Gradas blancas en el Azteca

CIUDAD DE MÉXICO.- A las dos de la tarde, tres horas antes de que iniciara el duelo entre las selecciones de México y Jamaica, se abrieron las puertas del Estadio Azteca y comenzaron a fluir los ríos humanos que casi siempre son multicolores, pero esta vez se convirtieron en borbotones albos que poco a poco pintaron hasta saturar de blanco las tribunas de la catedral del futbol mexicano.

El motivo es de todos conocido, la FMF invitó al “jugador número 12” a que apoyara a la Selección Nacional en el partido eliminatorio contra Jamaica, vestidos de blanco para que se expresaran en un solo sentimiento unidos por un México seguro.

Más que aficionados solitarios, los asistentes ayer al Estadio Azteca fueron familias completas, amigos, conocidos, adultos, damas, niños, jóvenes y, en una palabra, corazones que vibraron por un juego limpio en la cancha, en la tribuna y fuera del estadio, pero por sobre todas las cosas, por un México seguro.

El cielo del sur de la capital del país se nubló totalmente a las cuatro de la tarde, una hora antes del silbatazo inicial, pero ni eso ahuyentó a los aficionados que vinieron de todos los rincones para apoyar al “Tri”.

La amenaza de lluvia estuvo patente, pero fue opacada en la tribuna por las porras, los cantos, las ensordecedoras cornetas y el entusiasmo desbordado de apoyo a los nuestros.

En la tribuna, uno que otro despistado se trajo “la verde”, algunos más, la de su equipo favorito, pero irremediablemente fueron borrados por el blanco de la mayoría.

Un sector para 50 personas de la tribuna sur en la plana baja del inmueble, fue resguardado por policías, para ubicar a los seguidores jamaicanos, que fueron tan pocos que se pudieron contar uno a uno hasta sumar 25. De hecho, fueron más guardianes del orden que seguidores caribeños, 50 uniformados se apostaron alrededor de los “reggea boyz fans”.

A las 16:53 saltaron los equipos al terreno de juego para la ceremonia de entonación de himnos, precedidos por la bandera del “juego limpio de la FIFA”, acto seguido, con puntualidad mexicana, el silbatazo inicial de la contienda a las cinco de la tarde con dos minutos, ante el delirio de los aficionados que vehemente imploran por un “México seguro”.