Diego Silveti, a punto de abandonar el hospital

GUADALAJARA, JALISCO (13/NOV/2012).- Después de la aparatosa voltereta que le propinó el toro sobrero de la ganadería de Bernaldo de Quirós el pasado domingo, el matador de toros mexicano Diego Silveti muestra una evolución satisfactoria de la cornada que su astado le dio en la pantorrilla izquierda.
 
Tranquilo, sin más dolor y con un gesto de serenidad, el coleta ha mostrado buena respuesta ante la intervención quirúrgica a la que fue sometido el mismo domingo por la noche.
 
El parte médico emitido por el jefe de los servicios médicos de plaza señala que la cornada no infirió arterias importantes, pero sí afectó leve el músculo gemelo de la pantorrilla al penetrar el pitón en tres trayectorias; una ascendente de ocho centímetros, una hacia adentro de 12 y una más de siete centímetros.
 
Tras la fuerte voltereta que le causó el burel, Silveti cayó de manera dramática, ocasionándole un esguince de primer grado en las cervicales.
 
A pesar de lo aparatoso, Diego se encuentra de buen ánimo y evolucionando satisfactoriamente, ahora piensa en estar listo para su próxima fecha, que será en la Plaza México el 25 de este mes. "Espero poder estar ahí, en ese compromiso que es uno de los más importantes, hay que refrendar el triunfo".
 
"El doctor me dijo que era muy probable que saliera mañana del hospital, y eso espero. Creo que la tarde del domingo fue muy bonita, llena de expectación y de mucho ambiente en la plaza", dijo Silveti.
 
Asimismo, recordó el trágico momento del percance, y dice "De inmediato supe que traía la cornada, sentí, pero lo que me imposibilitó a salir de nuevo a matar al toro sin duda fue el golpe de la caída, me dejó noqueado y me dolió mucho".
 
A partir de enero, Silveti tiene ya varias fechas firmadas, incluso hay pláticas para volver en febrero a la Nuevo Progreso, cuando se lleve a cabo la segunda parte de la temporada en el coso tapatío.
 
EL DATO

Ésta es la cuarta cornada que Silveti tiene en su trayectoria como torero, además de múltiples fracturas.
 
EL INFORMADOR / ÉDGAR FLORES