Rey Bucanero y Tiger dan cátedra en la Coliseo

GUADALAJARA, JALISCO (09/ENE/2012).- Los rudísimos Rey Bucanero y Tiger impartieron cátedra de artimañas para ganar en tres caídas a los técnicos Atlantis y Titán en lo que fue la lucha estelar del domingo familiar de la Arena Coliseo.

Y es que a pesar de que todo parecía indicar que los científicos se alzarían con la victoria, Rey Bucanero y Tiger aprovecharon una desatención de estos para revertir el castigo y colocarlos de espalda sobre la lona.

Desde el comienzo de las hostilidades, los rufianes tomaron el mando de las acciones y rápidamente se llevaron el primer round con una gran combinación de castigos que los técnicos no pudieron soportar.

Pero los científicos no se quedarían tranquilos y para el segundo tercio Atlantis y Titán les dieron una repasada por todo el encordado a los marrulleros, y con una quebradora por todo lo alto del rey de la Atlántida sobre Rey Bucanero se adjudicaron el round.

Llegaría la tercera y última caída, en donde los científicos dominaron de principio a fin haciendo gala de su técnica y espectaculares vuelos desde la tercera cuerda, mismos que arrancaron los gritos y ovaciones del respetable, y cuando todo parecía que se llevarían la batalla, fue que los rufianes los sorprendieron con una rana que los dejó escuchando el conteo desde la lona.

La pelea semifinal fue un espectacular mano a mano a una caída entre Tritón y Mr. Águila, el rudísimo emplumado, con ayuda de sus artimañas, tomó el control de la contienda desde el inicio; sin embargo cuando todo parecía perdido, el Dios del mar reaccionó y se alzó con la victoria al ejecutar una enredadera sobre Mr. Águila, quien, molestó por haber perdido la pelea, siguió repartiendo golpes dentro del cuadrilátero hasta lograr despojar de su mascara al Dios del mar.

En la tercer lucha de la noche los rudos Exterminador y Evola derrotaron con ayuda de sus marrullerías a los técnicos Esfinge y Leo, en una lucha intensa y llena de emociones que hizo vibrar al público; decidiéndose todo en un mano a mano entre Esfinge y Evola.

EL INFORMAADOR/Mary Bermejo