Aguinaldos sirven para desempeñar bienes

GUADALAJARA, JALISCO (21/DIC/2014).- Los bienes son para remediar los males. Ese dicho popular lo supo aplicar bien Jonathan Jiménez, de 28 años, al empeñar una pantalla y una consola de videojuegos en el Monte de Piedad, hace dos meses.

Ayer acudió muy temprano al Monte de Piedad, ubicado junto al Parque Morelos, a desempeñar las cosas y llevarlas a casa.

Una urgencia económica lo obligó a dejar sus aparatos en la casa de empeño, por lo cual recibió cinco mil pesos de la pantalla plana y tres mil 500 del videojuego.

“Ya tuve dinero con los aguinaldos y vine a sacar mis cosas, las había empeñado porque tuve un aprieto económico; la pantalla me la valuaron en ocho mil pesos y me prestaron cinco mil y, pues, y, salí de mi apuro”.

En estas fechas, refiere el encargado de la Casa de Empeño San Ángel, Gerardo Gómez, es temporada baja para estos negocios, pues los clientes acuden a desempeñar sus cosas con el dinero que recibieron de sus aguinaldos. En la época bajan hasta 50% los empeños.

“Es muy poca la gente que viene a empeñar; alguno cae porque se quedó sin trabajo, pero el desempeño es lo que más tenemos”.

Muchos de los clientes vuelven en enero a empeñar nuevamente sus aparatos electrónicos, pues se acabaron el dinero en regalos o pagos, y requieren otra vez de solvencia.

“En enero es cuando vienen muy gastados y vienen a traer muchas de las cosas que desempeñaron una semana antes, es lo de cada año; me ha tocado que vienen a empeñar un teléfono para comprar uno nuevo más moderno, y después vienen con el nuevo para empeñarlo”.
 
Celulares, de lo que más empeñan

La mayoría de los artículos que empeña la gente son de tipo electrónico, principalmente teléfonos inteligentes, tabletas electrónicas y pantallas planas.

Por ejemplo, por un teléfono marca Apple, valuado en ocho mil pesos, la casa de empeño da hasta dos mil 500, con un mes para pagar el monto, más el interés generado hasta el día.

Gerardo señala que anteriormente se tenían más clientes señoras, y actualmente acuden más los hombres de todas las edades, así como mujeres jóvenes.

En 10 años de experiencia en empeños, Gerardo concluye que de no tener una disciplina de pagos, la gente se vuelve adicta a pedir dinero.

“Yo nunca he visto que la gente ya no regrese, o sea, regresa por su prenda, se la lleva, y vuelve a traerla”.