Economía | Los que todavía sobreviven deben ingeniárselas para ofrecer diversos servicios Fotoestudios agonizan ante la era digital Los que todavía sobreviven deben ingeniárselas para ofrecer diversos productos y servicios Por: EL INFORMADOR 19 de abril de 2016 - 03:21 hs Para salir adelante, el fotógrafo Arturo García Ponce también vende marcos, ofrece restauraciones, compra y vende cámaras. EL INFORMADOR / R. Tamayo GUADALAJARA, JALISCO (19/ABR/2016).- Hace 20 años, Roberto Chávez inició su carrera como fotógrafo profesional. Hace cuatro años, él y su esposa decidieron poner “Imágenes creativas”, un estudio fotográfico alzado en Avenida Alcalde, frente al templo de San José en el Centro. Desde entonces, al ver cómo los colegas de la zona batallaban para encontrar clientela, Roberto supo que para poder tener ventas debía ofrecer distintos tipos de servicios. También tuvo que aguantar, pues el inicio de las obras de la Línea 3 del Tren Ligero provocaron que menos personas llegaran al Centro a solicitar sus servicios. A sus 34 años de edad, indica que antes pensaba en dedicarse a la fotografía hasta el final, pero comprobar que estar en el estudio en ocasiones es peor que atender una tienda de abarrotes, ya piensa en darle un giro a su carrera profesional. Al principio, para atraer a las personas, Roberto aumentó los disparos para que los que contrataban sus servicios pudieran escoger. También trató de llegar a clientes de clase media alta. Capturó imágenes en bodas y en XV años. Consultó precios en internet y, al ver que la competencia ofrecía trabajos más baratos que los suyos, bajó los precios. “Nos volvimos marionetas. El cliente se ha vuelto más exigente. Cualquier persona puede sacar una foto y tiene margen de error. La persona que contrata nuestros servicios los ven como un lujo”. La vorágine tecnológica hizo que Arturo García Ponce, fotógrafo de 61 años, también decidiera vender marcos, ofrecer más restauraciones y comprar y vender cámaras, pero esta estrategia no fue suficiente para devolverle el peso que tenía en el pasado a Servicios Fotográficos, estudio que actualmente atiende en Avenida Alcalde, entre San Felipe y Juan Manuel. Mientras se prepara para tomar unas fotos de identificación, el servicio más popular del negocio, Arturo, parado detrás de un mostrador, cuenta que aprendió el oficio de su padre. Después tomó cursos en varias partes de México y seminarios en Estados Unidos. Su experiencia y la calidad de su trabajo lo volvieron popular en la ciudad y pudo reunir un patrimonio. Ahora hasta puede presumir que vive de sus rentas. Todo marchó en calma hasta hace cinco años, cuando sintió el primer coletazo de las cámaras digitales y los teléfonos inteligentes. Comenta que un 90% de sus colegas jóvenes han cerrado sus estudios fotográficos por la falta de clientela. El problema se acentúa si los negocios están alejados del Centro de Guadalajara, la zona tradicional. Asegura que sólo se han mantenido los que tienen más años en el oficio y los que lograron sembrar una clientela que los sigue hasta la actualidad. Carlos García Gutiérrez es otra historia. Aprendió a usar la cámara fotográfica análoga hace 35 años. Trabajador de Foto Gil’s, dice que primero se resistió al cambio, pues le gustaba más el negativo y la cámara digital no daba las tonalidades en blanco y negro. Sin embargo, tuvo que actualizarse: se metió a cursos para poder usar este aparato y editar en la computadora. Carlos resalta que, para mantener a su clientela, que en los últimos 10 años se ha reducido en un 40%, tuvo que incrementar el álbum digital, cambiar los diseños de las fotografías, vender marcos y hasta remodelar el estudio fotográfico para que la gente se sienta más cómoda. “Antes era la foto de los novios o la quinceañera. Ahora ya se ponen con adornos, lo digital permite hacer modificaciones, se pueden poner cuatro fotos en una sola, meterles más diseño. También hemos conservado los mismos precios”. Sus clientes más comunes son los hijos de las personas que anteriormente fotografió su papá, pero también llegan a Foto Gil’s los estudiantes y las personas que necesitan fotografías para el pasaporte o para alguna credencial. “Ellos representan como un 50% por ciento de las ventas. Lo otro son las bodas, los XV años, las primeras comuniones y los bautizos”. Una foto por 50 pesos Manuel López Patiño tiene 62 años y desde hace 52 empezó a tomar fotografías. Aprendió el oficio gracias a su papá, que pudo mantener como fotógrafo a 12 hijos. Antes de que el avance tecnológico desplazara al grupo de 15 fotógrafos que cada día recorren, en busca de clientes, las plazas Guadalajara, de Armas, Liberación y Tapatía, Manuel también pudo sacar adelante a sus hijos. Hace una década, cuando el entorno cambió y comenzó a ver que hasta los niños podían manejar las cámaras digitales y teléfonos inteligentes, Manuel decidió actualizarse. Fue así como adquirió una cámara digital y una impresora fotográfica que actualmente le permite entregarle la imagen al cliente en menos de un minuto. Efectivo. No fue suficiente esa inversión. Él y sus colegas comenzaron a escarbar entre la multitud para encontrar a más clientes. La perseverancia les otorgó una victoria pírrica: de lunes a viernes pueden fotografiar a dos o tres personas en promedio. Los fines de semana, cuando un mayor número de personas llega al Centro tapatío, pueden vender hasta nueve fotografías, pero no más. “Generalmente yo llegó a las 10 de la mañana a la Plaza Tapatía y me retiro como a las tres de la tarde. Cuando me voy, una frase que digo es: ‘Se quedan los pobres, porque los jodidos ya ni material traemos’”. Las familias y los turistas, que son sus clientes más frecuentes, le piden fotografías en las que en el fondo se ve el Hospicio Cabañas, la fuente de Plaza Tapatía, el Teatro Degollado y la Catedral. La tarde del 13 de abril, luego de tres horas de espera en Plaza Tapatía, Manuel no había vendido ni una fotografía, cuyo costo es de 50 pesos. No tenía ni 42 pesos para pagar la quiniela y le pidió fiado al muchacho encargado de cobrarla. Al igual que él, sus colegas caminaban por la explanada con las cámaras en ristre y sin dinero en los bolsillos. Sin embargo, como se siente orgulloso de su profesión, Manuel presume una imagen en blanco y negro que carga en su cartera. En ella aparece él junto a un caballete que muestra una serie de fotografías y una cámara de cajón. Está en Plaza de la Liberación, de espaldas al Teatro Degollado, y tiene 17 años. Manuel cuenta que en ese entonces la fotografía era redituable, había negocio. En los años setenta llegaba a la Plaza de la Liberación entre las 08:00 y las 08:30 horas y ya había al menos cinco personas esperándolo para que les tomara fotografías. La foto más grande tenía el tamaño de una postal y un paquete de tres costaba 10 pesos; la mediana cabía en una cartera y se cobrara ocho pesos por tres, y las más pequeñas, para las credenciales, se obtenían por cinco pesos. DATO 113 artistas El pasado 5 de febrero, el Ayuntamiento de Guadalajara informó que tenía registrados 113 artistas urbanos con permiso para trabajar en diferentes espacios del Centro de Guadalajara. De ese número, ocho eran fotógrafos. Además, de los 37 que esperaban una autorización, sólo uno respondía a esta profesión. Cualquiera ya captura imágenes Mario Rosales, coordinador de Artes Visuales del Centro de Promoción Cultural del ITESO, considera que, con respecto a la fotografía, la era digital permitió a cualquiera capturar una imagen con una cámara digital e imprimirla en cualquier momento. “Eso le da más posibilidades infinitas al usuario común, porque las puedes tener inmediatamente y ya no tienes que volver a la hora como hacías antes. Ahora es mucho más fácil”. Ante un panorama en el que los estudios fotográficos ofrecen en su mayoría paquetes de fotografías de identificación, Rosales explica en la actualidad las personas que realizan los trámites necesitan este tipo de trabajos, pues la impresión digital no produce imágenes que duren mucho tiempo. En el caso de los laboratorios, apunta que algunos dejaron de existir porque no tuvieron suficiente capital para renovar sus equipos. Sin embargo, surgieron otros espacios pequeños que actualmente ofrecen servicios de impresión digital. “La idea de lo digital es que tú lo puedas hacer solo. Entonces venden impresoras para que tú saques tus propias impresiones y compres tu cartucho de tinta, papel y tú sólo en casa metas la tarjeta y tengas la foto en el momento”. LICENCIATURA Estudian fotografía a la antigua El director de la División de Artes y Humanidades del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño ( CUAAD), Jorge Enrique Zambrano Ambrosio, reconoce que la falta de inversión ha provocado un desfase tecnológico importante en la Licenciatura en Artes Visuales con Expresión en Fotografía. Afirma que no han podido dar el salto de fotografía química a digital. Su intención es conservar la fotografía análoga, pero no como la base técnica de los estudiantes. Estimó que se necesitan entre cinco y 10 millones de pesos para darles las herramientas adecuadas a los 550 alumnos. “Nuestros chicos siguen tomando fotos con película y revelando en cuarto oscuro. Es un desfase serio: el 80% de las materias de fotografía tienen que ver con fotografía química más que con fotografía digital. No tenemos el instrumental. Tenemos tres laboratorios de foto análoga, uno de foto química y uno de foto digital. Nosotros quisiéramos tener tres de foto digital. Todos los chicos están tomando foto digital. Ya no consigues película. Estás trabajando con antigüedades”. Menciona que pudieron conseguir recursos para el laboratorio digital gracias a los fondos de concursos, pero en ocasiones los evaluadores de las instancias federales tienen criterios extraños. “El año pasado pedimos un escenario móvil, son módulos de uno por dos (metros). Pedimos 30 módulos y nos autorizaron solo uno. En lugar de tener un escenario móvil de 60 metros cuadrados, tenía uno de dos metros cuadrados”. La presidenta de la Academia de Fotografía del Departamento de Artes de la UdeG, Patricia Cisneros, asegura que hay un rezago en la capacitación de profesores. Contó que hace 10 años se aplicó una reforma curricular en la que sólo cambiaron de nombres los programas. “Esa es una realidad que tenemos que afrontar. No ha cambiado la mentalidad y no han cambiado mucho las actualizaciones de los profesores. Estamos desfasados en varios ámbitos. Hay que aceptar responsabilidades. En términos de infraestructura: ¿Desde cuándo no se ha invertido? ¿Cómo puedes llevar una carrera cuando en un año te dan 30 mil pesos para gastos?”. Actualmente, el plan de estudios está en un proceso de resideño. El cambio no será posible sin una inversión en infraestructura y equipamiento y sin la capacitación de una buena parte de la plantilla docente. La coordinadora de la Licenciatura en Artes Visuales con Expresión en Fotografía, Mónica Ornelas, acentuó que han insistido en hacer la distinción entre la concepción de la fotografía en el ámbito artístico y en el comercial, pues en el plan de estudios actual no se define qué clase de fotógrafo están formando. La Era digital enriquece el lenguaje visual Para Mario Rosales, coordinador de Artes Visuales del Centro de Promoción Cultural del ITESO, la era digital permitió a las autoridades académicas de esta universidad darse cuenta de que el lenguaje tiene otras posibilidades que ayudan en la formación de los alumnos, que encuentran oportunidades de trabajo en revistas electrónicas, en la industria del cine o en diversas áreas de la comunicación. Explica que actualmente los estudiantes de la carrera de Artes Audiovisuales adquieren un conocimiento que les permite crear su propio lenguaje al hacer uso de la fotografía, el video, el GIF (animación corta) y el diseño. “Se ha complejizado un poco más este lenguaje visual, donde ya ni siquiera en las pantallas la imagen es fija, ya tiene un poco de animación”. Pero puntualiza: “Tienes que dotar a los alumnos de más herramientas para poder trabajar”. Destaca que la forma paulatina en la que se dio el cambio digital también permitió que algunos fotógrafos se adaptaran y entendieran la perspectiva que se presentaba y eso ayudó a que las empresas diversificaran su oferta. “Con la parte digital era muy fácil que cualquiera tuviera una máquina que tomara fotografías digitales y que acudiendo a cualquier quiosco pudiera imprimirlas. Para un usuario común, eso le da posibilidades infinitas, porque las puedes tener inmediatamente, ya no tienes que volver a la hora”. Sigue: #DebateInformador ¿Cuál es el principal motivo para que la población ya casi no contrate a los fotógrafos profesionales? Participa en Twitter en el debate del día @informador Temas Empresas Fotografía Economía local EL TEMA INFORMADOR Lee También Así sería la implementación de nueva jornada laboral, según Sheinbaum Aún no entra Trump, pero las remesas caen en octubre CFE: Así puedes pagar el recibo desde la app de BBVA Peso mexicano con PÉRDIDAS significativas en el primer lunes de diciembre Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones