Sábado, 23 de Noviembre 2024
Economía | Si la temperatura del planeta aumenta 3ºC, algunas regiones podrían perder hasta 40 por ciento de su biodiversidad

Costaría cambio climático 137% del PIB actual de AL y el Caribe: Cepal

Para 2100 se calcula que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas oscilarían entre el 22 y 62 por ciento del territorio

Por: NTX

MÉXICO.- La Comisión Económica para América Latina y el Caribe ( Cepal) alertó que, en caso de no haber un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático, el costo para la región podría equivaler hasta 137 por ciento del PIB actual para el año 2100.

El organismo expuso lo anterior al presentar hoy el informe 'La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2009' en un evento paralelo a la XV Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP 15), que se realiza en Copenhague.

En el documento prevé que, sin acciones internacionales de mitigación, la región podría sufrir para fines del siglo pérdidas importantes en el sector agrícola y en la biodiversidad, fuertes presiones sobre la infraestructura y aumento en la intensidad de eventos extremos, que se acumularían hasta representar cifras importantes del PIB actual.

Las estimaciones se basan en cálculos de 15 países: Argentina, Belice, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.

Aunque es la segunda región mundial que menos emite gases de efecto invernadero detrás de Africa, América Latina y el Caribe están sufriendo los efectos del calentamiento global más que ninguna otra, según el informe.

De ahí la urgencia de que la región cuente con apoyo tecnológico y financiero de los países desarrollados en sus esfuerzos de adaptación y mitigación del fenómeno.

El documento subraya que los costos económicos son muy heterogéneos entre países y regiones y tendrán un comportamiento poco predecible (no lineal) a lo largo del actual siglo.

Por ejemplo, algunas naciones tendrían beneficios temporales en sus sectores agrícolas como consecuencia de aumentos de temperatura menores a 2 grados centígrados (ºC) y los cambios en las precipitaciones, aunque en el largo plazo predominarían los efectos negativos.

Con un incremento de la temperatura planetaria superior a 3ºC, algunos países o regiones podrían perder hasta 30 ó 40 por ciento de su biodiversidad, expone.

Menciona que Argentina, Chile y Uruguay tendrían efectos positivos en su productividad agrícola si la temperatura aumentara entre 1.5ºC y 2ºC en el período 2030-2050. Sin embargo, si se traspasa este umbral de temperatura los efectos serán negativos.

Para 2100 se calcula que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas oscilarían entre el 22 y 62 por ciento del territorio. También disminuirá la disponibilidad de agua, sobre todo en América del Sur.

Advierte que el alza del nivel del mar provocaría desplazamiento de poblaciones y se perderían tierras por inundaciones permanentes.

Los pequeños Estados insulares del Caribe se verán muy afectados. Podrían desaparecer los manglares en las costas bajas (en Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Guyana) y estarían seriamente amenazadas zonas costeras del Río de la Plata (Argentina y Uruguay).

Un aumento global de la temperatura de 3ºC provocaría también una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, causando un sustancial deterioro de las selvas que poseen la biodiversidad más grande del planeta.

La variabilidad climática y los eventos extremos harían que hacia 2100 el costo de los desastres climáticos pase de un promedio anual para el período 2000-2008 de casi ocho mil 600 millones de dólares a un máximo posible de 250 mil millones de dólares.

En este contexto, la Cepal destaca que es fundamental diseñar una estrategia de política pública regional que permita reducir los impactos más graves del cambio climático.

Dicha estrategia se base entre otras cosas en: Preservar la biodiversidad y los recursos naturales para las generaciones futuras; reconocer la necesidad de revisar los estilos de vida y promover un cambio cultural; y promover la innovación tecnológica para un desarrollo sostenible.

Además, en transitar hacia economías con baja intensidad de emisiones de carbono, reconociendo que la época de utilización de una energía fósil barata y casi ilimitada está concluyendo y ajustar los precios relativos en consecuencia.

El informe fue elaborado por la Cepal, con la colaboración de los gobiernos de Alemania, Dinamarca, España y Reino Unido, así como la Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Mecanismo Mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y una amplia red de instituciones académicas y de investigación.


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