¿Y el carril panamericano?

GUADALAJARA, JALISCO (28/OCT/2011).- Estudiantes provenientes de Puebla, Ciudad de México, Michoacán y Zacatecas se sumaron a la manifestación de la Normal de Atequiza, ayer. Cuando pasaron por la avenida Alcalde, cerca del CODE,  la circulación quedó interrumpida y ni los autos panamericanos pasaron.

LA CAMINATA
El alma de la fiesta tiene cuerpo de mujer

Por Vanesa Robles

Claudia Acereto es locutora, dobladora de voces y el espíritu de la pachanga de las competencias panamericanas. Es animadora freelance. Eso significa que desde que comenzaron los juegos, ha tenido que enfrentarse a un público exigente, convocarlo a reír, bailar y, lo más difícil, a levantar los brazos para formar magníficas olas.

Como ella hay otros y otras cinco que, en el espeso organigrama del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, integran parte de la Coordinación de Entretenimiento y Animación.

La chamba ha resultado muy divertida y muy difícil, dice ella, auque atributos para hacerla no le faltan. A sus treinta y tantos, es una rubia pequeña y atractiva, de redondeos cachondos, rulos estilo Betty Boop y una carita salida de los años veinte.

Pero todo eso sería insuficiente si Claudia, además, no tuviera un carácter inteligente, extrovertido, gritón. Y lo tiene, ya se ve. “¡Levanten la mano los que vienen de fuera!”, grita desde una orilla de las escalinatas y una veintena de espectadores responde a la solicitud. “¡Un aplauso para los que nos visitan!”. Entonces responde todo el domo.

Contado así sería sencillo. Pero no. Para llevar la fiesta a las tribunas, la mujer tiene que ponerse de acuerdo con su coordinador, un clawn, una comparsa musical, los tiempos del juego, los locutores técnicos que informan el marcador y el ánimo de cientos de aficionados.

Por ejemplo, la gente que acude a los partidos de voleibol, basquetbol, water polo y hockey sobre pasto no necesita mecha. Se prende casi sola. Hace y rehace la ola, baila al ritmo de los tambores, juega a la papa caliente... En cambio, la animación se torna distinta en la natación, porque los competidores deben tener el silencio para escuchar el disparo de salida y el tiempo de la fiesta es breve, durante los recorridos de los cuales todos están muy atentos.

Las mañas que Claudia ha hecho durante casi dos semanas han salvado todas las situaciones. A estas alturas, la animadora está convencida de que los mexicanos apoyan siempre a los equipos de Latinoamérica. Lástima que muchas veces ignora el marcador final pues, justo cuanto los espectadores de una sede están más enfiestados, debe marcharse a otra, a comenzar la pachanga. “¡Buenas nocheees! ¿Quién quiere fiesta?”, y así, hasta que algunos días se juntan ocho horas y, al día siguiente, vuelta a empezar.

Claudia Acereto dice que sólo siente el cansancio hasta que llega a su casa. El resto del tiempo, la reacción de los aficionados es como un suero vitaminado directo a la yugular. “Estoy en un momento histórico, hago lo que me gusta y me pagan”, se jacta, risueña. ¿Cuáles son sus honorarios, por cierto? Claudia Acereto es extrovertida, pero no tanto.