Julián Ayala, a ganarse el respeto

GUADALAJARA, JALISCO (07/JUL/2016).- La esgrima mexicana se ha ganado ocho plazas para los Juegos Olímpicos de Río, en agosto próximo, lo que confirma el resurgimiento de esta disciplina en nuestro país, volviendo a figurar en los planos internacionales.

Y una de esas plazas le pertenece al yucateco Julián Ayala, quien en el preolímpico celebrado en Costa Rica, en abril pasado, consiguió su pase en el sable varonil al vencer a su contraparte Teddy Weller, competidor de las Islas Vírgenes.

Para el esgrimista yucateco el boleto conseguido a Río fue el premio al esfuerzo invertido durante el camino que comenzó hace cuatro años, cuando tuvo la oportunidad de ir a Londres 2012, pero en el que no se dieron los resultados y decidiera enfocarse en la justa a celebrarse en Brasil, donde buscará ganar más respeto para la esgrima mexicana.

“A Río más que nada voy a buscar ese respeto. Creo que México ha hecho un buen trabajo en esgrima y voy a consagrar ese respeto para mí y mi gente”, diría Ayala Navarrete, en palabras para el Comité Olímpico Mexicano.

Las competencias internacionales y de fogueo estuvieron siempre en la agenda del yucateco con miras a conseguir ese pase olímpico, hasta llegar a alcanzar el nivel que le permitiera estar en la justa veraniega, logro alcanzado en San José, Costa Rica, en abril pasado, donde pasó algunas dificultades.

Ayala Navarrete encontró el gusto por la esgrima cuando en su natal Yucatán practicaba el pentatlón moderno y siendo la esgrima una de las disciplinas que conforman este evento, el yucateco se concentró en dar su máximo en la modalidad de sable, aunque resultó un poco complicado su camino, ya que se especializaba en la espada cuando competía en pentatlón.

El proceso de adaptación de Ayala al sable tomó algunos meses, pues al haber practicado sólo con espada, existía un poco de confusión al hacer la transición. “Fue complicado, las dos armas son muy diferentes. La espada es más de paciencia, un poco más lenta; en cambio, el sable es más rápido y tienes que pensar más rápido. Había cosas que podía hacer en espada y en el sable no, como cruzar las piernas, correr hacia adelante”.

Pero conforme fue pasando el tiempo, el esgrimista yucateco se fue involucrando cada vez más y sintiéndose más cómodo, lo cual le ayudó a fijarse objetivos claros y llevar la bandera de nuestro país en eventos internacionales que le permitieran hacerse de un nombre dentro de este deporte.

El trabajo rindió frutos y ahora Julián tiene en puerta el reto más importante de su carrera como esgrimista, estar en unos Juegos Olímpicos, donde dice, dará más que el corazón para hacer una representación más que digna en la justa veraniega, y aunque no logre estar entre los medallistas, la meta del yucateco es seguir creciendo y tener otra oportunidad de entregar un resultado importante para nuestro país en la máxima justa deportiva del orbe.