Sábado, 30 de Noviembre 2024
Deportes | Lo que parecía una selección ofensiva se volvió un muro defensivo

La mutación de Argentina

Los gauchos se han desmentido a sí mismos y han tomado la senda de sus predecesoras (1986 y 1990)

Por: EL INFORMADOR

Alejandro Sabella, al centro, platica con los jugadores durante el entrenamiento en Vespesiano, cerca de Belo Horizonte. EFE /

Alejandro Sabella, al centro, platica con los jugadores durante el entrenamiento en Vespesiano, cerca de Belo Horizonte. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (12/JUL/2014).- La selección de Alejandro Sabella llegó a Brasil como un equipo tan reputado en ataque como aparentemente descosido en defensa y sin mucha adicción al centro del campo. Su tránsito hasta la final revela lo contrario, su blindaje ante el guardameta Romero le ha permitido escalar hasta quedar a un paso de la cumbre. Al fin y al cabo, ese fue siempre su recorrido en las tres finales mundialistas que ha disputado tras la inaugural de 1930. Los paralelismos son reseñables, ya fuera en tiempos de Maradona o de Messi: encauzó la final del 86 con 11 goles a favor; la del 90, con cinco; y la de 2014, con ocho. Las defensas fueron un calco y en los tres casos solo recibió tres goles.

La simetría quizá tenga que ver, ayer y hoy, con que lo sustancial del molde no ha variado. Maradona entonces y Messi ahora han contado siempre con guardias de centuriones entrenadas por técnicos de la escuela de Estudiantes, Bilardo y Sabella, técnicos que se reservan para sí una cuota de intervencionismo a la hora de proteger a sus ídolos únicos. Esa es su misión, evitar cualquier constipado en defensa y dejar el asunto del ataque en las botas de los astros y algunos auxiliares, ya sean Valdano, Burruchaga, Caniggia, Calderón, Di María o Higuaín. Los tres equipos, los de Maradona y el de Messi, debieron aprender a convivir con los genios, lo que no siempre resulta fácil. En la medida en que la Argentina de Sabella se ha ido acercando a la de aquellas que alcanzaron las finales del 86 y el 90, el equipo se ha hecho más consistente. No tiene elixir, pero apenas concede ocasiones.

En consonancia con el conjunto de Italia 90, también ha encontrado en un suplente a un distinguido atajador de penaltis. Goycochea, reserva de Pumpido, que se lesionó en un partido con la Unión Soviética, lo fue hace 24 años al afrontar dos tandas consecutivas, una frente a Yugoslavia en cuartos —impidió los goles de Brnovic y Hadzibegic y evitó una condena a Maradona, que había fallado antes— y otra contra Italia en la semifinal, cuando despachó al anfitrión al detener los lanzamientos de Donadoni y Serena. Romero, reserva en el Mónaco, frustró a Vlaar y Sneijder. Mascherano, un motivador de primera, se lo sopló antes del juego: “Hoy vas a ser nuestro héroe “.

Ataque imponente venido a menos

Con Messi, Higuaín, Agüero, Di María, Lavezzi y Palacio en la nómina, La Albiceleste partió como un equipo de ataque imponente. En cambio, la defensa se agrietaba con Fernández y Mascherano.

Gota a gota, con el arranque del campeonato apareció el mejor Messi, el autor de cuatro goles en la fase de grupos.

Luego se apagó Messi  pero creció Mascherano y con él todo el armazón defensivo. Lo uno por lo otro. El torneo ha dejado a Leo como capitán y su colega y amigo como general. Aquí radica una de las diferencias entre esta Argentina y la del 86.

Messi se parece más al Maradona del 90, por lo que si en México dieron un estirón los que rodeaban al mito (Valdano y Burruchaga), en Brasil se han agigantado los pretorianos de Mascherano (de Romero a Biglia o Pérez, pasando por Garay y Demichelis).

Por ello, el papel de Mascherano ha sido crucial.

EL DATO

Sabella no continúa


Pase lo que pase el domingo en la final del Mundial, Alejandro Sabella no continuará como técnico de la selección de Argentina después de ese partido ante Alemania en Río de Janeiro, dijo su representante.

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