Martes, 26 de Noviembre 2024
Economía | Prestamistas negocian con precios promedio

El valor del oro está por las nubes; el empeño, intacto

Los montos en los préstamos por la retención y compra del metal dorado se mantienen en Guadalajara en niveles históricos

Por: EL INFORMADOR

Las casas de empeño tapatías pagan un precio promedio de 276 pesos por gramo. E. BARRERA  /

Las casas de empeño tapatías pagan un precio promedio de 276 pesos por gramo. E. BARRERA /

GUADALAJARA, JALISCO (09/MAY/2011).- El director general de la casa de empeño Prendamex, Roberto Alor Terán, pronosticó recientemente que los niveles récord en el precio del oro impactarían negativamente en el negocio del crédito pignoraticio.

A 10 días de aquella proyección de una de las casas líder del rubro a nivel nacional, con sucursales en Guatemala y Estados Unidos, hoy en Guadalajara, el incremento en el valor del metal no influye significativamente en la actividad de las casas de empeño, revelan operadores dedicados al negocio.

De los establecimientos consultados ninguno mencionó que el cambio en el precio del oro haya dificultado el flujo normal de sus operaciones.

Esto, pese a que el metal precioso alcanzó, antes de la Semana Santa, un valor de mil 500 dólares por onza debido a la incertidumbre en los mercados internacionales, en un contexto en que el empeño promedio mensual reporta un crecimiento de 17% en lo que va del año.

Empero, y de acuerdo con una constatación en diferentes casas de préstamo, hasta el momento la cantidad de dinero que ofrecen por empeño o compra se mantiene más o menos igual, 276 pesos por gramo, pese a la variación en el metal precioso.

Operadores consultados coinciden que todos los días el valor del metal se modifica, pero hay un precio promedio que se mantiene para los clientes.

En los últimos dos años han crecido este tipo de negocios que se dedican al préstamo de dinero a cambio de tomar como garantía piezas valiosas (oro, plata y equipos electrónicos), y a la compra de las mismas.
En tiempos en que los precios suben y los salarios se mantienen o bajan hay quienes buscan este tipo de alternativas, y empeñan o venden sus pertenencias de valor.

Otra de las situaciones que predijo el director de Prendamex es que, por el fuerte incremento en la onza de oro, las casas de empeño reducirían la proporción que reciben de metal y aumentarían las de aparatos electrónicos, para situarlo en una proporción de 87% a 13%, en promedio.

En los negocios consultados, la prioridad, según se evidencia en los anuncios en la calle, sigue siendo el oro, y en las vitrinas es el elemento que más brilla.

CRÓNICA
Expertos en regateo


Dentro de una caja azul oscuro del tamaño de una mano yacen dos pendientes con forma de gota y una cadena; todo de oro.

¿Cuánto dinero por el empeño o la venta? Llega la hora de preguntar en el primer negocio, ubicado en las inmediaciones del mercado de Santa Tere.

La mujer que atiende al otro lado de la mesa, un tanto escéptica, comienza a corroborar que las piezas realmente sean de oro y que no se trate de una estafa. El ritual que involucra líquido, tallón y paño borran el escepticismo de su cara. Paso siguiente, pesar las piezas: 6.5 gramos.

Por la compra ofrece mil 240 pesos; por el empeño depende de cuánto tiempo el dueño quiera prescindir del oro, pero va de mil 230 a 960 pesos. Pese al aumento del precio en el metal dorado, la mujer que atiende, afirma que no ha habido cambios hasta el momento.

No hay que caminar más de dos cuadras para encontrar otra casa de empeño, de al menos el triple de tamaño que la anterior, pero igual de vacía al medio día.

El ritual cambia. Ahora es una pequeña lupa la que verifica que el oro sea auténtico. Tras el paso obligado por la báscula, el señor que atiende da su veredicto: mil 810 pesos por el empeño. Otra vez, la respuesta a la misma pregunta: el aumento en el oro no ha afectado.

Si alguien pasa por la cuadra de enfrente, sólo alcanzaría a ver un pasillo con aparatos electrónicos, como si ese camino llevara a un bazar. Pero no. Quien entre al negocio se dará cuenta que a la derecha hay dos ventanillas; al otro lado de una de ellas, un sujeto que intenta ser simpático, camisa a cuadros y mechones blancos en el cabello pintados por la edad.

Más que un intercambio de oferta y demanda, parece una ronda de atínale al precio.

El monto por el empeño no se mueve: mil 800 pesos. Pero cuando se trata del de la compra, el hombre es víctima de la indecisión; que si mil 800; no, mejor mil 900; “es más, hasta te doy dos mil”. No se conforma y da su última oferta: “Te doy hasta tres mil”.

El precio del oro no cambia; las formas de regateo, tampoco.

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