Pablo Hermoso de Mendoza salva la tarde

TLAQUEPAQUE, JALISCO (28/ABR/2013).- La plaza de toros El Centenario de Tlaquepaque, Jalisco, se cubrió de fiesta taurina con un marcado y sabroso tinte de charrería. El navarro Pablo Hermoso de Mendoza resultó el máximo triunfador de la tarde, al cortarle dos orejas a su último ejemplar.

Con un retraso de una hora, pero con un gran ambiente, así se arrancó el festín charro-taurino donde partieron plaza Alfredo Gutiérrez, Pablo Hermoso de Mendoza y Arturo Saldívar. Los cuatro ejemplares para los toreros de a pie, procedentes del fierro de Xajay.

Alfredo Gutiérrez abrió plaza y se mostró demasiado cuidadoso en su toreo, manejando prioritariamente las piernas, aunque dejó ver algunos detalles por derecha en su primer astado, para, tras sepultar el acero ligeramente caído, conseguir la primer oreja de la tarde.

Con su segundo, Gutiérrez nada pudo hacer y se fue en silencio, para posteriormente regalar un toro más, con el que lució algunos destellos por la diestra.

Quien se llevó la tarde —como era de esperarse— fue el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, quien saltó al ruedo de El Centenario enfundado en un llamativo traje de charro; con su primer enemigo, un toro que se prestó para el toreo a caballo, el centauro supo aprovechar cada embestida, dejando muestra de su imponente y perfecta cabalgadura, engalanando con los rejones de castigo y luciendo mejor con las banderillas cortas. Ya para concluir su faena, Hermoso de Mendoza erró con el rejón de muerte, dejando ir por lo menos un apéndice.

Ya con su segundo, Pablo Hermoso se sacó la “espinita”, ante un toro parado, que poco se prestó para el lucimiento. A pesar de las condiciones del astado, el navarro supo aprovechar lo poco que traía su enemigo, y se dejó ver con banderillas a dos manos, mostrando las cualidades de su equino, al que sólo manejó con las piernas. En este sí, el ibérico sepultó el acero en todo lo alto, volcando a la afición, quien fuerte pidió los trofeos y así terminar su faena con dos orejas, lo mejor de la tarde.

Quien pechó con el peor lote de la tarde fue el jalisciense Arturo Saldívar; pudo lucir algunas tandas por la diestra en su primer astado, pero ya con el que cerró plaza, el coleta nada pudo hacer, pues las pésimas condiciones de la res le impidieron lucir sus finas maneras taurinas.

Así, la plaza de toros El Centenario, que no pudo llenarse a tope, vivió un evento único en su tipo; cabe señalar que los toros, cumplieron con la carta de presentación en cuanto a hechuras y trapío para una categoría como la de esta plaza.