Jueves, 10 de Octubre 2024
Deportes | Color en el estadio

Una historia de potros, chivas y toros

Nelson confesó que no le importaba el partido Chivas contra Atlante: él venía a conocer el estadio del Rebaño

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (08/ENE/2012).- “Aquí no son los toros, aquí son las Chivas”, le dijo una de las personas de seguridad en las taquillas a Nelson Paz, originario de Monterrey, quien le preguntaba si en caso de que no se llenara la parte inferior del recinto, él podría bajar de la galera durante el segundo tiempo. Le dijeron que no porque todos los asientos están numerados. A Nelson no le quedó de otra, carecía de dinero suficiente para comprar otro boleto con mejor zona, y gastó 130 pesos.

Después, Nelson confesó que no le importaba el partido Chivas contra Atlante: él venía a conocer el estadio del Rebaño. Y es que en los toros, por lo menos en la Plaza Nuevo Progreso, dice Nelson que si compras un boleto en la zona de Sol después del primer tercio, uno puede bajarse a los asientos desocupados del primer tendido. Ahora se entiende: “Aquí no son los toros, aquí son las Chivas”.

Anoche, el equipo rojiblanco le quedó a deber a Nelson y a todos los que se dieron cita en una fría noche en el Omnilife. No sólo perdieron por un marcador de uno por cero contra los Potros del Atlante, sino que hubo tan poca imaginación en la cancha que las tribunas lucieron igual que los termómetros en la zona de El Bajío en Zapopan: helados.

Desde las 17:00 horas, los aficionados llegaron al estacionamiento del Estadio Omnilife. Algunos, como Juan Cervantes, prendieron su asador y esperaron a que se hicieran las 18:50 para pasar a sus lugares. “No llevamos prisa, es el primer partido y son a los que menos gente viene, los equipos apenas se van acomodando y la gente no viene porque no hay dinero, la Navidad dejó a muchos sin lanita”. Y tiene razón, los boletos para ver al Rebaño oscilan entre los 70 y los 600 pesos. Y adentro la cerveza cuesta otros 70, las pizzas 65 y un bote con guasanas equivale a 50 pesos. El futbol pasó de ser un pretexto de convivio a un lujo en las relaciones personales.

Por eso Juan llegó temprano. Bajó de su camioneta un asador, comida (con salchichas para asar incluidas), sillas para sentarse y departir con sus amigos. La cuesta de enero también la sienten los aficionados que llegaron al Omnilife.

Si pudieramos resumir lo que este sábado aconteció en el Omnilife sería que hubo frío, caras largas, guasanas caras, pero faltó imaginación, dinero y buen futbol. En otras palabras, fue una noche de potros, chivas y toros.

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