Tristes de ver perder a la albiceleste

GUADALAJARA, JALISCO (13/JUL/2014).- Como si estuvieran viendo escenas de una tragedia, así se les veía a los asistentes a algunos de los restaurantes de comida argentina que se encuentran en la ciudad y que asistieron a ser parte de una fiesta donde se suponía que Argentina se convertiría en el Campeón del Mundo. Caras largas, preocupadas, manos en la boca tapándosela, algunas otras en los cachetes; no daban crédito al final que se había convertido en una pesadilla.

El gol que marcó el triunfo alemán en el segundo tiempo extra, solamente fue el resultado de una ecuación donde los teutones sumaron el desgaste físico con la calidad futbolística y ante eso, nada hay que hacer, mucho menos los centenares de aficionados que querían ver a Lionel Messi levantando la Copa FIFA, degustando esta exquisita comida originaria del país de la bandera albiceleste.

Solamente unos pocos mostraron su apoyo a los germanos, quienes no pudieron aguantarse de externar su alegría por el tanto del triunfo, pero que el festejo fue muy tenue al saberse en un lugar donde la amplia mayoría estaba de lado de los sudamericanos.

Cabe señalar que el ambiente no era el esperando, menos cuando se estaba viendo un partido de futbol peleado en el medio campo, menos cuando los aficionados que en esta ocasión estaban de lado de los argentinos, gritaban gol pero en seguida se callaron cuando se dieron cuenta que el tanto de Gonzalo Higuaín había sido anulado por fuera de lugar, menos cuando el final de la primera parte el poste albiceleste terminó estremeciéndose luego de un cabezazo alemán.

"Está muy difícil, muy parejo, no se ve a ninguno mejor", eran algunos de los comentarios que se alcanzaban a escuchar en las diferentes mesas. "Ojalá que gane Alemania, se lo merece más por el mundial que jugaron", se escuchó en otra parte.

Lo cierto es que en el ambiente, lo que empezó siendo una algarabía por ver campeón a Argentina, conforme fue pasando el partido se transformó en un mar de nervios mudos, donde lo único que se escuchaba de
fondo eran los meseros con los platos de madera ir y venir.

Al final, con el tanto alemán, los "¡Noooo!" de mayor a menor potencia, se escucharon entre las paredes. El silencio sepulcral pasó a ser el invitado especial de la tarde y las palabras de reconocimiento a Alemania llegarían a los pocos minutos para ser el tema del momento. No fue una final como ellos la esperaban, pero al final de cuentas, queda confirmado el amor que se le tiene al país sudamericano en Guadalajara y a todos sus habitantes, sobre todo a los que han emigrado hacia nuestras tierras.

EL INFORMADOR / RODRIGO VELÁZQUEZ