Paternidad rojiblanca

GUADALAJARA, JALISCO (24/OCT/2011).- Tambaleantes, sostenidas apenas con las uñas de cara al precipicio de la eliminación. Así dejaron las Chivas al América, al que humillaron 3-1 para ascender a la cima el Apertura 2011 y de paso, dejar a su histórico contrincante con un sombrío olor a muerto.

Sin honra, con un jugador menos por la expulsión de Adolfo Rosinei y con el portero Armando Navarrete en uno de sus peores días, las Águilas hilaron cuatro Clásicos nacionales sin poder vencer a su archirrival y se estancaron el sitio 16, con 14 puntos.

Guadalajara cosechó 25 unidades para ser el mandón del certamen, lo cual agradeció la afición rojiblanca al despedir con aplausos a sus jugadores. Para los de Coapa sólo hubo rechiflas por parte de los suyos.

En un minuto, Armando Navarrete permitió dos goles de Chivas y América ya caía 3-1 al minuto 20. Así de vertiginosa inició la batalla.

Tras un tiro de esquina, el portero águila no pudo controlar el balón y lo dejó a los pies de Marco Fabián, quien lo incrustó en la red amarilla (19’); sesenta segundos después Navarrete salió tarde y Érick Torres volvió a estremecer la portería local.

Así vivió “Nava” su primer Clásico en el Azteca como titular bajo los tres palos, una pesadilla que fue acentuada con una que otra pancarta suplicando: “Memo Ochoa, regresa”.

Las Águilas clavaban el pico en su propia casa, mientras el técnico Alfredo Tena, cruzado de brazos, furioso, se tragaba la vergüenza de caer en casa.

Para no variar, los emplumados habían recibido un gol tempranero, esta vez en los botines de Antonio Gallardo, quien estremeció las redes apenas al minuto siete, tras un centro de Marco Fabián.

Christian Benítez lavó pronto la deshonra con un cabezazo tras un servicio de Daniel Montenegro (13’), pero las Chivas tenían destinada otra suerte, la más negra, para su enemigo deportivo.

Gran parte del mérito del triunfo chiva fue de Luis Michel, quien provocó los gritos enardecidos de “portero, portero” con tres atajadas dignas de eternizarlas en una postal, tras remates de Aquivaldo Mosquera, Jesús Molina y “El Chucho” Benítez.

Tras el descanso, América probó el desconcierto, rozó el infierno y se amedrentó con sus demonios. Las posibilidades de calificar se diluyeron como gotas de agua. El “Capitán Furia” prescindió de uno de sus mejores hombres, Benítez, para ingresar a Matías Vuoso en el ataque. Igual sentó a “El Shaggy” Martínez y dio juego a Ángel Reyna.

Caras de incredulidad se multiplicaron en la tribuna. No entendían por qué el tÚcnico sacó al autor del gol azulcrema. Sus rostros se desencajaron aún más cuando los cambios no funcionaron. Ni “El Toro” ni Ángel lucieron en su mejor forma, al venir de lesiones y las Águilas se consumían entre los “olés” de los rivales y las fallas frente al marco.

La suerte, incluso, se apiadó del América, cuando se estrelló en el travesaño un riflazo de Jesús Sánchez. Así terminó la tortura águila, que resaltó más entre las sonrisas y las burlas de los aficionados del superlíder del torneo.

América, visitante en su casa

América fue un intruso en su propia casa y Guadalajara le ganó el duelo en la tribuna. Lo colores rojiblancos coparon las gradas del Estadio Azteca, el grito de “Chivas, Chivas” opacó a las porras azulcrema y sus bombos sonaron tan fuerte como el latir de sus corazones.

El Coloso de Santa Úrsula se llenó lento, pero tuvo un aforo aceptable para un Clásico, con cerca de 85 mil aficionados que se tradujeron en la mejor entrada de este inmueble en el torneo.

Así, los deseos del estratega Alfredo Tena se cumplieron: Pudo ver el templo águila repleto, con el detalle de que la mayoría de los asistentes apoyaba al cuadro tapatío. Y es que el graderío era un enorme tapiz rojiblanco.

Esta situación astilló el orgullo de los jugadores águila, pues confiaron durante la semana en ver abarrotado su estadio de seguidores azulcrema.

No pudo ser, y los emplumados se quedaron con las ganas de desplegar en más pupilas su camiseta conmemorativa por el cumpleaños 95 del América, además de adoloridos, pues la ausencia del pueblo amarillo en las tribunas es una prueba de que ni la goliza pasada ante Monterrey ha podido remendar el resentimiento hacia el equipo.

La irreverencia fue aliada de la afición rojiblanca. Silbidos y bullicio impidieron al capitán de las Águilas, Aquivaldo Mosquera, dar un mensaje en el micrófono. Y cada vez que las Chivas  “toreaban” a un jugador emplumado se escuchaba el atronador “ole, ole”.

Afuera, en la vendimia, las playeras reflejaban los deseos de la tropa local: “Con ganas se intenta, con Furia se gana”, pero a los de casa les faltaron estos dos ingredientes, y algunos más, pues no sólo perdieron en la cancha, sino también en la tribuna.

Y como ya es costumbre, una vez más el sector amarillo reclamó airadamente a los futbolistas con insultos, rechiflas y mentadas al final del Clásico.

Alineaciones
Así jugaron

América.- Armando Navarrete, Juan Carlos Valenzuela, Jorge Reyes, Aquivaldo Mosquera, Óscar Rojas (George Corral, 34’), Jesús Molina, Rosinei Adolfo, José Martínez (Ángel Reyna, 46’), Daniel Montenegro, Raúl Jiménez y Christian Benítez (Vicente Matías Vuoso, 46’). D.T. Alfredo Tena.  

Guadalajara.- Luis Michel, Jonny Magallón, Mario de Luna, Héctor Reynoso, Javier Ledesma, Patricio Araujo, Antonio Gallardo, Marco Fabián (Carlos Fierro, 84’), Jesús Sánchez (Xavier Báez, 90’), Alberto Medina y Érick Torres. D.T. Fernando Quirarte.

La última victoria del América sobre el Guadalajara data del 25 de octubre de 2009, con marcador de 1-0 anotado por Aquivaldo Mosquera, jugado en el Estadio Azteca. Después vendrían tres triunfos rojiblancos y un empate a cero goles.