Turismo local no cumple expectativas

GUADALAJARA, JALISCO (24/OCT/2011).- Agencias de viajes de la ciudad reportan un incremento que ronda 30% de personas que esta semana hicieron sus maletas para disfrutar, principalmente, de destinos de playa, entre ellos Puerto Vallarta, aprovechando las vacaciones atípicas con motivo de la suspensión de clases en escuelas particulares, debido a los Juegos Panamericanos.

Sin embargo, para quienes laboran en el sector de los viajes, este incremento significa que no ha habido mucho movimiento.

Dijeron que la mayoría de personas se quedaron en la ciudad y no se registró una salida masiva de vacacionistas como sucede en periodos de asueto generales.

“No es tanto el porcentaje de gente que ha salido, no ha sido masivo, no ha sido muy alta la venta… alrededor de 30% yo creo que anda fuera”, consideró Aidé Espinoza de Montero, representante de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes, filial Occidente.

La expectativa, agregó, es que para la próxima semana repunte la demanda de vacacionistas. Un incentivo es que por ser temporada baja, los precios en los destinos turísticos no han aumentado, se mantienen como corresponde a un mes de octubre normal, de manera que resultan atractivos para quienes quieran aprovechar.

En el caso de VISATUR, personal de este negocio dijo que para ellos también se incrementó alrededor de 30% la demanda de viajeros en esta semana de octubre.

Guadalupe Velázquez mencionó que en esta agencia los paseantes se interesaron no sólo por visitar destinos de playa como Puerto Vallarta, sino que también hubo interés por viajar a ciudades coloniales como las del Estado de Guanajuato.

Sin embargo, también hubo agencias para las que no representó beneficio alguno la suspensión de clases en escuelas particulares durante los Juegos Panamericanos. Juan Carlos Wario, de la Operadora Mayorista de Hoteles Naturmex, comentó que durante el mes de octubre y en esta semana en específico, el comportamiento de ventas es normal, no significó un incremento en la demanda de viajeros.

“Es un movimiento normal de cada año, no hay nada fuera de lo común”, manifestó el entrevistado.

LA CAMINATA
La Fiesta de América, sin deportistas

Por Vanesa Robles

Los estadios están lejos y nadie los extraña, porque la cachondería es lo que rifa hoy en esta esquina. Hoy es sábado, a las once de la noche. La esquina es la de las avenidas La Paz y Chapultepec, la “Fiesta de América” para el populacho, que se cuenta por miles. La cachondería está protagonizada por cuatro jóvenes atractivas, vestidas, idénticas entre sí, como la Mujer Maravilla; dos a cada lado de un fortachón, que no enseña mucho, pero hace movimientos circulares de chulada.

Nadie aquí se puede quejar de que no vio un espectáculo panamericano, porque a estos bailarines se les puede mirar desde una cuadra a la redonda. Sus patrones tuvieron a bien ponerles un disco de reguetón y treparlos en una tarima, unos tres metros arriba del nivel del piso, que hierve de gente sin rumbo cierto.

La tarima, el espectáculo y los bailarines son parte de la estrategia publicitaria de una cervecería panamericana, cuyos mercadólogos diseñaron un eslogan de un ingenio sin precedente: “Un hombre siempre demuestra su alto rendimiento”. Este que está arriba, al menos parece que puede demostrarlo ante las cuatro muchachas, enfundadas en un pequeñísimo short, una camiseta muy entallada y unas botas largas, todo negro, quienes como parte de la coreografía compiten por apapachar a su compañero. Él responde con unos movimientos perfectamente redondos de unos glúteos también muy redondos, que saludan al público, en sincronía con las sentaderas de sus compañeras.

“¡Tsss…!”, se oye abajo. “¡Tssss…!”.

Junto con los puestos de indígenas, que ofrecen artesanías, los muchachos que hacen break dancing y los que ofrecen un espectáculo circense cada sábado, los bailarines cerveceros son el principio y el fin de la Fiesta de América para el gentío que esta noche se aprieta en la calle.

Hace un par de horas, muchos de los presentes llegaron con la cara arriba, el cuello extendido y los ojos pelones, en posición de búsqueda. Esperaban ver a la delegación de las Antillas Holandesas, en plena celebración de su única medalla; al equipo femenil cubano, embrutecido por el ron, tras haber obtenido los tres primeros lugares en ciclismo femenil de ruta; a la gimnasta Cynthia Valdez, con unas papas rebosantes de salsa Valentina en las manos o, ya de perdida, a los y las mexicanas que han sido derrotados en el juego, pero siguen de pie, orgullosamente vestidos con sus pants oficiales. Nada: de ellos no vino ni uno.

En cambio, el hombre que “siempre demuestra su alto rendimiento” y las mujeres que lo rodean son la consolación de los sesentones, que se quedan boquiabiertos a media calle, mientras sus esposas desesperadas intentan jalarlos del brazo, de mujeres que juran que esta noche su vida cambiará: “Mañana me pongo a dieta”, de niños que esta noche descubrieron su entrada a la pubertad. ¿Quién dijo que la Fiesta de América necesita deportistas?