Guadalajara vive con tensión el Clásico nacional

GUADALAJARA, JALISCO (01/NOV/2014).-Se celebró una edición más del Clásico del futbol mexicano entre América y Guadalajara. El resultado, en voces de los aficionados que fueron testigos del partido fue un " clásico empate", juego sin goles en la cancha del Estadio Azteca, en la Ciudad de México.

Pero a 537 kilómetros de distancia, en la Perla Tapatía, en bares, restaurantes y hogares de la ciudad en los que en medio de una gran expectativa se esperaba el momento en el que llegara el encuentro, se vivió una gran tensión a lo largo de los 90 minutos de juego, sobre todo porque las emociones llegaron a cuentagotas y el resultado a pocos dejó contentos.

Ya fuera al calor de las copas, de las cervezas o los refrescos, en medio del sabor de las botanas y los platillos, aficionados al Rebaño y seguidores de las Águilas mantuvieron sus ojos puestos sobre las pantallas que mostraban lo que ocurría en el rectángulo verde del Coloso de Santa Úrsula.

 A la distancia y sin que los protagonistas del juego se dieran cuenta, aficionados gritaban airadamente cuando una jugada no les gustaba o cuando desde su perspectiva veían que algún jugador no peleaba como se esperaba.

Sus rostros eran fiel reflejo de la tensión y el nerviosismo que los 22 jugadores mostraban en la cancha, pero se mantenían a la expectativa de que algo diferente ocurriera, no importaba que el que la generara fuera el del bando contrario, las ganas de ver un gol eran incesantes, pero éstas no eran recompensadas.

A cuentagotas, los gritos de gol se quedaron ahogados en las gargantas de los aficionados, en especial en las de los seguidores de las Águilas, que en la segunda mitad del encuentro tuvieron las más claras.

Mientras eso ocurría, el alivio invadía los rostros de los aficionados Rojiblancos, muchos de ellos sintiéndose víctimas antes del inicio del encuentro, pero que conforme pasaron los minutos mostraron semblantes más gallardos al ver que la zaga del chiverío aguantaba el cero sobre su meta.

Al final, la gran mayoría terminó decepcionada, más por el futbol que mostraron ambos equipos que por el resultado. Pero para algunos otros, sobre todo aficionados al América, el empate sin goles significó una derrota, tratándose del endeble rival que enfrentaban; para los Rojiblancos no terminó siendo lo esperado, pero sí fue una victoria moral el no haber perdido ante el súper líder.

Las alegrías quedaron esta tarde noche guardadas para la próxima ocasión en la que estos dos equipos se vean las caras y al igual que este sábado, muchos de los puntos de encuentro de la ciudad estarán aguardando para ello.


EL INFORMADOR / ALAN RODRÍGUEZ