por principios, por convicción, pero no por moda", sostiene, frente a la proliferación de marcas.Hoy la producción de mezcal no es sólo un negocio que permite a las familias enviar a sus hijos a la universidad, agrega, en referencia a las posibilidades que en su familia tuvieron gracias a la producción de esta bebida, que se produce en al menos cuatro mil comunidades de Oaxaca, como refiere el investigador Ulises Torrentera.Álvarez Carreño se involucró en esta industria a raíz de la crisis del mezcal de 2001, que de nueva cuenta azota a los productores y envasadores oaxaqueños debido a la falta de agave, que en su mayoría se vende a los productores de tequila de Jalisco, dejando sin materia prima a los mezcaleros.Por otra parte, añade, en aquellos años conoció a Cornelio Pérez, con quien formó Mezcales Tradicionales y dio origen a la Logia de los Mezcólatras, un movimiento reivindicador de los mezcales tradicionales no comerciales. Esto la llevó a certificar el producto familiar y a registrar la marca, además de agregar otro plus al incluir información en las botellas que resultaron interesantes para sus consumidores.En suma, dice que ha puesto en práctica una empresa que había vislumbrado en su cabeza, una empresa con visión de género, ya que por la figura empresarial las trabajadoras cuentan con prestaciones como caja de ahorro, con préstamos sin intereses, y sobre todo ha sido pensada para que las mujeres puedan disfrutar de su tiempo y desarrollarse en lo profesional y con sentido humano.Para ella existe una enorme diferencia cuando una mujer está en la gerencia, "si fuera hombre no me interesaría nada de eso, buscaría únicamente el rendimiento, pero a mí me interesa el bienestar y la felicidad de las personas que trabajan en la cooperativa, una persona feliz hace más de lo que puede y descubre sus habilidades, sus capacidades".Quienes visitan Mezcal de los Ángeles encuentran varios productos: mezcal, coctelería, sal y servicios turísticos, como la visita guiada, degustación de mezcal y la posibilidad de consumir alimentos muy tradicionales en el palenque, idea de Gabriela Ángeles.La tarea no ha sido fácil. Recuerda que cuando iba a las primeras reuniones con mezcaleros,"puros señores grandes", le daban la palabra, la escuchaban y luego seguían con lo suyo, como si ella no hubiera hablado, pero los resultados obtenidos en la cooperativa han hecho que ahora la tomen en cuenta y busquen sus opiniones.Por otra parte, en esta industria los hombres no estaban acostumbrados a recibir órdenes de las mujeres, pero su terquedad es positiva, y Gabriela no está ni estará dispuesta a dejarse vencer por nada.Otro factor fundamental es la permanente capacitación y profesionalización del personal, sobre todo para hacer frente a la demanda a través de las llamadas mezcalerías que han ganado terreno en las grandes capitales del mundo: Distrito Federal, Nueva York, Los Ángeles, Berlín, Madrid, Barcelona, Paris, Tokio, Buenos Aires, Santiago y otras muchas, gracias a un sector de jóvenes con visión empresarial que desde el Distrito Federal impulsan la comercialización del mezcal en todo el orbe, situación que no es bien vista por todas las mezcaleras.Lo que bien, dice, es una depuración, porque producir mezcal no es ningún juego, e insiste en la responsabilidad y en la identidad, no es una empresa fácil con la que te haces rica de la noche a la mañana, como piensan muchas personas. Por eso considera que esa depuración será positiva.Mezcal de los Ángeles tiene, además, proyectos comunitarios, como la biblioteca que actualmente se construye con una tienda de mezcales del Distrito Federal, un modelo que ojalá retomen otras empresas para beneficiar a la niñez, la juventud y las personas adultas, mediante un espacio de recreación y cultura, un área de cómputo y un vivero, pues "no se puede hablar de desarrollo si no hay calidad de vida".Guadalajara, Estados Unidos y EuropaGloria Tirado tiene 60 años, y fue con la familia de su esposo con la que aprendió todo el proceso de producción de mezcal hace más de 40. Durante mucho tiempo sólo produjeron mezcal que era comercializado por otras empresas, sin embargo, desde hace poco más de una década que está al frente de Mezcal Los Javis, que prioritariamente se vende en Guadalajara, que se compite, y bien, dice orgullosa, también con los tequilas de ciudades de Estados Unidos y Europa.Estamos constantemente frente a mucho trabajo, dice esta mezcalera de Santiago Matatlán, "la capital mundial del mezcal", ubicada a poco más de 30 minutos de la capital oaxaqueña. Los Javis es otra empresa familiar exitosa encabezada por una mujer que aprendió que no debía seguir malbaratando su mezcal, porque asegura que lo que está vendiendo es su dignidad.Mashcali, mezcalitoEn la misma población, hace 30 años, cuando enviudó, Gloria Santiago Romero se hizo cargo de Mashcali, palabra zapoteca que significa "mezcalito". Como otras mujeres, dice que no le costó trabajo entender todo lo que implicaba la tarea, porque creció en una familia de mezcaleros. "Sólo si se trata de cargar cosas pesadas contrato hombres", expone en su expendio, ubicado sobre la carretera que atraviesa la comunidad.Su pequeña empresa, como ella señala, produce 500 litros mensuales de mezcal que ella misma comercializa en Matatlán y en el mercado de Oaxaca. Actualmente está preocupada, porque la crisis del agave provocó que tan solo en el último año, el precio de la materia prima para la elaboración de mezcal se incrementara hasta en un 600 por ciento.En ese sentido, su vecina cercana, Hortensia Hernández Martínez, afirma que el el costo de una camioneta de tres toneladas de agave o maguey pasó de tres mil a 23 mil pesos, pero a diferencia de la dueña de Mashcali, Hortensia Hernández y su familia lo siembran. Aun así, la crisis afecta.Ulises Torrentera, autor de la monografía Mezcalaria, señala que aunado a la poca producción de maguey, existe una gran demanda de mezcales elaborados con agave silvestre, y advierte que de no atenderse, podría ocasionar la extinción de algunas especies o el desabasto de materias primas; añade que no hay políticas públicas para preservar variedades endémicas, ni apoyos para los verdaderos productores.Mientras que Gloria Santiago Romero ya emprendió el proceso de certificación, Hortensia Hernández sostiene que hace cinco años pidieron un préstamo bancario para cumplir con ese requisito exigido por el Consejo Mexicano Regulador del Mezcal; sin embargo, nunca tuvieron "el prometido cliente" y dejaron todo en santa paz. El problema es que para entonces, la deuda y los impuestos empezaban a ahorcar a su pequeña empresa, a la que lograron salvar con muchos sacrificios.Por otra parte, Gloria dice que busca la certificación porque ahora que sus hijos ya son profesionistas desean exportar su producto, algo que a Hortensia no le preocupa, y pese a que sus botellas carecen de marca, las identifica porque cada una es cuidadosamente decorada por su esposo Juan Hernández.Ambas productoras se encuentran ubicadas en la carretera. Ambas se quejan a su manera de la competencia desleal. Gloria Santiago Romero dice que en la entidad se comercializa mezcal adulterado que llevan en pipas a las poblaciones. En tanto, Hortensia Hernández dice que la competencia de la mezcalería tradicional son todas aquellas personas que venden mezcal para que otras empresas las vendan a presos por demás estratosféricos.En entrevista, Torrentera afirma que efectivamente hoy existen "aventureros europeos o gringos o de cualquier lugar, que hacen su marca, envasan mezcal comprado a granel en Oaxaca y que venden un shot de mezcal en Nueva York por 200 dólares, cuando aquí el litro lo compran 40 pesos".Pese a las dificultades que enfrentan por ser empresas pequeñas en comparación con otras, porque los trámites son burocráticos y porque en ocasiones se sientan engañadas por los apoyos que otorga el gobierno, tanto doña Gloria como doña Hortensia pertenecen a una tercera o cuarta generación de familias mezcaleras, y reconocen que las mujeres siempre han estado presentes en la producción, con métodos tradicionales semejantes a los empleados desde los siglos XVI y XVII.De acuerdo con datos del Consejo Mexicano Regulador del Mezcal, organismo con más de 500 asociados, la ruta del mezcal incluye ocho entidades, todas con denominación de origen: Zacatecas, Durango, Guerrero, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Tamaulipas y Oaxaca, pero es ésta la mayor productora de mezcal, con un 97 por ciento, además de controlar en un 80 por ciento el envasado y en un 90 por ciento la exportación