Vacaciones tapatías desde la tercera cuerda

GUADALAJARA, JALISCO (13/AGO/2014).- Los 780 pesos que la familia Cervantes destinó a la Lucha Libre tapatía no estaban contemplados en el presupuesto vacacional.

Desde Apatzingán (Michoacán), D'yamel Cervantes llegó a Guadalajara para comprar los útiles escolares de sus hijos, pero aprovechando la estancia en la ciudad, decidió, junto a su esposa y hasta con el sobrino, sumarse a la llamada "noche de glamour" del ring ubicado en la calle de Medrano.

El padre de 38 años de edad dice que allá en Apatzingán la exposición de lucha libre no es habitual, y hasta considera que no hay ni arenas que presuman al deporte mexicano.

Por seguridad, D'yamel decidió pagar más para obtener cinco lugares en las butacas numeradas, pues le preocupó que ante la euforia que se desata en las gradas tuviera que salir corriendo teniendo a su pequeño hijo como espectador. La familia michoacana optó por sentarse cerca de los integrantes policíacos que resguardan al recinto dentro y fuera de las instalaciones.

Quién lucha es lo que menos importa en la Arena Coliseo de Guadalajara cuando la única misión es alegrar al público.

Como cada martes, el ring se llenó de gritos y aplausos en la ya acuñada noche de glamour semanal, en donde los asistentes desahogaron el estrés a través de candentes picardías mexicanas que no sólo van dirigidas a los gladiadores del cuadrilátero, sino al público que queriendo o no, se suman a las guerras verbales nacidas desde las gradas y las butacas.

Eso le gusta a D'yamel: el ambiente, el los cómicos insultos que intercambian las improvisadas porras de graderías, la comida y golosinas de la arena. Pero sin duda, fue la actuación de Atlantis la que dejó satisfecho al mencionado turista, que ilusionado vio a su héroe de juventud moverse como hoja al viento en el cuadrilátero sometiendo a Último Guerrero, Mephisto y Gran Guerrero.

Al escenario también saltó Leo, joven luchador que gradualmente ha logrado la aceptación de los fanáticos mediante combates que demuestran su evolución y perfección en los temidos rehiletes con quebradora, que esta noche fueron propinados en compañía de Esfinge a la dupla ruda de Súper Comando y Artillero.

Mientras las llaves y marometas se ejecutaban a placer de los luchadores que disputaron la cabellera contra cabellera: Omar Brunetti y Disturbio, la audiencia luchística debatía su ligeras competencias por llamar la atención de los vendedores de golosinas y bebidas, que no se daban abasto ante la conglomerada Arena Coliseo.

Al final, Brunetti logró despojar de su cabellera a Disturbio, ante los aclamos de la afición que en son de burla gritaban "Quiere llorar, quiere llorar".

Para el acto estelar, el italiano Marco Corleone y el regio-tapatío El Terrible se enfrentaron a un mano a mano, desatando halagos en las señoritas presentes, que más allá de disfrutar de , también se deleitaron ante la coquetería que ambos gladiadores exhibieron ante su esculpida musculatura. Al filo de las 22:30 horas, la Arena Coliseo terminó una jornada más teniendo al europeo como ganador de la noche.

EL INFORMADOR / Rodrigo Velázquez