Un chico al que no conocía Maradona

JOHANNESBURGO, SUDÁFRICA (05/JUL/2010).- En el cotejo de cuartos de final ante Argentina, Thomas Müeller acumuló la tarjeta amarilla que lo excluirá de la semifinal que su equipo jugará contra España, el próximo miércoles, para definir cuál accede a la gran final del 11 de julio en el Soccer City de Johannesburgo.

“¿Puedo saludar a alguien? Quiero mandarle un saludo a mi abuela”. Tan natural como si acabara de salir del colegio, Thomas Müeller se dirigió así a la televisión alemana tras su actuación estelar ante Inglaterra, en los octavos de final, con dos goles que propiciaron la debacle inglesa (4-1).

Los medios germanos corrieron a entrevistar a la abuela Erna, de 81 años, que desveló que el origen genético del joven futbolista procedía del abuelo.

Antes de morir, el anciano pidió un deseo: ver un último partido del Bayern Munich. Müeller llegó al Mundial con una mochila muy ligera, con sólo dos internacionalidades a sus 20 años, pero muy cargada de talento.

Brilla en cualquier posición de ataque: desde la deseada media punta, donde le pone Louis van Gaal en el Bayern, hasta el extremo derecho, donde le prefiere Joachim Löw, para que Ozil disfrute como enganche. El chico parecía liviano en su magnífica temporada en el Bayern, 13 goles y 11 asistencias en 34 partidos de la Bundesliga, abriéndose paso entre las alas de Robben y Ribery, pero llegó a Sudáfrica en un punto de madurez física: potente, veloz e inteligente para buscar los espacios y darle salida al balón.

“Es ambidiestro”, le define el legendario Gerd Müeller, goleador histórico del Bayern y de la Selección, entrenador en las categorías inferiores del club bávaro. “Tiene un gran golpeo de cabeza y, sobre todo, es un goleador: puede estar sin tocar el balón y aparecer de pronto para marcar”.

Thomas también ha heredado el dorsal 13 del “Torpedo”, y que, por casualidad, había dejado libre a última hora el lesionado Ballack.

El primer encuentro con Diego

La vida de Müeller ha dado un vuelco en 12 meses.

Jugaba entonces en la Tercera germana, en el filial del Bayern, con el que marcó 15 goles en 32 partidos, pero nadie podía sospechar que en un año se convertiría en una de las figuras del Mundial, con cuatro dianas y dos asistencia.

Ni siquiera hace tres meses, cuando coincidió con Maradona en la sala de prensa del estadio Bayern Arena, de Munich, tras la victoria argentina 0-1 en un amistoso. Y “El Pelusa” se marchó enfadado porque no conocía al chico que le habían sentado a su lado. Lo confundió con un recogepelotas.

A Müeller tampoco le impresionó aquel “monstruo” sagrado del futbol que se pavoneaba a su lado. Ni siquiera había nacido cuando Maradona se exhibió ante Alemania en la Copa del Mundo de México 86, y solo tenía un año cuando su país se tomó la revancha en Italia 90. “Voy a reservar unas vacaciones en junio, pero con una opción para cancelarlas”, había declarado Müeller, justo después de ese debut internacional frente a Argentina, como si presintiera lo que iba a suceder. Sucedió que el encuentro ante Inglaterra lo ha situado entre dos de las mayores leyendas de las Copas del Mundo.

Un sueño hecho realidad

A los 20 años, se convirtió en el más joven desde Pelé en marcar más de un gol en una fase eliminatoria; y en el más joven alemán desde Beckenbauer en hacerlo en cualquier partido.

Natural de Weilheim, en la Alta Baviera, hijo de un ingeniero de BMW, Thomas jugó en el TSV Pähl, un pueblo de 1.500 habitantes, antes de entrar a los 10 años en la escuela del Bayern. Debutó en el filial en marzo de 1998, y ya marcó. Y, aunque debutó con Jürgen Klinsmann en el primer equipo, firmó su primer contrato profesional en enero de 2009, con Van Gaal en el banquillo. “Conmigo, jugará siempre”, avanzó.

Empezó de suplente hasta que un día, frente al Borussia Dortmund, entró y participó con dos tantos de la goleada bávara (5-1). En noviembre de 2009, ya fue convocado por Löw para debutar ante Costa de Marfil, pero el partido se suspendió por el fallecimiento del portero Robert Enke.

En una temporada excelente del Bayern, ganó la Liga, la Copa y se quedó a medio palmo de la Champions al caer ante el Inter.

Ahora es un rostro difícil de olvidar para el “Pelusa”

A partir del sábado pasado, a Diego Maradona le quedó claro quién es Thomas Müeller.

El cabezazo del delantero alemán a los tres minutos sentó la tónica de la goleada 4-0 que Alemania le propinó a Argentina, en los cuartos de final de la Copa del Mundo.

Maradona está de regreso en Buenos Aires. La abuela de Thomas, Erna, tuvo una nueva dedicatoria.

Frase

“Estoy feliz de la victoria y aquello (el incidente con Maradona) es algo secundario” Thomas Müeller, goleador alemán.

Schweinsteiger tiene voz de profeta

El centrocampista alemán, Bastian Schweinsteiger, prendió la mecha con sus polémicas declaraciones contra Argentina antes del partido, y culminó su trabajo en el terreno al hacer explotar al equipo de Diego Maradona con un duro 4-0 en cuartos de final.

Cuando “picó” a los albicelestes por su tendencia a simular faltas, el jugador se topó con las críticas de sus propios aficionados, entre ellos el legendario Franz Beckenbauer, que le reprochó haber provocado al rival antes del partido.

Para Diego Maradona, las declaraciones de Schweinsteiger, que aludían al anterior partido de cuartos de final entre ambos equipos, en Alemania 2006, ganado por los germanos en los penales y concluido con trifulca entre los jugadores, demostraban el nerviosismo de los argentinos.

Pero el centrocampista alemán no sólo nunca dio la impresión de estar nervioso en los 90 minutos del encuentro ganado 4-0 por su equipo, sino que dio una lección a Maradona y Lio Messi.

Ni siquiera tuvo tiempo para ponerse nervioso. Nada más empezar el partido, lanzó la falta que Thomas Müeller remató a gol de cabeza. En la segunda parte, pasó revista a todo el equipo argentino antes de servir el tercero a Arne Friedrich.

Mientras tanto, el jugador del Bayern impuso su ley en el centro del campo, impulsó los rápidos contraataques alemanes y coordinó el juego defensivo cuando los argentinos trataron de levantar cabeza.

“Fue magistral por el volumen de su juego y sus esfuerzos. Dirigió el equipo y lo organizó con soltura. Sencillamente, fue extraordinario”, reconoció el técnico Joachim Löw.

“Schweini”, un apodo que no soporta, logró el mejor de sus 79 partidos con la “Mannschaft”, con sólo 25 años.

Alemania, le debe un favor tanto a Louis van Gaal como a Kevin-Prince Boateng

El primero, entrenador del Bayern, colocó a Schweinsteiger en el eje de su equipo y lo transformó. El segundo lesionó en el campeonato inglés a Michael Ballack y lo dejó fuera del Mundial, dejando al joven centrocampista más espacio para moverse en el campo.

Producto del centro de formación del Bayern, Schweinsteiger dudó entre ser esquiador o futbolista.

Cuando llegó al Mundial sudafricano, lo hizo con mucha confianza a pesar de haber perdido la final de la Champions contra el Inter de Milán, unos días después de haber logrado el quinto doblete de su carrera (campeonato y copa).

El dato

A Schweinsteiger ahora le toca jugar contra España. Y como los otros cinco supervivientes de la final de la Eurocopa 2008 (Friedrich, Lahm, Mertesacker, Klose y Podolski), todavía recuerda con amargura la derrota 1-0 en final contra la Furia Roja.