Lunes, 25 de Noviembre 2024
Deportes | Felipe Melo fue el más buscado por los aficionados y reporteros

El ''dunguismo'' acabó con Brasil

El sistema defensivo del ahora ex estratega fue el que finalmente echó a Brasil de Sudáfrica, pues los amazónicos no se les conoce por ser una Selección ampliamente defensiva

Por: EL INFORMADOR

Dunga, ex entrenador de Brasil. GETTY IMAGES SPORT  /

Dunga, ex entrenador de Brasil. GETTY IMAGES SPORT /

RÍO DE JANEIRO, BRASIL (05/JUL/2010).- Hace 16 años, en el futbol brasileño se incubó un virus.

La “Canarinha” llevaba sin ganar el Mundial desde México 1970 y Carlos Alberto Parreira, el seleccionador de entonces, decidió la mutación.

Brasil se europeizó y salió triunfador en 1994, con Carlos Dunga, un futbolista recio, bronco y sin luces en los pies, como máximo exponente del trueque. La cepa se extendió y, con Dunga ya como técnico, Brasil se sintió inmune al fracaso.

Hacia el trono por la vía industrial, sin concesiones al arte que había divinizado a Leónidas, Pelé, Garrincha, Jairzinho, Rivelinho... Incluso a Zico, Falção y Cerezo, que nunca fueron campeones del mundo, pero están grapados en la retina de todos los nostálgicos.

El viernes pasado, este Brasil de brocha larga también fue repatriado antes de tiempo, como el equipo de 1982.

A diferencia de aquel, de este apenas habrá eco. Si acaso se hablará del “dunguismo”.

Ante Holanda, que ganó 2-1, resultó caricaturesco que Brasil se despeñara por dos graves errores defensivos, supuestamente el cum laude de Dunga.

En el primero, tras un centro de Sneijder desde un costado, Julio César y Melo se estamparon y la coronilla de este pasará a la historia. En 97 partidos en los Mundiales nunca un brasileño se había autogoleado. Aunque finalmente, la FIFA, un día después, le adjudicó el gol a Sneijder.

El segundo también fue significativo. Robben lanzó un córner y hubo dos peinadas. La de Kuyt y la decisiva del más bajito sobre el césped, Sneijder, anclado en el área pequeña de Julio César.

El futbol no es bursátil. Prevalecen otros valores. Algunos encuentran atajos de vuelta en el exilio. Otros, como Dunga, se empeñan en capar la escuela más artística que haya existido. El estratega ayer fue cesado de su cargo.

Kaká jugó lesionado, afirman médico


Kaká nunca se recuperó totalmente de las lesiones que lo afectaron en el último tiempo y no estaba en la plenitud de sus condiciones para jugar el Mundial, según el médico de la Selección brasileña.

Al regreso del equipo ayer a Río de Janeiro, el doctor José Luis Runco dijo que en otra situación, “Kaká no habría ni siquiera jugado”.

Agregó que el jugador del Real Madrid estaba “en alrededor del 80 por ciento” de sus condiciones, y elogió su esfuerzo, porque “hizo todo lo que pudo” en los tres partidos que jugó hasta la eliminación de Brasil en la derrota 2-1 ante Holanda.

JOSÉ SÁMANO / El País
 
Costosa eliminación de Brasil

La eliminación de Brasil en el Mundial dejó más de 42 millones de dólares en camisetas, vuvuzelas, gorros y otros artículos “verdeamarelos” apilados en depósitos, según un estudio divulgado ayer por los comerciantes de Río.

Según Daniel Pla, profesor de márketing de la Fundación Getulio Vargas y director de la Asociación Comercial de Río de Janeiro, el fracaso deportivo ahuyentó el entusiasmo de los “torcedores” por la competición, y fue un golpe durísimo para los pequeños comerciantes que habían apostado al hexacampeonato.

“De hecho, los comerciantes estaban esperando vender todavía muchos productos ‘verdeamarelos’. Ahora es muy difícil colocarlos, incluso con 50% de descuento”, dijo Pla a la oficial Agencia Brasil. “Hasta la venta de televisores se verá afectada”, ejemplificó.

Algunas tiendas ya están dando descuentos de 10 a 15% en los aparatos porque esperaban que las ventas continuaran hasta la próxima semana, cuando la Copa llega a su fin. “Todo el mundo esperaba que Brasil llegara al final”, lamentó.

Sin embargo, la decepción tuvo su lado positivo, ya que el comercio tradicional se libró de millonarios perjuicios si la “Canarinha” alcanzaba el partido final de la competición.

“Se invirtieron las previsiones”, señaló Pla, porque los tradicionales comerciantes cariocas estaban proyectando pérdidas superiores a los 500 millones de dólares, debido al descenso en las ventas hasta el final del torneo, como consecuencia directa del avance de Brasil hacia el hexacampeonato.
 
Insultos en la llegada de la “Verdeamarelha”

Con insultos, empujones, llantos y recriminaciones llegó en la madrugada de ayer, la Selección brasileña a su país, luego de la estrepitosa eliminación en cuartos de final del Mundial ante Holanda, por 2 a 1.

El principal blanco de las críticas fue el volante Felipe Melo, autor de un gol en contra que determinó el empate holandés (aunque luego FIFA se lo dio a Wesley Sneijder), y luego responsable de una agresión que terminó en su expulsión, cuando el equipo ya estaba en desventaja.

Después de 10 horas de vuelo, el avión que transportaba a los jugadores de la “Canarinha” aterrizó en el aeropuerto carioca, para permitir el desembarco de algunos futbolistas.

Entre ellos estaba Felipe Melo, elegido por periodistas y “torcedores” como uno de los “padres de la derrota”, junto con el técnico Dunga.

Escoltado por un guardia de seguridad, el volante intentó eludir a los hinchas enfurecidos que le recriminaban su desempeño en el último juego, y se refugió en una camioneta que lo esperaba, conducida por su padre.

En contraste, el arquero Julio Cesar fue bien recibido por los aficionados, que lo aplaudieron y le agradecieron su participación en el Mundial.

“Estoy muy emocionado. Agradezco a la hinchada brasileña. Es fruto de tres años y medio de trabajo. La Selección rescató el amor de la ‘torcida’ por la selección”, dijo el guardameta antes de comenzar a llorar desconsoladamente. El jugador se retiró, confortado por su madre, en un auto particular.

Los jugadores Kleberson, Gilberto Melo, Juan y Thiago Silva también enfrentaron a la prensa, al igual que el médico José Luiz Runco y el asistente técnico Jorginho. Otros resolvieron eludir a periodistas y fanáticos, mientras el resto de le delegación siguió viaje hacia Sao Paulo.

En la terminal paulista de Guarulhos la cosa fue distinta, ya que las autoridades aeroportuarias, alegando razones de seguridad por los tumultos ocurridos en Río, decidieron que los miembros de la delegación salieran por una puerta alternativa para no enfrentar a los fanáticos ni a la prensa.

Así, los hinchas que trasnocharon para manifestarle su apoyo a sus ídolos sufrieron una nueva desilusión, mientras que quienes se preparaban para expresar su enojo por la eliminación se fueron todavía más enfurecidos con el desplante de Dunga y sus jugadores.

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