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Deportes | La moral del máximo organismo del futbol es cuestionada tras sanción a Luis Suárez

El bochorno de la FIFA

La moral del máximo organismo del futbol es cuestionada tras sanción a Luis Suárez

Por: EL INFORMADOR

Luis Suárez sujeta a sus hijos Benjamín y Delfina desde una terraza ubicada en su casa de Lagomar, cerca de Montevideo. AFP /

Luis Suárez sujeta a sus hijos Benjamín y Delfina desde una terraza ubicada en su casa de Lagomar, cerca de Montevideo. AFP /

MADRID, ESPAÑA (28/JUN/2014).- Aparentemente había un cierto consenso en el Mundial, si es que el en futbol se puede hablar de acuerdo, sobre la necesidad de que Luis Suárez fuera sancionado de forma inequívoca por morder a Chiellini. El sentido común invitaba a aplicar el reglamento de inmediato, conceder el derecho de apelar al castigado y zanjar sin mayor dilación un asunto que con el tiempo se ha convertido en un 'show' que ha trascendido a la Copa.

No se ha hablado del castigo que merecía propiamente el futbolista sino que se ha recordado su infancia difícil, sus problemas con el alcohol y su currículo penitenciario en el Ajax y en el Liverpool.

Las redes sociales se han llenado de chistes, bromas y fotomontajes sobre Suárez, comparado con Drácula o Hannibal Lecter, invitado a acudir a un psicólogo o a un veterinario. El escarnio sobre el personaje ha sido a menudo tan excesivo como la defensa irracional que los uruguayos han hecho de su ilustre ciudadano, desde el presidente Mujica al capitán Lugano.

El caso desbordó el ámbito deportivo y se escapó por tanto a su control y muy especialmente al de la FIFA, que juzgó al jugador como futbolista y ciudadano y, de paso, castigó de forma indirecta al Liverpool, su actual club, mientras no hay compensación alguna para el perjudicado.

A Suárez se le puede condenar con nueve o más partidos y multarle con 82 mil euros o 200 mil de acuerdo a la justicia deportiva, siempre discutible. Suspenderle de cualquier actividad vinculada con el futbol cuatro meses, en cambio, es menos razonable y más parece una pena contra un delincuente, al que como tal le está prohibida la entrada a la cancha. Aunque se le ha señalado como un 'hooligan', no se prohíbe en cambio su traspaso.

Hay que mantener el negocio y aplicar el 'fair play'. Así es de hipócrita la FIFA, de nuevo populista y arbitraria: no se sabe por qué meter el dedo en un ojo, dar un codazo, pegar un cabezazo o romper la tibia y el peroné sale más barato que un mordisco. El máximo organismo futbolístico ha perdido cualquier autoridad moral desde que no sanciona la corrupción de sus miembros y ejemplariza sin criterio los castigos a los jugadores.

Luis Suárez merece ser sancionado como futbolista, pero precisa de atención como persona, y la FIFA  no es precisamente el mejor doctor.

RAMÓN BESA /EL PAÍS

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