Casa o terreno desocupado, riesgo ante 'paracaidismo' y fraude

CIUDAD DE MÉXICO (15/ABR/2016).- Mantener un inmueble o terreno desocupado por un largo periodo debido a la falta de testamento o por problemas entre sus ocupantes, representa siempre un riesgo que incentiva prácticas de "paracaidismo" y fraudes inmobiliarios.
 
De acuerdo con el Colegio Nacional del Notariado Mexicano, el paracaidismo sucede mucho en las grandes ciudades, donde familias y grupos enteros se apropian de inmuebles ajenos y constituye un fuerte problema social, debido a que afecta la plusvalía de la propiedad.
 
En un comunicado, el organismo señala que la invasión de propiedad es un delito que se llama despojo y se sanciona con cárcel, pero la recuperación de la propiedad implica llevar a cabo un juicio que puede ser tardado.
 
Existen diversas modalidades de fraudes inmobiliarios, que van desde la venta múltiple de un inmueble, hasta la transmisión de dominio por suplantación de identidad, en el que una persona vende un inmueble con documentos falsos.
 
El Colegio Nacional del Notariado explica que los fraudes inmobiliarios son cada vez más comunes por la depuración de las técnicas de los propios defraudadores y la existencia de tecnología que, mal utilizada, pueden estar al servicio de los criminales.
 
Ante este escenario, el organismo ofrece algunas recomendaciones para no ser víctimas de este tipo de fraudes o paracaidismo en casas y terrenos, o en el proceso de compra-venta.
 
Refiere que en primer lugar los inmuebles deben estar amparados con sus títulos de propiedad ante notario, y no dejarlos en apariencia de abandono, pues existen grupos que buscan edificaciones para meterse en ellos.
 
También se deben concluir los trámites sucesorios pendientes, contar con un testamento para facilitar en su momento la tramitación de la sucesión, y de tener un terreno o casa desocupada colocar un aviso que diga: "no está en venta" o "propiedad privada".
 
Sugiere además colocar barda en los terrenos para que haya presunción de propiedad; conservar las viviendas con puertas y ventanas cerradas; vigilar de manera constante los inmuebles desocupados, y mantener contacto frecuente con los vecinos.