Baja 70% la salida de dólares bancarios

CIUDAD DE MÉXICO (24/ENE/2011).- Las exportaciones con dólares en efectivo que realizan los bancos mexicanos a Estados Unidos cayeron 70% en los últimos meses.

Luis Robles, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), recordó que en los últimos dos años, las instituciones enviaron a la Unión Americana 24 mil millones de dólares en efectivo, es decir, mil millones por mes. No obstante, la cifra cayó a cerca de ocho mil millones de dólares.

En entrevista, el también vicepresidente de BBVA Bancomer, afirmó que la decisión de limitar las transacciones con dólares en efectivo también empezó a permear en las grandes firmas comerciales.

Por ejemplo, dijo, hay establecimientos en la zona de Polanco, en la capital del país, que dejaron de aceptar la moneda estadounidense como forma de pago, tal es el caso de la marca Louis Vuitton.

Luis Robles recordó que el monto total de las operaciones en dólares en efectivo representan  0.6% del mercado cambiario del país y 96% de las remesas son electrónicas y se pagan en pesos.

Destacó que sólo 2% de la facturación del sector turismo se realiza con el billete verde.

En junio pasado, la Secretaría de Hacienda anunció las medidas para restringir la venta de dólares en efectivo y se abrió la figura de corresponsales cambiarios.

Por su parte, Luis Niño de Rivera, vicepresidente de la ABM, coincidió que la medida resultó positiva para los intermediarios.

Aumento en comisiones

Sobre el aumento en las comisiones que cobran los bancos, Robles comentó que éstas se incrementaron en la misma proporción que la inflación y por la consecuente alza en costos.
En el caso específico de BBVA Bancomer, destacó que la decisión de aumentar tarifas “es cuestión de competencia”. En Bancomer, comentó, los cargos no se incrementaron en los últimos dos años.
Hace unos días se informó sobre un aumento en las tarifas en varios rubros de la tarjeta de crédito. Las instituciones que movieron sus comisiones fueron: HSBC, Banorte y BBVA Bancomer, sobre todo en la anualidad. El aumento fue de entre 50 y 100 pesos.


ANÁLISIS

Remesas y dependencia

Durante las últimas décadas las remesas que llegan a México se constituyeron en la salida a la crisis económica y social que se vive. En una primera etapa las familias pobres, principalmente las campesinas, fueron las que recurrieron a la migración como medida para enfrentar sus restricciones. El severo deterioro del campo nacional aceleró la salida de sus pobladores tanto a las ciudades como hacia Estados Unidos.

El problema aumentó durante la década perdida, cuando la llamada crisis de la deuda afectó la capacidad productiva nacional provocando que el mercado laboral entrara en un problema estructural del cual no ha podido salir. La dimensión del estancamiento implicó que el fantasma del desempleo se abatiera en prácticamente todas las urbes del país, limitando con ello la capacidad interna de México para absorber la mano de obra que salía del campo.

Adicionalmente implicó que el perfil de los mexicanos en búsqueda de mejores oportunidades en Estados Unidos pasara de gente de baja educación y con origen agrícola a uno de mayores calificaciones escolares e industriales.

La incapacidad de generar fuentes de trabajo suficientes, el error de aplicar una política salarial avocada no a propiciar bienestar social sino a contener la inflación, así como los reiterados y profundos periodos de crisis que se han suscitado en 30 años es el marco bajo el cual se puede entender que el mercado laboral mexicano no pueda constituirse como la solución soberana que en realidad debería de ser.

Por el contrario, los errores citados terminaron por impulsar la creciente salida de connacionales, cimentando con ello una relación de dependencia que en estos momentos llega al consumo de bienes básicos de una parte de la población.

Cuando se observa que estados con alta pobreza como Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla y Zacatecas reciben una proporción importante de las remesas que llegan al país no puede soslayarse que ello va dirigido a las familias que no tuvieron el ingreso suficiente en México para vivir mejor.

No obstante durante los últimos años también se tiene evidencia suficiente de que una parte relevante de las remesas se encamina a entidades en donde los niveles de pobreza son relativamente menos intensos, como es el caso del Distrito Federal y el Estado de México.

Lo anterior tiene un fundamento parcial tanto porque en esta región existe una alta concentración de personas con nexos familiares en Estados Unidos y por el hecho de que la gente que emigró desde dichos lugares tiene un mayor nivel de escolaridad y experiencia laboral, elementos que le ayudan a desempeñar labores en Estados Unidos que le reportan un ingreso comparativamente más elevado que el obtenido por los migrantes campesinos de antaño.

Lo anterior ayuda a comprender el silencioso vínculo de dependencia que se ha configurado entre la economía mexicana y la norteamericana: parte del bienestar de las familias en nuestro país radica en la salud del mercado laboral de Estados Unidos, es decir del dinamismo que exhiban sectores como el de la construcción, los servicios y en menor medida de las manufacturas.

A diferencia de la dependencia que se tiene respecto a la inversión extranjera directa, o la especulativa que se dirige al sector bursátil, en el caso de las remesas se tiene una subordinación que llega de forma directa al bolsillo de las familias mexicanas, recursos que impactan su vida diaria y la cual se generó por las fallas de un modelo económico carente de resultados positivos.

Durante 2011 el mercado laboral de Estados Unidos no resolverá todos sus problemas por lo que las remesas que llegarán a México se incrementarán marginalmente, situación que en conjunto con la apreciación del tipo de cambio y la inflación de alimentos afectarán negativamente al bienestar de la población, acentuando la necesidad de mejorar el mercado interno.


JOSÉ LUIS DE LA CRUZ GALLEGOS/ Director del Centro de Investigación de Economía y Negocios del Tec de Monterrey. E-mail: jldg@itesm.mx