Jueves, 10 de Octubre 2024
Deportes | El karate es un deporte para gente ruda, como la de Oblatos, de donde es esta joven

Laura Contreras, del barrio a pelear por el oro

El karate es un deporte para gente ruda, como la de Oblatos, de donde proviene esta joven, esperanza mexicana para subir al podio en los Juegos Panamericanos

Por: EL INFORMADOR

La joven de Oblatos está comprometida con su carácter de atleta local. M. FREYRÍA  /

La joven de Oblatos está comprometida con su carácter de atleta local. M. FREYRÍA /

GUADALAJARA, JALISCO (16/AGO/2011).- La colonia Oblatos es una zona de barrios bravos que deja muy pocas opciones de vida. Laura Sarahí Contreras Cazares eligió la correcta para sobresalir: el alto rendimiento deportivo.

“En mi barrio es una colonia fuerte, de la que han salido los que de verdad tienen ganas”, reconoce la karateca tapatía que representará a México en la categoría de 50 kilogramos de los XVI Juegos Panamericanos Guadalajara 2011.

Oblatos ha sido la cuna de campeones mundiales de boxeo, lucha y futbol. El karate, un deporte de combate que exige canalizar la intensa energía en la técnica adecuada para sumar puntos con palmas y patadas, tiene a Laura como su nueva protagonista.

Comenzó casi por capricho. “Nadie en mi casa había hecho karate. Mi papá quería que fuera gimnasta y mi mamá, nadadora, pero yo siempre que pasaba por las escuelas de karate sabía que era mi disciplina. Los trajes, la energía, los movimientos, los enfrentamientos: todo me apasionaba del karate, así es que después de mucho insistir logré entrar a una escuela de karate”.

El barrio y su esencia de fortaleza fueron parte de su formación: “Para salir adelante en un barrio así, es necesario el apoyo de la familia; siempre he tenido una buena familia y eso ayudó para que tuviera una mejor opción de vida. El deporte lo encontré por mi familia y me dio una nueva opción que, a lo mejor independiente, nunca hubiera logrado. El karate me ha dado muchas cosas: disciplina, inspiración para llegar a metas y muchas oportunidades que nunca me pude haber imaginado, como los viajes, conocer personas o una nueva familia”.

Su nueva familia es karateca. Su suegra, Martha Salazar, es su entrenadora. Y el también seleccionado nacional Julio Salazar es su esposo. “Mi nueva familia es mi apoyo: acompañan mis dobles sesiones de entrenamiento, están conmigo en los viajes y recibo enseñanzas técnicas precisas”.

Las Vegas y Puerto Rico


Multimedallista de la Olimpiada Nacional, sus primeros resultados internacionales llegaron de manera sorpresiva para México en 2009, cuando ella tenía 20 años y ganó el Abierto de Las Vegas. A partir de ahí llegó una serie de competencias y medallas internacionales que le dieron la confianza para posicionarse entre las mejores del Continente… hasta los Juegos Centroamericanos de Mayagüez 2010, en Puerto Rico, en los que se ubicó en la quinta posición.

“El karate siempre fue mi pasión hasta los Centroamericanos. Ahí se me quitaron las ganas. Fue mi primera decepción, me costó trabajo salir de esa racha porque todo estaba previsto para ganar una medalla y se me fue la oportunidad”, recuerda Laura de su experiencia en Mayagüez, “pero le dimos más duro y, como todos los altibajos, llega un momento que queda atrás, pero con una experiencia que me fortaleció para salir adelante y seguir en el deporte”.

Laura tiene rostro de niña. Parece trazada para un comic nipón en el que la protagonista puede transformarse de dulce y carismática a una guerrera de mirada profunda que intimida a sus rivales. Así es también su vida: “Dentro del combate doy todo, con fuerza, con energía; fuera, puedo ser más tranquila. Así he pasado mucho tiempo de mi vida, sacando lo fuerte sólo dentro de la competencia, pero también ya traes algo, porque a los karatecas nos gusta lo intenso”.

Los Juegos Panamericanos de Guadalajara son ahora su inspiración: “Estar viendo a la gente que más quiero y toda la gente que está muy cerca es prácticamente lo que más me emociona, me llena de inspiración y me concentra en que tengo que vencer a mis rivales”.

El análisis de sus oponentes es precisamente lo que está trabajando rumbo a los Juegos Panamericanos de Guadalajara: “Con quien me va a tocar, estoy entrenando aspectos específicos que me hicieron falta el año pasado, que no los había analizado bien y que ahora, siento, serán la diferencia para obtener un buen resultado”.

La joven de Oblatos, barrio de gente luchadora, está comprometida con su carácter de atleta local: “Es el compromiso que tengo en mi ciudad”.

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