Martes, 26 de Noviembre 2024
Economía | La mala educación

Economía y FIsco

La mala educación

Por: EL INFORMADOR

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La organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México es miembro, reveló en un estudio que seguimos ocupando el último lugar de desempeño en cuanto a la calidad educativa. Los alumnos mexicanos están al final de los demás miembros de la organización. En comprensión de lectura México quedó en la última posición. Entre los 33 países que forman la OCDE, México es el país con el comportamiento más bajo. Según el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), nuestro país muestra un rezago de 10 años.

Los países de economías emergentes han progresado a mayor velocidad cuando han invertido en educación básica e investigación tecnológica y científica. En cuanto a recursos que se destinan en México a la educación, no se puede atribuir a la carencia de dinero el pobre desempeño educativo mexicano. De estos recursos, una buena tajada del pastel va directamente al sindicato. Se estima que del millón 500 mil profesores, cerca de 30 mil están comisionados en labores sindicales, sin embargo, nunca imparten clases, ni siquiera como emergentes en aquellas escuelas en que faltan profesores, sólo figuran en la nómina como tales. Algunos de los cuales, qué bueno que no imparten clases, sobre todo ahora que se supo que están metidos en actividades delictivas.

¿A quién podemos culpar de este criminal problema? ¿Al sindicato de la SEP? ¿A la politización del magisterio? ¿A la alta burocracia de la Secretaría de Educación Pública? ¿O al Presidente de la República que ha tolerado a los profesores ineptos, se han hecho experimentos con programas de dudosos resultados y no se ha frenado la corrupción sindical? ¿Acaso la poderosa líder del sindicato tendrá alguna culpa? ¿O la tenemos los que toleramos este fallido sistema educativo?

La causa de este bajo rendimiento se atribuye principalmente a razones de tipo político sindical. La educación en México la manejan los políticos, no los técnicos en la educación; el resultado es una educación pobre, de baja calidad.

Ahora viene una reforma constitucional que vendrá a agravar el problema si no se corrigen primero los cimientos de la educación. La reforma a los artículos tres y 31, establecen que los presupuestos federal, estatal y municipal, incluirán los recursos para la construcción y equipamiento de la infraestructura suficiente para la apertura progresiva de los servicios de educación media superior. Reforma que extenderá la obligatoriedad de la educación pública hasta el bachillerato, que por cierto se viene ventilando en el Congreso desde los tiempos de Luis Echeverría, y aún falta que la refrende el Senado.

Nuestra penosa realidad es que estamos urgidos de una reforma estructural, profunda y auténtica en todos los niveles educativos; despolitizar al sindicalismo educativo y acabar de una vez por todas con la mala educación. Cuando los propios funcionarios públicos tengan en las escuelas oficiales a sus hijos, querrá decir que ya tenemos un sistema educativo público confiable.

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