La antorcha se ensombrece en señal de duelo por el terremoto

PEKÍN.- El fuego de Olimpia ha tenido que ceder, en parte, a las críticas populares que piden que se detenga el relevo de la antorcha olímpica, y se reduzcan los gastos olímpicos en señal de duelo por esta devastadora catástrofe.

A pesar de que el Comité Olímpico de Pekín 2008 ( BOCOG) anunció ayer que no modificaría el relevo de la antorcha y pasará por Sichuan, lugar del epicentro del terremoto, en junio, como estaba previsto, un portavoz señaló a última hora que, aunque mantendrán el trayecto, han decidido crear una "prima a la austeridad".

Con ella, se reducirán cantos, bailes y discursos a lo largo del relevo olímpico, que estaba viviendo una auténtica fiesta desde su llegada a China tras su atropellado paso por el extranjero.

Cada nueva etapa se iniciará con un minuto de silencio empezando con la de hoy, en la ciudad de Ruijin (provincia central de Jiangxi), anunció Sun Weide, portavoz del BOCOG, en declaraciones recogidas hoy por el diario "South China Morning Post".

"Reducir la escala (del relevo) será una muestra nacional de pésame", agregó el portavoz.

Entre las modificaciones, el BOCOG va "a simplificar el proceso", explicó Sun. "Nos vamos a centrar en la simplicidad. Y a crear urnas de donaciones para que la gente pueda ayudar a las víctimas y demostrar su apoyo".

Estas nuevas medidas se aplicarán "de forma indefinida".

La reacción se produce después de que la gente de a pie pidiera desde el lunes reducir el despilfarro olímpico, e incluso cancelar el relevo en Sichuan. "Creo que hay que reducir las celebraciones en un momento en el que el país vive un desastre así", señaló a Efe Ling, una pequinesa que trabaja como analista.

La joven agregó que "habría que bajar las banderas a media asta en señal de duelo por los que han muerto en el terremoto".

La decisión del BOCOG ha sido bien recibida. "Me parece muy bien. En estos momentos la prioridad no son los Juegos, sino el terremoto, y China tiene que mostrar su lado humanitario", señaló a Efe Sun, una financiera de Tianjin.

En Internet, convertido en el foro más importante de opinión en el país asiático en los últimos años, se suceden las peticiones para que el fuego olímpico se solidarice con las víctimas.

En el portal Sina.com un internauta de Shenzhen señala: "La antorcha debe parar su recorrido estos días, cuando todavía hay personas enterradas entre las ruinas. Habría que suspender el relevo en este mismo momento".

"Nuestro país está viviendo una catástrofe tan grande que tenemos que donar todo el dinero para reconstruir Sichuan. Hay que parar todas las ceremonias olímpicas, y hay que bajar las banderas a media asta por los compatriotas muertos", señala un cantonés.

El lunes pasado un terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter sacudió toda China, con un saldo hasta ahora de al menos 12.335 muertos, 17.245 desaparecidos o sepultados y 26.206 hospitalizados, en el peor desastre natural que vive el país desde el seísmo de Tangshan en 1976.

El accidentado recorrido de la antorcha en el extranjero, donde fue hostigada en ciudades como Londres, París y San Francisco (EEUU) por activistas que criticaban la represión china en la región del Tíbet en marzo, se había convertido a su llegada a China a principios de este mes en una fiesta patriótica para contrarrestar las críticas.

Pero el seísmo del lunes está mitigando el fervor olímpico.

"En este momento, que el país sufre esta gran catástrofe, todos tenemos que reunirnos y hacer lo que podamos para ayudar a las zonas afectadas", señala un ciudadano de Shandong en Internet.

Otros, como un residente de Anhui, proponen precisamente modificar el recorrido de la antorcha para que pase por Wenchuan, donde se localizó el epicentro, "para transmitir fe" a las víctimas.

"Pido que los héroes que han participado en el rescate sean relevistas olímpicos", propone un pequinés.

Un internauta de Jiangsu resume el sentir popular con un "está siendo un año muy difícil para China", al recordar las pasadas nevadas, las más dramáticas en medio siglo, las protestas de marzo en el Tíbet, y ahora el terremoto.