Olímpicos del 2016, en suspenso

COPENHAGUE, DINAMARCA.- Chicago, Madrid, Río de Janeiro y Tokio -en estricto orden alfabético- cuentan las horas para que llegue este viernes y el Comité Olímpico Internacional (COI) de a conocer la sede de los Juegos para 2016.

La cita es en Copenhague, Dinamarca, donde personalidades que van de la tala de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, y Luiz Inácio Lula da Silva, primer mandatario brasileño, estarán presentes apoyando a sus respectivas ciudades.

Se cree que la lucha final será entre Río de Janeiro y Chicago. Tokio llega a Dinamarca como perdedora, y difícilmente escogerían a Madrid, otra ciudad europea, luego de que Londres organizará los Juegos de 2012.

El solitario “encanto” de Obama  

Chicago, contra el mal recuerdo de Atlanta

Si Chicago no fuera la ciudad que catapultó a Barack Obama, difícilmente alguien apostaría aún por las posibilidades de la nueva aspirante estadounidense a organizar unos Juegos Olímpicos.

La ola de “encanto” mundial provocada por el estadista es la única fuerza que puede marcar la diferencia en un cónclave siempre tan particular como el de los miembros del COI.

La candidatura en sí tiene muchos más inconvenientes que puntos positivos para votantes que siguen consignas, y se fijan en detalles bien distantes a lo que se podría catalogar como normal en un concurso de méritos.

Se pensaba que Obama dejaría sola a su mujer Michelle en Copenhague, e intervendría vía satélite en directo (y sólo la acompañaría Oprah Winfrey, ni siquiera Michael Jordan). Sin embargo, el presidente norteamericano lo pensó mejor y estará presente.

El modelo de organización de Chicago volverá a ser made in USA, es decir, similar al de Atlanta 96, el último gran desastre olímpico por los peligros que supone dejarlo casi todo en manos privadas. Hasta ha surgido, antes de empezar, un caso de un ex asesor que ha comprado terrenos para especular.

Para la elección de 1996, los miembros aún creyeron más (incluso, para derrotar con gran alboroto al esperado centenario de Atenas) en los picnic idílicos que disfrutaron que en las tragedias de “Lo que el viento se llevó”.

Ya no van a volver a picar tan fácilmente, porque el encanto se perdió aún más a partir de 1998, cuando el escándalo de la corrupción de Salt Lake City llevó a la humillación generalizada de los señores votantes. Sólo unos pocos fueron fulminados, pero el resto, y aún son mayoría, juró rencor eterno al prepotente EU que los avergonzó.
Sólo Barack Obama tiene la llave para abrir de nuevo el paraíso olímpico para su país.

Hatoyama estará en Copenhague  

Tokio. Hay indiferencia entre los ciudadanos

“Sería bonito que los Juegos fueran en Tokio. Aunque me es indiferente si no se los dan”, comenta Yuka Yamashiro, profesora de primaria de 29 años, antes de continuar su paseo por la avenida tokiota de Omotesando.

Esta misma vía acogió el pasado miércoles un multitudinario desfile en el que participó la delegación que defenderá la candidatura de la capital japonesa en Copenhague.

Sólo faltó el más importante de sus integrantes y el último en incorporarse a la comitiva: el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama. Su inesperada comparecencia, ansiada durante semanas por el Comité Organizador, puede ser el mejor empujón para Tokio 2016, ya que además de protagonizar el cambio político más importante para el país en medio siglo, Hatoyama ostenta ahora mismo la confianza de muchos votantes (un 70% respalda su nuevo Gobierno).

Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la candidatura olímpica. Tokio es, según las cifras del COI, la ciudad aspirante con menor apoyo popular. Sólo el 55% de sus ciudadanos apoya la celebración de los Juegos en 2016, y un 23% se muestra en contra.

El Comité Organizador ha manifestado que estos datos del COI corresponden a principios de año, y que según sus encuestas realizadas en verano el apoyo ciudadano supera el 70%. Esto significaría que unos 20 millones de tokiotas -el llamado Gran Tokio, que engloba las ciudades periféricas, suma 30 millones- apoyan la candidatura ahora mismo. Sin embargo, cualquiera lo diría al abrir un periódico o al encender la televisión, donde se ignora la candidatura.
El gobierno metropolitano de Tokio va a habilitar un monitor gigante para seguir la deliberación del día viernes, desde el interior de su sede, un enorme y conocido rascacielos en el barrio de Shinjuku.

Lula encabezará la comitiva

Río de Janeiro. Una gran fiesta en Copacabana  

En la playa de Copacabana ya se levanta un enorme escenario de 240 metros cuadrados que el próximo viernes se convertirá en el epicentro de un gran carnaval.

La alcaldía de la ciudad adelanta que unas 100 mil personas (a las que ya se les ha pedido que se vistan de verde y amarillo, los colores de la bandera brasileña) se concentrarán allí para festejar lo que en Brasil muchos ya consideran una victoria segura de Río en la ceremonia de elección de la sede de los Juegos de 2016. Esta cifra, difícil de batir en cualquier otra ciudad del mundo, da buena cuenta del apoyo popular, punto a favor recogido en el último informe de evaluación del COI.

Para garantizar una afluencia masiva a la fiesta, aparte de pantallas gigantes para seguir la ceremonia de la capital danesa, habrá varios conciertos que culminarán con el desenfrenado ritmo de la escuela de samba de Salgueiro, una de las más prestigiosas de la ciudad y campeona del último carnaval.

Río de Janeiro acogió los Juegos Panamericanos en 2007 y será la sede de la Copa del Mundo de futbol en 2014. Éste es uno de los grandes argumentos para garantizar una buena organización en 2016. “Las obras de mejora para el Mundial de 2014 son una garantía para 2016”, comentaba recientemente el ministro brasileño de Deportes, Orlando Silva. Aprovechando los buenos vientos económicos, Brasil ha anunciado una mega inversión de 23 mil 200 millones de reales (ocho mil 800 millones de euros) en infraestructuras para que la ciudad cumpla con las máximas exigencias en 2016.

Mientras, en Río, los cariocas preparan la fiesta del próximo viernes, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viaja hacia Copenhague encabezando la nutrida delegación brasileña. Lula sabe que su presencia puede ser crucial para la victoria.

MADRID. El Rey y Samaranch para la ofensiva final

Madrid, nervios y plena confianza  

A pocos días del veredicto final en Copenhague, la oficina de Madrid 16 es un hervidero.

Miles de detalles a punto de cerrarse, llamadas, merchandising empaquetado, billetes de avión, contactos de última hora. Todavía no está confirmado qué deportistas de prestigio estarán en la cita olímpica. Pau Gasol y Rafa Nadal, los preferidos, son seria duda. Pero hay muchísima ilusión.

La corazonada, como dice Jaime Lissavetzky, es razonada. Los reproches recibidos en los informes de evaluación del COI han sido aclarados mediante las alegaciones remitidas al organismo internacional. “Eran cuestiones formales”, dicen en la candidatura. Creen que las otras aspirantes tendrán más difícil subsanar unas observaciones dirigidas más bien a cuestiones estructurales. Ese trabajo está hecho.

Las presentaciones del día 2 de octubre, un aspecto crucial para rascar votos sueltos, también han sido preparadas a conciencia las dos últimas semanas. La candidatura ha reunido a la mayoría de sus ponentes en la sede de la Concejalía de Economía para ensayar con un escenario muy parecido al de Copenhague. A las pruebas acudió el propio rey Juan Carlos el miércoles de la semana pasada. Él y el presidente de honor del COI, Juan Antonio Samaranch, serán las principales bazas de la ofensiva final en Copenhague.

El domingo partieron los primeros enviados del Ayuntamiento y el lunes lo hizo el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón y el resto de la delegación. El martes habrá un ensayo general y se comenzará a sondear a los primeros miembros del COI que anden por los pasillos del Marriott.

Hoy aterrizarán en Copenhague la mayoría de periodistas españoles y comenzará la tensión informativa y los últimos contactos antes de la sesión plenaria de la asamblea del COI.